Las recetas médicas son documentos que se usan de forma cotidiana para que se administren medicamentos bajo prescripción sanitaria y desde las farmacias se puedan vender dichos productos a sus portadores.
Estos documentos son empleados por cualquier persona que sufre dolencias y precisa de tratamiento médico profesional, fundamentalmente a través de médicos de atención primaria, y aunque han sufrido muchas variaciones formales a lo largo del tiempo y en función del sistema sanitario, en todo momento se han caracterizado por tener una naturaleza tremendamente efímera, ya que una vez que el medicamento ha sido debidamente administrado por la farmacia y cobrado, el documento pierde toda validez y suele ser descartado y destruido porque la información que contiene queda oportunamente registrada en otros documentos como son los historiales clínicos.
En cambio, cuando no existen esos historiales clínicos, la información contenida en las recetas pasa a ser algo sumamente importante de cara a identificar qué medicamentos se administran a los pacientes y qué patologías padecen. Además, si se llegan a conservar recetas antiguas, de siglos pasados, estas se convierten en una fuente informativa directa tremendamente valiosa para conocer la evolución de la medicina práctica y la farmacología.