El 16 de octubre de 1802, una Real Orden del Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda, Miguel Cayetano Soler, ordenaba a los virreyes del Perú y Río de la Plata que recaudasen y enviasen todos los caudales que fueran necesarios para el erario público. Con la finalidad de recoger dichos caudales, la fragata Nuestra Señora de las Mercedes partía a las pocas semanas desde el puerto de El Ferrol en la que sería su última misión. La historia de la propia fragata es fiel reflejo de la historia de España y de la América Hispana en los inicios del siglo XIX, de las relaciones entre ambos territorios en los ámbitos político y económico. El hundimiento de la Mercedes será el preludio de nuevos conflictos internacionales y de una de las batallas de mayor repercusión en la historia de la humanidad: Trafalgar o el hundimiento del dominio hispánico sobre los mares.