Retrato de don Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII Marqués de Cerralbo
Ca. 1903.Salto de línea Óleo sobre lienzo.Salto de línea 204 x 115 cm.Salto de línea Inv. 1807.Salto de línea Ubicación: Galería I
Bibliografía: NAVASCUES, P. DE / CONDE DE BEROLDINGEN, C.: El legado de un mecenas. Pintura española del Museo Marqués de Cerralbo. P. 120.
José Soriano Fort estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, donde fue discípulo de Alejandro Ferrant y Fischermans. Destacó como retratista, pintor de género, de historia y fresquista, presentándose con frecuencia a las Exposiciones de Bellas Artes. El Marqués lo tomó bajo su tutela junto a Máximo Juderías Caballero para decorar el palacio de la calle Ferraz, donde ahora se ubica el Museo Cerralbo. La mayoría de su obra se encuentra en este palacio-museo, excepto la obra Desgraciada, que conserva el Museo del Prado y que ganó varios premios artísticos de la época.
Esta obra representa al mecenas y fundador del Museo Cerralbo, don Enrique de Aguilera y Gamboa (1845 – 1922) Aparece retratado de cuerpo entero junto a una mesa en una de las estancias del palacio madrileño donde actualmente se ubica el museo. Está vestido con uniforme de gala de Maestre de Granada que se conserva actualmente en el Salón Vestuario del Museo Cerralbo.
El uniforme consta de chaqueta y pantalón negro con bordados dorados y galón en bocamangas de color carmesí y chaleco, camisa y corbata de lazo blancas. La mano izquierda enfundada en guante blanco sujeta el guante de la mano contraria apoyándose en el espadín que lleva colocado a la cadera. La mano derecha desnuda sujeta un sombrero negro con adornos dorados y rojos y plumas blancas. Añade a su atuendo las condecoraciones que don Carlos le otorgó en reconocimiento a sus servicios al partido carlista en 1895 y 1896: el gran Collar y la placa de la orden del Espíritu Santo, la placa y la banda azul de la orden de Carlos III y el vellocino de la orden del Toisón de Oro.
Sobre una mesa estilo Luis XV, que actualmente se conserva en el Despacho del Marqués, aparecen algunos de los objetos de colección de este, con lo que se quiere mostrar su gran afición a las artes y el coleccionismo. Así aparece la celada que según la tradición perteneció a Filiberto de Saboya, una manopla de arnés, un skyphos del siglo IV a.C. y varios libros y manuscritos. En el suelo una alfombra de rico colorido y al fondo, un cortinaje de damasco rojo recogido a la derecha, asomando la base de una columna.
Con todos estos símbolos se quiere mostrar al espectador el prestigio, la relevancia social, la opulencia económica y los gustos del Marqués de Cerralbo. Así los libros, manuscritos y piezas de armería muestran sus importantes investigaciones históricas y artísticas y su afición por la poesía, el skyphos es el símbolo de su faceta arqueológica y las condecoraciones que adornan el uniforme su actividad política.
El rostro está idealizado y no se corresponde con la edad del Marqués en el momento de su realización, que contaba con cincuenta y ocho años. Los colores resultan demasiado estridentes y la pose muy poco natural, pero cumple perfectamente con la intención de mostrar un personaje influyente, culto y de gran prestigio en su época; colgando de las paredes de un palacio visitado habitualmente por la “flor y nata” social, política y cultural del momento.