En un destacado anterior, ya pusimos de manifiesto la importancia del hallazgo de un singular fragmento de la quinta Partida de Alfonso X en su traducción al galaico-portugués. En aquella ocasión ya indicamos que tal descubrimiento fue posible al hallar Gemma Avenoza, mediante una búsqueda en PARES, un libro de cuentas (s. XVI) de la administración de la casa de Béjar que había sido encuadernado reaprovechando un viejo pergamino que, en efecto, resultó ser el mencionado fragmento de la obra alfonsina.
En esta ocasión pretendemos ilustrar la labor de restauración y recuperación de dicho documento desde que formaba parte de la encuadernación del referido libro de cuentas hasta su instalación final, como documento independiente en la exposición anual de 2018 conmemorativa de los "25 años del Archivo Histórico de la Nobleza"
El estado de conservación inicial del fragmento de pergamino de las Partidas presentaba los siguientes problemas:
El cuerpo del libro es un documento manuscrito con tinta metaloácida sobre papel hecho a mano de pasta de trapos, constituido por 7 cuadernillos cosidos a la encuadernación de pergamino, a través de dos refuerzos de piel.
Una vez identificada, por Harvey L. Sharrer, la encuadernación del citado libro de cuentas como un fragmento de la quinta Partida de Alfonso X y vislumbrado el alcance de su interés histórico, se tomó la decisión -excepcional- de desencuadernarlo de cara a recuperar el pergamino como documento único, con el fin de aplicarle un tratamiento archivístico individualizado y de facilitar su estudio por parte de los investigadores.
Se llevó así a cabo el desmontaje de la encuadernación, separando el pergamino del cuerpo del libro mediante el descosido de los cuadernillos. Con la ayuda de unas pinzas se fueron sacando los hilos de la costura de los orificios de los refuerzos de piel, así como las tiras de piel de badana que los adornaban.
De igual modo, se soltaron las tiras de piel de badana que sujetaban las solapas de las vueltas de la encuadernación y se retiraron los pequeños refuerzos de pergamino del interior de las mismas. Todos los elementos retirados se han guardado en bolsitas individuales e identificadas, que se adjuntan al informe. Los refuerzos de piel se restaurarán y recuperarán, para su posterior reutilización en la nueva encuadernación de pergamino. Se abrieron las vueltas de la encuadernación y se sujetaron con pesos, para poder llevar a cabo el proceso de limpieza. Debido a la rigidez provocada por la deshidratación y la deformación por su formato de encuadernación, el pergamino no se mantenía abierto de forma natural
Del pergamino: limpieza superficial con brocha, esponja de látex y gomas de distinta dureza y eliminación de detritus de insectos con bisturí.
Del cuerpo del libro: se eliminaron todos los restos de polvo, partículas metálicas de la tinta y restos de arena secante (una mezcla de algún tipo de resina y partículas de paja) con brocha
El pergamino se encontraba muy deshidratado y presentaba deformaciones y marcados pliegues debido a su reutilización como encuadernación. Para recuperar su formato original se mantuvo 24 horas en la cámara de humectación. La hidratación permite recuperar la elasticidad de las fibras de colágeno. Al ser un material higroscópico, el pergamino absorbe la humedad del ambiente del interior de la cámara y sus fibras se van hinchando poco a poco hasta obtener un nivel de humedad suficiente para su relajación. Para recuperar el formato original del documento, el secado y alisado se llevaron a cabo mediante un sistema de tensado perimetral, más afín al modo original de fabricación de pergaminos. De esta manera, las fibras de colágeno de reorientan hacia su posición original, lo que permite un alisado más natural.
Las roturas y desgarros se repararon en la mesa de succión con Goldbeater’s skin (finísima membrana procedente de intestino animal) y una mezcla de engrudo de almidón de trigo y cola polivinílica Evacón ®.
Debido a la caída de cera sobre el pergamino de las velas con las que se iluminaban antiguamente, algunas palabras y líneas han quedado tapadas, dificultando la lectura fluida del texto. Se realizaron fotografías con luz ultravioleta de las zonas cubiertas con cera, que han permitido la lectura del texto subyacente.
Para proteger el cuerpo del libro después de quitarle la encuadernación original, se realizó una réplica con pergamino nuevo. Primero se hizo una plantilla en cartulina, calcando las medidas y formato de la original, que se trasladó sobre un pergamino nuevo para su reproducción exacta.
Se recuperaron los refuerzos de piel originales del lomo. Estaban deshidratados y con la piel exfoliada y con rozaduras. Para tratarlos, después de su limpieza con esponja de látex, fueron hidratados en la cámara de humectación, consolidados con Cellugel ® (Hidroxipropilcelulosa en isopropanol) y protegidos con Cera 213 ®. La mayoría de las tiras de piel de badana que decoraban los refuerzos del lomo, formando aspas, se habían perdido, y los restos de las originales no pudieron recuperarse por su estado de deterioro. Con piel nueva de las mismas características, y aprovechando los orificios originales de los refuerzos, se reprodujeron las decoraciones en aspa, así como las cintas de cierre, también perdidas, y las pequeñas tiras que, a modo de grapas, sujetaban las solapas de las vueltas de la encuadernación.
Los cuadernillos de papel estaban rotos y presentaban pérdidas de soporte por la parte del lomo y desgarros coincidiendo con algunas de las perforaciones de la costura. Para volver a coserlos a la nueva encuadernación, fue necesario reparar el papel y reforzar las zonas de costura en el lomo de los cuadernillos. Para ello, se utilizó papel japonés Sekysú y engrudo de almidón de maíz. De esta manera se reintegraron las zonas perdidas, recuperando el soporte necesario para la nueva costura. Se cosieron reproduciendo el esquema de cosido original y utilizando el mismo tipo de cordón de cáñamo.
Una vez terminado el proceso de recuperación del documento en pergamino, se realizó un montaje de conservación de doble ventana, adecuado para su exposición en sala.
Consistió en una carpeta con tapas abatibles de cartón de conservación Timecare® con reserva alcalina. En el interior, el pergamino se protegió con una funda de mylar ® y se montó formando una doble ventana con paspartú de cartón de conservación Timecare ® con reserva alcalina, permitiendo la lectura del anverso y el reverso del documento. Todo el conjunto se protegió con una funda de papel permanente Heritage Archival pHotokraft ® con reserva alcalina.
Restauración realizada por María Burgaleta