San Pedro de Alcántara

Luis Tristán (1580-1624)

• DE00030
• Primer cuarto del siglo XVII
• Óleo sobre lienzo

San Pedro de Alcántara fue uno de los religiosos más populares en la España del Siglo de Oro, tanto por su labor como reformador de la orden franciscana, como por su vida extraordinariamente ascética. Luis Tristán utiliza una técnica naturalista para construir una imagen de extraordinaria eficacia devocional, que sin duda revela el paso del pintor por el taller del Greco. El santo crispa las manos y dirige al cielo su mirada ansiosa, llena de fervor místico. El cuadro abunda en referencias a la condición del modelo: su hábito remendado alude a la extrema pobreza de la que hacía gala; el grueso cordón no es sólo el emblema de su orden, sino también referencia a la penitencia corporal; la calavera actúa en ese mismo sentido; y el tintero y los libros sobre la roca nos recuerdan que fue un destacado escritor ascético.Salto de línea Salto de línea Este lienzo por sus dimensiones, carácter y procedencia debe ser considerado como compañero del San Antonio Abad también pintado por Luís Tristán y conservado en este museo. Se trata de una obra en la que se aprecia un claro tono tenebrista como en otros santos penitentes pintados por Tristán y que presenta alargadas proporciones y gesto tétrico. Su fuerte expresividad, unida a la rudeza y a los colores terrosos, contribuyen a reforzar la descripción que del santo, su confesor, hizo Santa Teresa de Jesús, como de una figura "hecha de raíces de árbol".Salto de línea Salto de línea Su cercanía iconográfica le ha llevado a ser identificado, en ocasiones, en catálogos como San Francisco. En este sentido, es interesante la presencia de dos copias de taller de este cuadro que al introducir en las manos de la figura las llagas o estigmas cristológicos hacen que ésta se convierta en San Francisco. La más cercana y de mayor calidad se conserva en el convento de las Madres Capuchinas de Toledo.