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En el mes de septiembre dedicamos esta sección, de forma excepcional, no solo a una publicación en concreto, sino a varias publicaciones que nos ayudarán a contar la historia del perro Paco. En concreto, una canción, dos polcas y una marcha fúnebre que se encuentran en la Biblioteca Nacional de España; y una serie de noticias publicadas en distintos periódicos a lo largo del año 1882, y que están digitalizadas en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
¿Quién fue el perro Paco?
La vida de la ciudad de Madrid se puede captar en los personajes curiosos que se encuentran en sus calles. Uno de ellos es un perro que vivió a finales del siglo XIX (las noticias que se tienen de él datan de 1882) y que formaba parte de la vida literaria y social de la ciudad.
Los periódicos de la época se hicieron eco de sus hazañas y desventuras a través de sus crónicas, convirtiéndolo en un personaje muy popular al que incluso se le dedicaron varias canciones.
¿Cómo era Paco?
“El tal Paco […] no ofrece en lo exterior cosa alguna notable: es un Paco de aldea, negro por el lomo y blanco por el pecho, de estatura mediana y, por añadidura, es decir por defecto rabón”, publicaba la Revista de Asturias.
Mientras que El Serpis: periódico de la mañana ahondaba en esta descripción de personaje aparentemente anodino: “…la cabeza vulgar, aunque de ojos y mirada simpáticos… Nadie tampoco diría al verle andar por la calle que era una de las celebridades contemporáneas. Esto aumenta su mérito, se ha conquistado un posición entre los hombres á fuerza de talento y de constancia”.
Su entrada en la sociedad madrileña
Se contaba en la época que quien introdujo a Paco en la sociedad madrileña fue un marqués: “Una noche el marqués de Bogaraya le vió en un café y le echó un pedazo de chuleta que el perro comió en seguida. Salió el marqués del café, y el perro le siguió hasta el lugar donde se dirigía”, publicaba La libertad.
Otra noche, en otro establecimiento, el marqués se volvió a encontrar con el perro que lo recibió con mucho entusiasmo, y decidió invitarlo de nuevo a una chuleta. El marqués contó la anécdota a sus amigos que comenzaron, ellos también, a convidar al animal, le llamaron Paco y lo convirtieron en un personaje tremendamente popular.
Polcas en su honor
Fue tanta la notoriedad que alcanzó el perro Paco que hasta se compusieron varias polcas y una canción en su honor:
Un vividor
Paco nunca tuvo dueño, aunque estaba muy bien relacionado y se codeaba con los más ilustres señores de la ciudad. Aficionado a las corridas de toros, asistía también al teatro, frecuentaba los restaurantes de moda y los famosos cafés de tertulia madrileños. Se decía que dormía en el café Fornos, otros sin embargo aseguraban que lo hacía en las cocheras de la calle Fuencarral.
“Que es un tuno de primera no se le puede negar, pues comprende la manera de vivir sin trabajar”, se puede leer en el texto de la canción que le dedican.
“A pesar de que no tiene preferencia por las bebidas alcohólicas, no hay ejemplo de que haya rehusado una copa cuando se le ha ofrecido con galantería”, contaba El Serpis: periódico de la mañana.
Buen cristiano
A pesar de esta vida tan ajetreada, Paco resultó ser también un buen cristiano: “Todos los domingos sin interrupción oye en las Calatravas un número determinado de misas”, detallaba El Serpis: periódico de la mañana.
Muerte violenta
El perro Paco murió de forma trágica el 21 de junio de 1882. Cuenta la prensa de la época que todo sucedió durante una corrida de toros: el perro había saltado al ruedo y uno de los diestros, molesto por su presencia, le había dado muerte.
“Su cuerpo fue recogido por el jefe de areneros de la plaza […] que lo hizo disecar y lo conservó largo tiempo en un establecimiento de bebidas que tenía cerca de la plaza de toros”, publicaba La libertad.
Además, a modo de homenaje, se compuso: Al malogrado Perro Paco: marcha fúnebre para piano.
Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico (CCPB). Biblioteca Digital Hispánica (BDH)
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (BVPH)