Tras el Tratado de Verdún de 843, el Imperio de Carlomagno fue dividido en tres partes, y aparecen en el mapa europeo dos grandes potencias, el Reino Francés y el Imperio Germano, que en la zona Oeste de Europa tenían la frontera en el curso del río Scheldt. Ename, una importante fortaleza situada junto al Scheldt, fue descrita hacia 1005 en el Auctarium Affligemense como la sede más importante del Ducado de Lorena. A su alrededor se desarrolló un asentamiento comercial que llegó a alcanzar bastante prosperidad, con autorización oficial de las autoridades imperiales, que consistió básicamente en un mercado, una torre de peaje y un extenso puerto.
La Fortaleza de Ename, con todos los símbolos de una población medieval, consiste en un conjunto al que se accede por un terraplén, formado por un palacio y uno o más edificios de madera, todo ello construido alrededor del 975. En ese momento, este conjunto debió haber constituido una construcción pionera y uno de los proyectos de edificios más significativos del imperio. Ename fue destruido por el Conde Flandes, en 1033, quien posteriormente construyó una abadía benedictina sobre las ruinas de los antiguos edificios, con el fin de desmilitarizar la frontera del lado otoniano. De todo ello, solo permaneció la Iglesia de San Salvador, la iglesia oficial del asentamiento otoniano, así como la iglesia de San Lorenzo. Las siguientes centurias vieron desarrollarse una población formada por granjeros y artesanos, en torno a la abadía. Hoy día, solo permanecen algunos restos de las viejas estructuras medievales, pero gracias a las nuevas tecnologías hoy se puede visitar virtualmente.