Es una ciudad con un relevante patrimonio cultural y arquitectónico, y una importante tradición intelectual, en la que además conviven más de diez grupos étnicos diferentes. Durante el siglo XIX y parte del XX era la puerta de entrada de las influencias del occidente de Europa a los Balcanes y Oriente por ser el más importante puerto búlgaro del Danubio. El contacto con otras ciudades, como por ejemplo, Viena, Budapest o Bucarest, hicieron de Rousse el centro irradiador de las novedades y avances europeos en pensamiento político, económico y filosófico.