A partir del antiguo Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, en 1973 se crea por la Ley 7/1973, de 17 de marzo, el Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, al que se accede por procesos de oposición o de concurso-oposición regulados por los principios de mérito, igualdad y capacidad. Tradicionalmente, el conservador procede de titulaciones universitarias afines a la temática humanística de las colecciones (muchas veces complementadas con formación especializada de tercer ciclo), aunque la creciente diversificación de las opciones de posgrado ha enriquecido su perfil abriéndole a temáticas como el marketing, la comunicación o la gestión.
Sus tareas exceden hoy ampliamente la conservación e investigación. Si bien en la práctica las atribuciones dependerán en gran medida de la escala de la institución y su complejidad orgánica (a mayor dimensión del museo, mayor especialización de sus profesionales), la evolución de las instituciones culturales en los últimos tiempos han fortalecido su misión: participa en la definición museológica de los centros, en el planteamiento museográfico de la exposición, diseña programas de investigación y difusión y campañas de captación de recursos de cara a su proyección pública, posiciona a la institución en las redes sociales y trabaja en principios de sostenibilidad. En definitiva, constituyen un colectivo profesional de gran prestigio y alto nivel de formación, capacitado para la gestión, incluso, en las más altas responsabilidades de la Administración; por ello son demandados de forma habitual para ocupar puestos como gestores culturales en otros organismos y administraciones públicas.
Ficha: 76/100 Unidad: Unidad de Apoyo. Dirección General de Bellas Artes y Patrimonio Cultural.
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