Retrato de niño
Italia o Sevilla, primer tercio del siglo XVII. Salto de línea Óleo sobre lienzo, reentelado. Salto de línea 49 x 37 cm. Salto de línea Inv. 3771. Salto de línea Ubicación: Salón del Billar
Bibliografía: Guías del Museo Cerralbo. Salto de línea Catalogación: Fernando Tabar Anitua.
Se encuentra en la Sala del Billar y representa a un niño de unos ocho a diez años, de busto y vuelto de tres cuartos hacia su izquierda. Una luz dirigida que procede del lado derecho ilumina su rostro y lo modela con acentuado claroscuro, haciéndolo destacar sobre el fondo negro. Adquiere así una corporeidad tridimensional que refuerza la punta doblada y escorzada de su golilla blanca. El artista ha sabido captar de manera magistral la ingenua espontaneidad del modelo infantil, con una frescura e inmediatez que hacen representativa a esta pequeña obra del primer naturalismo del barroco. La técnica acabada y la iluminación tenebrista que presenta forman parte también de la lección bien aprendida de Caravaggio (1571-1610), que se difunde rápidamente por Europa debido al entusiasmo de artistas jóvenes, que veían el manierismo precedente como un estilo del pasado, y a la aceptación inicial de la Iglesia.
La finalidad de esta pintura pudo ser dejar constancia de una persona allegada al pintor por su carácter íntimo y modesto atuendo, tan distante de los aparatosos retratos de encargo de jóvenes nobles. También pudo ser tomado del natural para utilizarlo en otras composiciones, como hacía Velázquez según su suegro Francisco Pacheco, con un muchacho al que tenía contratado y que aparece en varias de sus obras sevillanas.
En los inventarios antiguos del Museo el cuadro figura como obra de Zurbarán y posteriormente como obra anónima española del siglo XVII, y es así como lo recogen sus guías sucesivas.