Juan Simón Gutiérrez [Atribuido a]
Santa Bárbara aparece en esta obra coronada de rosas, sosteniendo con el brazo izquierdo la torre en que su padre Dióscoro la encerró en su ausencia, hasta que éste volviera con un buen pretendiente con quien casarla. Bárbara abrazó el cristianismo durante su encierro y abrió una ventana adicional junto a las que ya existían en la torre, como símbolo de la Santísima Trinidad. Asimismo, con la mano derecha sostiene la palma martirial, ya que cuando Bárbara eligió a Cristo por esposo, su padre la mandó juzgar –previo martirio-, siendo la sentencia la pena capital, por decapitación, la cual ejecutaría él mismo. Sin embargo, como cuenta la Leyenda Dorada de Jacopo da Varazze, en un giro de los acontecimientos, un rayo alcanzó a Dióscoro y éste cayó fulminado, de ahí el patronazgo de las tormentas de esta santa.
Procede del legado testamentario del marqués de la Vega-Inclán de 1942. En el inventario del mismo se recoge en la Sala 2ª de la entonces Casa del Greco. Se tasó, con marco, en 15.000 pesetas. Se conserva en el museo desde su fundación en 1910 y Tormo y María Elena Gómez Moreno la atribuyeron a la escuela de Murillo; si bien recientemente (julio de 2023) el profesor Enrique Muñoz Nieto ha logrado atribuirla a los pinceles de Juan Simón Gutiérrez.
Se trata de un artista prácticamente desconocido, si bien su trayectoria profesional computaría unos setenta años, durante los primeros hubo de ingresar en el obrador de Murillo, de quien es inequívocamente deudor. Asimismo, de su taller se conocen apenas tres discípulos que llegarían a detentar el rango de maestro, lo cual da buena cuenta del poco reconocimiento profesional por parte de sus contemporáneos. En consecuencia, Juan Simón Gutiérrez nunca alcanzó una posición económica holgada. De hecho, podemos encontrarle en el censo de pobres de la ciudad de Sevilla de 1714, dato en consonancia con lo arrojado en el inventario de bienes que dejó a su muerte.Salto de línea Salto de línea Estos breves apuntes biográficos desdibujan el buen hacer del pintor asidonense, que lejos de reproducir sin más los modelos murillescos, los aprehendió por completo, utilizándolos a voluntad, como podemos contemplar en la obra que nos ocupa. Hasta el día de hoy se le conocen únicamente siete obras firmadas, aparte de otras varias de segura atribución, como es el caso. Si bien nos encontramos ante una producción artística desigual en cuanto a calidad, cierto es que varias de sus obras ejemplifican el máximo esplendor de la escuela sevillana a la muerte de Murillo, contexto en que queda perfectamente enmarcada esta Santa Bárbara.
Aunque el cuadro no se base en ninguna obra directa de Murillo, si que posee algunos rasgos característicos de pinturas propias del artista sevillano, como la entonación clara y luminosa. Asimismo, la riqueza de ropajes y joyas de la santa, que nos muestran la condición de la misma como hija del sátrapa Dióscoro, también evidencian el conocimiento de las calidades de Murillo y de la iconografía por parte de Simón Gutiérrez al representar también la torre con sus tres ventanas.Salto de línea Salto de línea Por el tipo de representación, así como por la búsqueda de una belleza ideal y por el detallismo, esta imagen podría relacionarse con las santas Justa y Rufina de Murillo del Meadows de Dallas.