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05/07/2021
Actualidad
El Museo Nacional del Teatro (MNT) –unidad del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM)– acoge desde hace unos días a unos ilustres habitantes que, a partir de ahora, formarán parte de su exposición permanente: Carlo Magno a lomos de su corcel, Melisendra, Gayferos, el Rey Basilio y un Guardia real. Un conjunto de marionetas de hilo que realizó el pintor Ignacio Zuloaga por encargo de su amigo Manuel de Falla, quien las utilizó en su ópera de cámara para títeres «El retablo de Maese Pedro».
El montaje más importante de este título, cuyo libreto está inspirado en el capítulo XXVI de la segunda parte de «Don Quijote de la Mancha», se representó en marzo de 1928 en la Ópera Cómica de París, con Héctor Dufranne en el papel del ingenioso hidalgo de la Mancha, M. Salignac en el de maese Pedro, y mademoiselle Kaurienska en el de Trujamán. Además de las marionetas, Zuloaga confeccionó los decorados: de fondo escénico, pintó un patio castellano basado en el de la segoviana posada de Vizcaínos, y para dar cabida a la acción del retablo, elaboró una tartana, en la que discurría el romance medieval.
En diciembre de 1945, se estrenó una nueva versión de esta ópera en el Teatro María Guerrero de Madrid, bajo la dirección escénica de Luis Escobar y la musical de José María Franco. En esta ocasión, los figurines y los decorados eran obra de Vicente Viudes, quien, ese mismo año, restauró los títeres de Zuloaga que ahora podemos contemplar de nuevo.