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Recortable

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Número de inventario: 33788. Madrid.

Papel. 39,8 x 27,5 cm.

La exhibición de animales ha sido una constante en los espectáculos circenses. Cabe recordar que el circo nace en Londres a mediados del siglo XVIII como un espectáculo eminentemente ecuestre. Sin embargo, la exhibición de fieras y animales salvajes es un poco posterior. No obstante, los animales son parte integrante del circo y éste no llega a entenderse de una forma cabal y completa sin su presencia (J. F. Higuera Guimerá, 1998: 243-244). El exotismo, la intimidación, el atractivo y hasta la inquietud que provoca la presencia de fieras en la carpa, son razones fundamentales de la supervivencia de este espectáculo, como bien lo demuestra la cartelería propia de él (J. Villarín, 1979: 131). El reclamo de presentar conjuntos impresionantes de animales en las carteleras ha adquirido categoría de hábito inevitable en numerosas compañías.

Las tareas de doma y domesticación, una de las labores de más vistosidad con que cuenta el circo, se basan en la idea de la superioridad del ser humano sobre las bestias (J. Villarín, 1979: 221). La actuación en el circo con los animales presenta características muy distintas ya se trate de animales domésticos o salvajes. El animal por excelencia en el circo es el caballo, ya que ennoblece considerablemente el espectáculo (J. F. Higuera Guimerá, 1998: 245 y 252). Jinetes y domadores realizan con ellos vistosos ejercicios acrobáticos. A los perros se les presenta, bajo la carpa, disfrazados o con algún adorno realizando números de equilibrismo, salto o acrobacias, siendo unos de los animales más dóciles de todos –como se ve en el recortable de 1926-1940, fabricado por Paluzie–. Las fieras salvajes son imprescindibles en el circo, sobre todo leones y tigres, al igual que es importante la presencia de osos. Sin embargo, la doma de fieras salvajes entraña un riesgo indudable. Los osos, aunque podemos verlos realizando números de equilibrismo y acrobacia, incluso conduciendo motos o bicicletas, suelen llevar bozal para evitar peligros, debido a su carácter rebelde. A los tigres y leones podemos verlos comportándose bien “dóciles” como perrillos amaestrados o en las actitudes más feroces que cabría imaginar. Aunque en este cartel no aparezcan reflejados, en el circo no se descarta la presencia de ningún tipo de animal, viéndose elefantes, chimpancés imitando actitudes humanas, cocodrilos, palomas, cabras, cerdos, focas e incluso delfines (S. Gasch, 1947: 109-111).

DHM

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