Real cédula de Felipe II dirigida a Álvaro de Bazán, I marqués de Santa Cruz, dándole orden de seguir los pasos a Francis Drake y ver el modo en que podrá escarmentar a los ingleses.
Odón, Teruel. 1586-05-18.
Español. Letra humanística.
ARCHIVO HISTÓRICO DE LA NOBLEZA. SANTA CRUZ,C.48,D.7. Fol 20.
El Rey.
Marqués de Santa Cruz, primo, mi capitán general del mar Océano. Vuestra carta de 11 deste se recibió a los 16 con el parecer que se os embió a pedir sobre lo del Armada, y aquí se tratará solo deste punto, y a los demás de las vituallas y otras provisiones se satisfará como suele por Consejo de Guerra.
Es assi que el embiar a Álvaro Flores con solo lo que está en Cádiz, no careze de dificultades como muy bien lo apuntays, mas con todo, haviendo entendido que Draques, después de robado y rescatado a Stº Domingo salió de allí sin hacer pie[1], y creyendo q[ue] le podrá hacer menos en otra parte, mediante el favor de Dios, por estar en todas las demás[2] prevenidos y aperçebidos y sus fuerças no ser tantas como dicen, estoy en q[ue] vaya Álvaro Flores[3] con la más brevedad que se pudiere para que pueda llegar antes q[ue] entren los huracanes, por q[ue] allá no estén tanto tiempo si abrigo de fuerças mías y se recoja el oro y plata, que es el fin al que él ha de yr, y por camino tan diverso del q[ue] de razón ha de hazer a la buelta el enemigo que apenas se podrán topar, y assí he mandado que el Duque de Medina Sidonia q[ue] se halla en aquellas partes dé prisa y calor a su partida, y que Álvaro Flores vaya embiando los avisos que topare de Draques para que por ellos se tome mejor resolución en lo que vos haveys de hazer.
Mas por q[ue] alçar agora mano de las prevenciones començadas y aguardar a hazer las todas quando vengan los dichos avisos no sería lo q[ue] conviene por el tiempo que se perdería quando viniesse la ocasión, parezce q[ue] lo mejor será q[ue] se vaya dando prisa a todo lo q[ue] estaba acordado, y que vos veays los navíos que se os havran de acresçentar por los q[ue] en los de arriba se os quitan, y penseys q[ue] forma havría para castigar y hostigar al enemigo si pudiessen atajar los passos a Draques y encontrar le a la vuelta q[ue] se cree dará, o si esto en la mar es incierto como se vee que lo es, que otra forma de venganza se podría intentar este año que escarmentasse y doliesse a ingleses, tocando les en sus casas proprias o en Irlanda o en otra parte en tanto que Dios dispone lo que más será servido en el negocio principal sobre que los días passados me escrivistes, y agora holgare de tener de nuevo v[uest]ro parecer sobre todas estas materias, contal q[ue] sea con el sumo secreto que ellas requieren, siendo este la parte principal para el acertamiento destas cosas, y su cuchillo el publicar se, pues en viniendo se a entender casi se impossibilitan, encargo os mucho que con este miramiento me advirtays todo lo q[ue[ se os offrezciere, y os vays poniendo apunto para salir en conviniendo, que yo de mi parte ordenaré que todo se provea y prevenga como más se viere convenir para restaurar los daños recebidos y hazer la demostración q[ue] se hallare ser menester. De Odón a 18 de mayo 1586.
Yo el Rey
[Firma de Felipe II]
El documento SANTA CRUZ,C.48,D.7 ha de encuadrarse dentro de los hechos que condujeron a la guerra Anglo-española de 1585-1604. Un conflicto que enfrentaba a Felipe II e Isabel I de Inglaterra, y cuyo evento más sonado sería el descalabro de la Gran Armada española conocida popularmente como La Armada Invencible.
El corsario Francis Drake ya había realizado varias incursiones en las costas del Caribe desde 1569. Dirigiendo sus primeros ataques a embarcaciones españolas de poca entidad, sus hazañas irían siendo progresivamente más notables, lo que le valió el favor de la reina Isabel, que le concedió patente de corso, y un aumento de su fama entre propios y extraños.
Como era de esperar, las acciones piráticas de Drake no fueron del agrado del monarca español, quien solicitó a su homóloga inglesa el cese de tales actividades y la devolución de los bienes robados. Sin embargo, la reina Isabel no reconocía de forma oficial los ataques de Drake, que eran justificados como empresas realizadas por iniciativa particular del corsario.
Entre tanto, las relaciones diplomáticas entre ambos países iban siendo cada vez más tensas: a los actos de corsarismo había que sumar el encarcelamiento de María I de Escocia, de religión católica; el apoyo inglés a la insurrección flamenca que atentaba contra los intereses de Felipe II y la anexión de Portugal al conglomerado dinástico de los Austria, que venía a reforzar la hegemonía del monarca español en América. Con esta situación, la expedición que Drake llevó a cabo en 1585-86 contra varios enclaves españoles en el Caribe supuso, de facto, la declaración de guerra entre ambas potencias.
Fue en este contexto cuando Francis Drake, apoyado por varios particulares que contaban con pingües recursos económicos y por la propia reina, emprendió su ataque contra Santo Domingo, un objetivo altamente simbólico en tanto que era la ciudad más antigua del Nuevo Mundo fundada por europeos y la más grande de la isla de La Española. Puesto que, por entonces, los habitantes de Santo Domingo ignoraban lo tenso de la situación, el ataque inglés les sorprendió y, desprevenidos, fueron incapaces de contener la embestida liderada por Drake. El gobernador de la ciudad se dio a la fuga y esta fue saqueada y parcialmente destruida.
Si bien los beneficios no fueron tan abundantes como hubieran esperado los promotores de tal expedición, había quedado claro que la América española era vulnerable. El ataque a Santo Domingo (y posteriormente a Cartagena de Indias) tuvo sobre todo un componente de gran carga simbólica que daría aliento a los ingleses para emprender posteriores acciones bélicas contra España, incluso en la misma Península.
Por su parte, Álvaro de Bazán, I marqués de Santa Cruz, y a la sazón capitán general del Mar Océano, tendría la misión -como queda reflejado en la real cédula que estamos comentando- de parar los pies a “Dragón” inglés y asegurar así la flota de Indias que venía cargada de metales preciosos en dirección al Viejo Continente.
Y es que Álvaro de Bazán y Francis Drake, llegarían a ser “viejos conocidos”. Los dos lobos de mar midieron sus fuerzas en diversas ocasiones, por ejemplo cuando Drake emprendió su ataque contra Cádiz, en 1587 - sin previa declaración de guerra- y contra la flota liderada por el propio marqués de Santa Cruz que en ese momento se hallaba surta en Lisboa.
La muerte de Bazán en 1588, impediría que éste dirigiera la expedición de la Armada Invencible, que en su lugar sería capitaneada por el duque de Medina Sidonia ese mismo año.
La confrontación hispano-inglesa se prolongaría más allá de la muerte de ambos monarcas, hasta la firma del tratado de Londres acordado por Jacobo I y Felipe III.
Salto de línea
[1] Sin detenerse, sin tocar tierra.
[2] En todas las demás [partes].
[3] Se refiere a Álvaro Flórez de Quiñones (1549-1591). Capitán de la flota de Nueva España.
Ortigueira Amor, Jose A.; Poggio Capote, Manuel; Hernández Correa, Victor J. y Hernández Martín, Luis A. "La expedición de Francis Drake a las Indias Occidentales (1585-1586) y el ataque a Santa Cruz de la Palma: apuntes de estrategia naval y otras noticias histórico culturales". Tebeto. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura. Anexo 7: Piratería en Canarias: Francis Drake. Santa Cruz de la Palma: Real Sociedad Cosmológica (2014). pp.107-186.