Joan Fuster i Ortells (Sueca, Valencia, 1922-1992) -abogado, historiador, crítico literario, poeta y ensayista-, es una de las figuras más relevantes de la intelectualidad valenciana del siglo XX.
Desde su Sueca natal, donde permanecería hasta su fallecimiento, dio a conocer su obra y su pensamiento. De orígenes humildes, pero con apoyo familiar para perseverar en su educación, desarrolló una temprana pasión por los libros y la lectura, además de por la historia local, lo que le llevó a interesarse por la lengua y la cultura valenciana.
Fuster ejerció durante algún tiempo como abogado, profesión que abandonó para entregarse a su vocación literaria. Empezaría como columnista y crítico literario, a través de una formación autodidacta como poeta y articulista. Su primera pieza, “Vint-i-cinc anys de poesia valenciana”, publicada en el diario Las Provincias, recogería este interés constante por la literatura, especialmente la valenciana, interés que se aquilataría durante la década en que ejerció de codirector, junto a Josep Albi, de la revista Verbo. Sus primeros libros, poemarios -Sobre Narcís (1949), Ales o mans (1949), Terra en la boca (1953) o Escrit per al silenci (1954)- fueron forjando su prolífica trayectoria en el mundo de las letras, al tiempo que los diarios de Valencia Levante y Jornada lo incluyeron entre sus articulistas para escribir sobre cuestiones culturales. Sus ingresos económicos eran escasos, pero se complementaban con las dotaciones de concursos literarios a los que se presentaba y con encargos puntuales de editoriales.
Fuster evolucionó desde la poesía hasta emplear en su variada obra una multiplicidad de técnicas para desarrollar distintos géneros, cultivando, sobre todo, el ensayo largo, en el que combinó estudios sobre historia cultural y lingüística del País Valenciano con otros de contenido más ampliamente humanístico, llegando a publicar, entre otros medios, en la Revista Valenciana de Filología.
En 1962, con su obra más reeditada, Nosaltres els valencians, se adentró en la forja de la identidad cultural valenciana y logró concebir un auténtico libro de cabecera para conocer la historia y la cultura del País. El País Valenciano (también de 1962) le valió una campaña de descrédito que llevaría a numerosos diarios a vetar sus colaboraciones, polarizando a afectos y desafectos a sus opiniones políticas y sociales y llegando al extremo de hacerle sufrir dos atentados.
Manifestando una actitud pública firmemente comprometida con las libertades democráticas, centró su obra en la reflexión continuada sobre aspectos culturales, sociológicos y políticos del País Valenciano. Su visión implicada y diacrónica para con su tierra se plasmó a lo largo de sus múltiples ensayos y encontró en los aforismos un medio de expresión sintético de su “humor paradójico” y su postura moral, a menudo creando discrepancias que le llevarían a ser objeto, como ya hemos dicho, de hostilidades institucionales y particulares, silenciamiento por parte de los medios de comunicación y represión censora.
Fuster recibió numerosos galardones literarios y cívicos a lo largo de su carrera, comenzando por el Premi dels Jocs Florals de la Llengua Catalana celebrats a l’exili (1950). En 1972, se creó el premio de ensayo que lleva su nombre. Fue distinguido, asimismo, con el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes (1975), con el Premi de les Lletres del País Valencià (1981) y con la Medalla d’Or de la Generalitat de Catalunya (1983). Un año después, el Ayuntamiento de Sueca lo nombró Hijo Predilecto.
Entre sus múltiples reconocimientos académicos, cabe destacar que fue profesor y catedrático de la Universitat de València y Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Barcelona y por la Universidad de Barcelona, y que fue miembro asimismo del Instituto de Estudios Catalanes, del Consejo Valenciano de Cultura y de la Institución Valenciana de Estudios e investigaciones, llegando a dirigir el Instituto de Filología Valenciana. De 1987 a 1991 fue presidente de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana.
En 1993 la Universidad de Valencia creó en su honor la Cátedra Joan Fuster, dedicada a actividades de investigación y difusión en torno al escritor.
A título póstumo, el Consell de la Generalitat Valenciana le concedió la Alta Distinció al Mèrit Cultural.