Ud está aquí:
  1. Inicio
  2. Piezas
  3. Por secciones
  4. Animales domesticados

Volver

Animales domesticados

Yugo de costillas, para caballerías, Horcate

Animales sojuzgados. El yugo símbolo de dominio

Este objeto que permite multiplicar la fuerza animal aplicándola al trabajo agrícola o al transporte y, a la vez, manejar a los animales uncidos a él, ha llegado a ser el símbolo del control sobre personas y cosas: sojuzgar o imponer el yugo son sinónimos de control sobre algo o alguien. Como objeto de uso campesino, se ha aplicado a múltiples herbívoros –tanto a ganado vacuno como a caballerías o a camellos–, alcanzando una gran variedad formal. Como consecuencia de ello, se puede obtener una fuerza muy superior a la humana.

Traba, Piasga

Modificaciones en la conducta animal

Son muchos los sistemas que ha desarrollado el ser humano para conseguir que un animal modifique su comportamiento. Desde la “zanahoria” al “palo”, los discursos han optado por toda la gama de actitudes que van desde la buena palabra y el cariño, a la violencia. Junto a la práctica de determinadas costumbres, o la coacción para obligarles a hacer lo que se desea, se ha recurrido en ocasiones a objetos específicos que sirven para dirigir ese comportamiento. En otros casos los objetos sirven para cambiar las intenciones del animal e, incluso, su morfología, añadiéndole aditamentos que varían su forma original.

Collar con cencerro, Truco

El animal protegido y controlado

A menudo, la protección sobre determinados animales, el garantizarles su sustento, tiene una clara intencionalidad utilitaria. El facilitarles elementos de defensa frente a otros animales o el mejorar sus condiciones de reproducción sólo persigue sacar un provecho, aunque éste sea tan bienintencionado como la compañía. Junto a la protección física, ésta ha sido, otras veces, de carácter ritual y se ha recurrido al amparo divino o al de fuerzas sobrenaturales para conseguir su salud o bienestar.

Mantequera

Los productos animales

Históricamente, destaca el recurso a la utilización de la fuerza “bruta” como forma de servir al ser humano para facilitar muchos trabajos o realizar otros de características penosas. Además, el ser humano utiliza a los animales para obtener de ellos productos fundamentales en su alimentación, como la carne o la leche. Aún siguen siendo importantes en determinadas prendas de vestir, de piel o de lana. Por otro lado, encontramos diversos objetos que recurren a la utilización de partes de su cuerpo, como sucede con algunos recipientes o con ciertos instrumentos musicales populares campesinos. Finalmente, el propio animal es “utilizado” con diversos fines.

Subir