El ingreso del Archivo General de Simancas en el Registro de la Memoria del Mundo supone el reconocimiento internacional de esta institución archivística, tanto por sus fondos documentales, como por el edificio que los alberga.
La importancia del Archivo General de Simancas reside en ser un proyecto archivístico, que, aunque nace con Carlos I, lo configura Felipe II desde 1561. Este proyecto consistía en la creación de una institución moderna e innovadora que se convertiría en modelo de referencia para los sistemas archivísticos posteriores.
El patrimonio documental que custodia es fundamental para el conocimiento de la historia de Europa del siglo XVI al XVIII, así como del continente americano y el norte de África.
El origen del Archivo de Simancas se encuentra en la orden dada el 16 de septiembre de 1540 por el secretario de Carlos V, Francisco de los Cobos, ordenando el envío de una primera remesa de papeles que fueron depositados en una de las torres del castillo de Simancas, fortaleza construida por la familia Enríquez en el último tercio del siglo XV.
Uno de los motivos de elección de Simancas como edificio de archivo es su carácter defensivo y la proximidad a la ciudad de Valladolid. También es cierto que, durante su reinado, la labor archivística se limitó a la agrupación de un pequeño grupo de documentos procedentes de diversos depósitos documentales dispersos por el Reino de Castilla. En realidad, fue Felipe II, su heredero, quien desarrolló el proyecto archivístico que le serviría para gestionar su vasto imperio.
En esta nueva concepción que planteó el monarca era necesaria la ampliación, a la totalidad del castillo, para la gestión de la documentación, puesto que la única torre que había designado su padre pronto se evidenció como insuficiente. Será él, quien solicite a su arquitecto, Juan de Herrera, que reconstruyera el edificio para adaptarlo a las nuevas necesidades. En 1578 presentó ante el rey los planos del que sería el primer archivo, construido ex profeso, de la Historia Moderna. Lo diseñó en base a principios de racionalidad y funcionalidad. En la nueva remodelación se respetó la estructura defensiva que se conserva hasta la actualidad, pero los interiores se adaptaron a las necesidades de la documentación.
Felipe II también se encargó personalmente de tomar las decisiones relativas a la gestión de la documentación:
Comienza así un periodo de funcionamiento de esta institución en el que la actividad se centra en dos tareas principales:
Este periodo continúa hasta 1844 con la llegada del Régimen Liberal, momento en el cual Simancas se convirtió en punto de referencia para la investigación histórica. Supuso el paso de archivo administrativo a archivo histórico.
La importancia de sus fondos radica en que constituyen el mayor compendio de documentación producido por la Monarquía Hispánica hasta el siglo XIX, tanto a nivel político como administrativo. Incluyen la documentación producida por los Consejos de los Habsburgo, las Secretarías de Despacho Borbónicas y las Contadurías y Departamentos del Tesoro.
La diversidad de la documentación conservada lo convierte en una de las fuentes históricas de la Historia de la Humanidad. Fruto de las alianzas políticas y religiosas, abarca los territorios europeos y extraeuropeos desde el siglo XVI al XIX ofreciendo información sobre su evolución política, militar, económica, social, religiosa y cultural.
La información procedente de los cinco continentes, es un claro reflejo de la expansión de la Monarquía Hispánica por casi dos tercios del mundo incluyendo estrechas relaciones diplomáticas con el resto de regiones. Lo que mejor define la identidad del patrimonio documental custodiado en Simancas es su organización, coherencia y valor cualitativo como fuente única de documentación producida por la enorme máquina burocrática que fue la Monarquía Hispánica desde el siglo XVI al XIX.
Cuadro de clasificación de los fondos documentales