La ciudad morava de Zlín se reviste de una personalidad arquitectónica única debido a su unión con el sistema productivo de la fábrica de calzado Bat’a. Constituye todo un ejemplo de transformación de ciudad tradicional a núcleo industrial. Se trata de una estética industrial, austera y uniformizada. Ladrillo, ventanas con marcos metálicos y una misma estructura interna que une arquitectura y urbanismo funcionalista hicieron de Zlín, una imagen de marca y también de referente mundial.
La transformación producida por la familia Bat’a ha dejado en Zlín un legado más profundo, y es que toda la nueva Zlín auspiciada por la familia Bat’a se hallaba orientada a la fábrica: sus servicios e infraestructuras eran estrictamente funcionales. Se puede decir que Zlín era la ciudad creada por Bat’a para sus trabajadores.
Lo más importante desde el punto de vista de la identidad europea, es la idea de Bat’a en torno a un mercado libre que, en el contexto de la época, estaba marcado por barreras aduaneras y económicas, por lo que su proyecto representa un gran avance en su tiempo. Para poner en marcha su proyecto, él no exporta el producto terminado sino el conjunto industrial, es decir, las ciudades industriales realizadas según el modelo de Zlín.
Destaca además la idea de la circulación libre de las personas, que contribuye igualmente con gran importancia para la identidad europea. Allí llegan desde todas partes del país jóvenes emprendedores que tienen aquí la oportunidad de conseguir sus logros, y que serán en el futuro los depositarios de las ideas de Bat’a y sus embajadores por el mundo.