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Barca

Barca

Número de inventario: 49480. Zona del Tajo.

Madera. 72 x 212 x 159 cm.

La presencia de barcas para pesca fluvial es, evidentemente, una constante en los grandes ríos o lagunas. Existe una variada tipología y diferenciación de tamaño en las barcas fluviales españolas, así como en su forma de propulsión –remos, como en este ejemplar, o perchas como en la Albufera valenciana–, que no han sido demasiado estudiadas desde el punto de vista de uso y sí algo más desde el de la fabricación. La adaptación al medio fluvial conduce bastantes veces a la presencia de fondos planos y amplias superficies de contacto con el agua.

J. Mora Aliseda (1988), que ha estudiado la pesca fluvial extremeña con este tipo de barcas, indica que este modelo se documenta en el Tajo, mientras que otras, estrechas y alargadas, de los que también hay ejemplares en el Museo, aparecen en el Guadiana. Además, anota que son barcas individuales, o para dos personas, que pueden actuar en grupo, desde las que se lanzan redes de varios tipos para practicar pesca de cerco, de rastreo o de costana (que implican diferencias en las técnicas, las especies capturadas y las épocas de ejecución). Según localidades y personas, este trabajo se dirigía al autoconsumo o a la venta en ámbitos diversos, no sólo locales.

Ya en 1524 está constatada la utilización de barcas de fondo plano en el Guadalquivir, sirviendo para el transporte de la pesca por las ciudades ribereñas, como ha anotado P. Hernández Íñigo, citado por J. C. Aznar Pérez (2001: 293); este autor señala, además de las barcas, la existencia de barcos, de mayor calado y tamaño que faenan hacia la desembocadura.

Pieza donada por José Antonio Valverde.

JLMC

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