Año de inscripción: 2011
La Sierra de la Tramontana, situada a lo largo de la costa noroeste de Mallorca, es una región montañosa muy escarpada donde se levantan las cimas más altas de la isla. Su paisaje cultural, modelado por el hombre a lo largo de los siglos, fue declarado Patrimonio Mundial en el año 2011.
En este escenario calcáreo, habitado desde la Antigüedad más remota hasta nuestros días, el ser humano ha tenido que adaptarse a sus recursos naturales creando un entorno vivo donde fortalezas, santuarios, pueblos, bancales o acequias dibujan en el paisaje la huella del paso del hombre.
Su situación geográfica, alejada de las tierras continentales y en la frontera entre África y Europa fue la causante de un fuerte aislamiento y de sucesivas invasiones. Con cada conquistador se introducía en la zona una nueva cultura y todas ellas han dejado sus huellas en la Sierra de la Tramontana. Ejemplo claro de esto lo encontramos en los yacimientos arqueológicos, en las cuevas de enterramiento en Muleta, los talayots prehistóricos de “Sa casa des Moro”, las “cases de possessió”, el puente romano de Pollença o la peculiar combinación de los sistemas hidráulicos aplicados al regadío de origen islámico y los sistemas de cultivo del olivo y la vid de origen cristiano.
El hombre, al servicio de este medio muy condicionado por los escasos recursos que ofrece, ha conseguido una intensa transformación en base a la construcción de bancales en las laderas para el cultivo del olivo, a la extracción, canalización y conducción del agua para conseguir zonas de huerta y regadío, y a la consolidación de todo un sistema agrícola en una zona montañosa basado en el uso de la piedra en seco y en el manejo inteligente del territorio. Pero además, los senderos creados no son todos tangibles sino que toda una estructura inmaterial relacionada con el medio y sus usos se ha ido cimentando llegando hasta nosotros numerosas manifestaciones.
Con la declaración Patrimonio Mundial de la Sierra de la Tramontana, se pone de relieve el valor de la acción conjunta del ser humano y de la naturaleza en esta realidad dinámica de gran fragilidad.