De mineral, color
De mineral, color ofrece una visión técnica de la producción artística en el Paleolítico superior. Las representaciones se realizaban mediante las técnicas del grabado, de la pintura, del dibujo, o incluso de la combinación de varias. También se conoce el modelado. Si bien, centraremos nuestra atención en la pintura y su aplicación en el arte parietal, del que la cueva de Altamira es referente absoluto.
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Colorantes, pigmentos y 'recetas'
La gama de colores usados se reparte principalmente entre el rojo y el negro, con pocos ejemplos de amarillos o violetas, y con acusadas variedades tonales. Los colorantes consistían tanto en sustancias orgánicas como minerales:
Óxidos de hierro: como la hematites o la goetita, proporcionan los tonos rojizos y amarillos.
Caolín y mica: proporcionan los tonos blancos, muy excepcionales.
Carbón vegetal y óxido de manganeso: proporcionan los tonos negros. Este último también proporciona tonos violáceos.
La complejidad técnica se incrementa con la posibilidad de la existencia de “recetas”, que consistían en el mezclado de pigmentos para conseguir tonalidades diferentes.
Aplicación de pigmentos
Una vez obtenido el pigmento a partir de los colorantes mencionados, este se pudo aplicar sobre la superficie de manera directa (entre el soporte y el pigmento no intermedia nada) o indirecta (entre el pigmento y el soporte se utilizan útiles como plumas, espátulas, pinceles…).
La aplicación de pigmentos ofrece variados recursos como el tamponado o punteado, que consiste en la creación de un área de color a través de la yuxtaposición de varias o muchas puntuaciones. Otra técnica de aplicación sería la aerografía, mediante la cual el pigmento es proyectado hacia el exterior a través de conjunción del soplido y de un aerógrafo, gracias al 'efecto Venturi'.