El Museo del Pueblo de Asturias alberga una rica colección de fotografías que ofrece un inigualable recorrido por la historia de nuestra sociedad a lo largo de todo el siglo XX. Uno de los archivos fotográficos que custodia es el de Valentín Vega (1912-1997), un fotógrafo de calle, “por necesidad”, que trabajó en la cuenca minera asturiana entre 1941 y 1951. Se trasladaba en bicicleta o en tren, y con su cámara Leica retrató la vida callejera cotidiana. Pocas escenas de la vida de aquel tiempo escaparon a su objetivo: obras, escuelas, cementerios, bares, minas, fuentes, tejeras, mercados, estaciones de ferrocarril, romerías... Personas de clase media y baja, sobre todo niños y niñas, a las que intentaba arrancar una sonrisa en una época en la que el país no estaba para muchas alegrías. Una época dura, pero en la que no faltó el optimismo de quienes tenían la vida por delante. Y nadie captó esa sonrisa, blanco sobre negro, como Valentín Vega…