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Comunicación

Para difundir correctamente el patrimonio cultural, es imprescindible, como en cualquier otro ámbito, realizar un buen plan de comunicación. Permite diseñar las líneas y estrategias, las actividades, la programación de objetivos a alcanzar y la definición del mensaje y el tono a emplear. Los objetivos pueden variar: animar a la participación, vender entradas, generar vínculo territorial, etc. Ya sea un objetivo concreto o más abstracto, será el que marque el resto de los elementos: el público, el medio, el tipo de mensaje y el calendario de acciones.

Muchas veces los promotores de los proyectos cuentan con medios propios, como perfiles en redes sociales, webs, listas de distribución de correos electrónicos, etc. Otras veces, se busca que sean otros los que hablen del proyecto, es el caso de la difusión a través de los medios de comunicación. En este sentido, una nota de prensa enviada a los medios o una convocatoria para que acudan a una actividad puede ser la herramienta para transmitir un mensaje. Otro ejemplo puede ser contar con líderes de opinión o influencers.

Una vez identificado el público objetivo, distinguiendo distintos tipos de público según su edad y nivel de familiarización con el patrimonio cultural y las nuevas tecnologías, se elegirá un medio u otro y se adaptará el lenguaje y el estilo del mensaje al soporte.

Para favorecer la accesibilidad, existen otros formatos de difusión como el aprendizaje lúdico (gamificación) o experimental. Por otro lado, las herramientas alternativas como los sistemas de comunicación multisensorial son interesantes de cara a crear contenidos comprensibles.

Sin embargo, para públicos especializados o con intereses concretos, un formato más eficaz pueden ser los cursos y seminarios. Las jornadas formativas permiten espacios idóneos para presentar investigaciones, proyectos y casos de buenas prácticas, abriendo un foro para el intercambio, el debate y, por supuesto, el aprendizaje y enriquecimiento de experiencias. Y otra línea de difusión son las publicaciones. A través de ellas se pueden recoger memorias de intervenciones e investigaciones, así como articular testimonios de patrimonios culturales de forma documental, creativa, participativa, etc.

Finalmente, es importante avanzar y enriquecer el binomio patrimonio-educación, que se fortalece a medida que se asciende en la escala educativa. Por otra parte, la capacitación de formadores se establece como prioritaria en la elaboración de acciones y guías educativas que potencien, con metodología didáctica, el conocimiento del patrimonio cultural.

Pulse para ampliar Mapa conceptual de la comunicación patrimonial

Buenas prácticas en comunicación

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