Luis Tristán (1580-1624)
San Matías aparece con el atributo de su martirio, una alabarda en la mano derecha, y un libro, signo de su labor evangelizadora en Judea y Macedonia, en la izquierda. San Matías fue el apóstol póstumo elegido para sustituir a Judas y habitualmente era el que cerraba este tipo de series de los Apostolados que eran, además, susceptibles de incluir a Cristo, la Virgen y San Pablo.
Este cuadro del apóstol Matías reúne las características esenciales de la producción de Luis Tristán, tanto en la temática como en los rasgos formales. En este caso, la forma áspera y cruda con que está pintada la obra, así como el tipo humano del apóstol, concuerda completamente con la producción de Tristán y su taller en las décadas de 1610 y 1620. El rostro del anciano, con el óvalo muy ancho, caracterizado por la barba desordenada y los profundos surcos en la frente, se encuentra dentro de los tipos varoniles utilizados por Tristán para otros modelos de santos, como San Jerónimo o San Antonio Abad. También en el catálogo de rostros de apóstoles que reúne en su Última Cena de la iglesia parroquial de Cuerva, o en la versión del Museo Nacional del Prado, se pueden relacionar las expresiones enérgicas de los rostros y la serenidad contenida. El precedente fisonómico más evidente es el del monumental San Bartolomé del Museo de Santa Cruz de Toledo.
Dada la composición de la figura, la pintura tuvo que formar parte de una serie dedicada a los apóstoles. El precedente de los apostolados del Greco es bastante claro, una fórmula compositiva que tuvo bastante éxito a tenor de las series conservadas y los ejemplares sueltos que se conservan en diferentes colecciones. Partiendo de los prototipos creados por su maestro, el obrador creaba conjuntos con diferente grado de participación del maestro. Las series de Tristán, sin tener una difusión tan grande como las del Greco, tuvieron cierta demanda en la Toledo barroca afín a las directrices de Trento, y sobre todo tras la desaparición del Greco en 1614. Se tiene noticia de varios apostolados salidos del taller de Luis Tristán son, el primero conocido, el encargado por el regidor Sirvendo en 1612, realizado en tabla, y quien exigió a Tristán en el contrato que habría de ser enteramente "de su mano e ingenio"; el que poseyó otro regidor de Toledo en el siglo XVII, Juan de Mesa, correspondía a figuras de cuerpo entero; el desaparecido de la sacristía del convento los Capuchinos de Toledo, también con figuras de cuerpo entero; y la serie apostólica que perteneció al rey Louis Philippe de Orleans, procedente de los Carmelitas Descalzos de Toledo, que presentaba las figuras de medio cuerpo y con unas dimensiones algo inferiores a las de este lienzo. Por tanto, no es posible asignar este San Matías ninguno de los apostolados conocidos en concreto, bien sea por su tamaño como por el soporte. Las dos versiones, podría tratarse de uno de los apóstoles de tamaño natural que hubiera sido mutilado, o bien siendo la hipótesis más convincente, que estemos ante un prototipo perteneciente a un apostolado hasta ahora no identificado.
Aunque Luis Tristán realizó también retratos y consta por los documentos que pintó naturalezas muertas, sus composiciones más numerosas están dedicadas a las representaciones religiosas que demandaba la Toledo de principios del siglo XVII. En ella observamos además, la representación de objetos de mesa, lo cual nos habla de la importancia del bodegón como uno de los géneros más novedosos de la pintura del siglo XVII. Tristán, frecuentemente, representará naturalezas muertas en sus composiciones más demandadas como son las representaciones de santos.Salto de línea Salto de línea