Esta imagen representa a Santa Inés una de las primeras mártires cristianas veneradas por la iglesia. Su nombre tomado del griego "agné" significa pura, mientras que en latín "agnus" significaría cordero. De hecho entre sus principales atributos se encuentra este cordero blanco, aludiendo tanto a su nombre como a la visión que tuvieron sus padres, quienes, ocho días después de su muerte, vieron aparecer a su hija con un cordero.
La semejanza de esta representacióncon la imagen de una santa indeterminada conservada también en este museo hace pensar que ambas procedan del mismo conjunto escultórico, un retablo de pequeño o mediano tamaño en el que las esculturas formarían parte de alguna calle lateral o banco. Estas esculturas pertenecen a la escuela andaluza barroca, y han sido relacionadas o con el taller de Pablo de Rojas o con el taller de Alonso de Mena. En ese caso la destacable policromía podría deberse al taller de Pedro Raxis, colaborador habitual de ambos talleres escultóricos.