La exposición permanente está dedicada a “los tiempos de Altamira”. Se articula en dos grandes áreas: las salas del museo dedicadas al arte y la cultura de las sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico superior, y la Neocueva, con la que conocer cómo era la cueva de Altamira hace 15.000 años.
Este sector está dedicado a la figura de Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor del arte rupestre de Altamira. Este descubrimiento, aunque fue erróneamente muy cuestionado en un principio, marcó el comienzo de una búsqueda sistemática de otras cuevas que pudiesen también tener arte rupestre; la conocida como “carrera de los descubrimientos” de principios del siglo XX.
La Arqueología Prehistórica es la ciencia que nos permite reconstruir cómo eran los tiempos de Altamira. A partir de los restos obtenidos en los yacimientos arqueológicos, numerosas disciplinas colaboran en esta reconstrucción: entre ellas la sedimentología, la paleontología, la palinología o la malacología.
Durante el Pleistoceno, otros humanos antes que nosotros habitaron el Planeta y desarrollaron diferentes culturas, desde el primer Homo surgido en África hace 2.500.000 de años hasta nuestra especie Homo sapiens. Antes de Altamira muestra la evolución del paisaje y las especies animales que poblaron Altamira en el Pleistoceno.
En el inicio de nuestra historia, desarrollamos un eficaz modo de vida. Una extraordinaria cultura se extendió por toda Europa, desde los Urales a la península Ibérica, y hasta el fin de la glaciación y el cambio a la era actual (hace unos 10.000 años).
Entre las tareas cotidianas de los grupos del Paleolítico superior se encontraban la caza y pesca, la preparación de alimentos o la elaboración de adornos personales y pieles para confeccionar ropa.
La capacidad de transmitir pensamientos simbólicos por medio de la expresión artística es una facultad cultural innata a nuestra especie. Este espacio muestra ejemplos sobresalientes de arte rupestre y de arte mueble. Los temas del arte, los grandes santuarios, e incluso la música, expresión artística de la que tan sólo conservamos algunos elementales pero curiosos objetos sonoros, son tratados de manera específica.
Del Primer Arte de la Humanidad viajamos en este mismo espacio hasta el arte contemporáneo con obras inspiradas en Altamira. Las obras expuestas complementan la colección del Museo, dialogando con los objetos arqueológicos de las vitrinas, que fueron su fuente de inspiración.
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