La institucionalización y articulación jurídica del régimen represivo fue uno de los puntos clave en la política interior en los años iniciales de la Dictadura. A este efecto, surgieron una serie de tribunales especiales, como el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo (TERMC) o el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas, que sirvieron como mecanismo para poner en funcionamiento las directrices ideológicas franquistas, legalizando la represión y la persecución.
El TERMC fue creado con la promulgación de la Ley sobre represión de la masonería y el comunismo, del 1 de marzo de 1940. Esta norma tipificaba como delito, con carácter retroactivo, haber pertenecido a la Masonería o a partidos políticos comunistas y de izquierdas. En este sentido, el Tribunal se sirvió de la información incautada durante la Guerra Civil y los años posteriores por las diferentes delegaciones de recuperación de documentos, que dieron origen al Archivo de la Guerra Civil de Salamanca.
El Archivo funcionaba a partir del Fichero de la Secretaría General y de la Sección Político Social, que contenía datos relativos a personas que, por sus antecedentes políticos y sociales, eran susceptibles de ser juzgados. Estos se volcaban en una serie de fichas, ordenadas alfabéticamente, que incluían el nombre del individuo, su vinculación con las actividades consideradas ilícitas y la signatura del documento de procedencia.
Dentro del mismo, destacaba un gran volumen de testimonios relativos a la Masonería, que habían sido decomisados a diferentes logias peninsulares. Fruto de su actividad, el TERMC generó un importante fondo documental, conformado principalmente por la serie de los expedientes judiciales contra los acusados de Masonería y comunismo, con más de 64.000 sumarios. El Tribunal fue disuelto por la Ley 154/1963, tras lo cual, el Tribunal de Orden Público asumió las competencias del TERMC y las amplió.
Si bien existe una gran disparidad en lo que respecta a la información contenida en los expedientes, se da una cierta uniformidad en lo referente a la estructura de buena parte de ellos, consecuencia del procedimiento administrativo seguido. Entre los tipos documentales más frecuentes, encontramos declaraciones de retractación, en la que los acusados exponían su vinculación con la Masonería y el comunismo; así como documentos de antecedentes que, para el caso de la Masonería, podían incluir fichas con datos como el nombre simbólico, el grado y la logia de afiliación. Asimismo, figuran las diligencias previas al juicio, las actas finales y los documentos del Servicio de Ejecutorías, encargado de la situación del encartado tras el juicio.
No obstante, un elevado porcentaje de estos expedientes fueron incoados con individuos cuya vinculación con la Masonería y el comunismo no pudo ser probada fehacientemente. En algunos de estos ejemplos, destaca la inclusión de pruebas de diferente tipología, como certificados religiosos, justificantes de afiliación a la FET-JONS o testimonios personales para avalar la buena conducta del encausado. En consonancia con el fin represivo, era habitual la apertura de expedientes a personajes públicos o que hubiese desempeñado cargos institucionales, en lo que el más mínimo contacto con la Masonería o el comunismo se instituía como motivo suficiente para procesar a una persona.
Uno de estos casos es el de Francisco Javier Lasso de la Vega Jiménez-Placer (1892-1990), miembro del Cuerpo de Facultativo de Archivos, Bibliotecas y Museos. Su carrera como archivero y bibliotecario inició en 1915, en el Archivo Municipal de Sevilla y completó sus estudios con estancias en la universidades estadounidenses de Vermont, Columbia, Yale, Harvar y Boston, entre otras. En su labor como bibliotecario, Lasso de la Vega ocupó el puesto de director de la Biblioteca Universitaria de Madrid durante más de treinta años. En 1938, durante la Guerra Civil española, fue nombrado jefe del Servicio de Archivos, Bibliotecas y Registro de la Propiedad Intelectual.
En el transcurso del conflicto y en los años posteriores también se encargó del asesoramiento de las bibliotecas de la Sección Femenina de Falange. Del mismo modo, desempeñó otra serie de ocupaciones relacionadas con la documentación y los libros. Además, se postuló como defensor del papel trascedental de las bibliotecas escolares en la formación de la nación, llegando a impulsar una ley ministerial sobre la utilización y prácticas de bibliotecas en la Enseñanza Primaria, inspirada en el sistema británico, que no prosperó.
En el Centro Documental de la Memoria Histórica se conserva un expediente instruido contra Lasso de la Vega por delito de Masonería. En el año 1919, durante una tertulia en un café de Sevilla, el bibliotecario tuvo un encuentro casual con unos conocidos que le invitaron a unirse a la logia Isis y Osiris. No hay constancia de su ingreso definitivo, pero su petición quedó registrada en los libros del Gran Consejo en diciembre de ese mismo año. Sin embargo, el acusado manifestó desconocer este hecho hasta finales de la década de los treinta, cuando cursó su solicitud de adhesión a la Falange. Estos hechos ocasionaron la apertura de un sumario por el TERMC, que presenta una serie de particularidades.
Entre ellas, cabe destacar la inclusión de una copia de su expediente de depuración como funcionario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, así como un breve resumen de su vida o las cartas de sus amistades defendiendo su inocencia. Resultan aún más llamativos los testimonios justificativos de sus actividades profesionales, presentados como pruebas exculpatorias durante el proceso. Gracias a ello, queda constancia de su participación en numerosas acciones de índole cultural.
Por ejemplo, en 1934 llevó a cabo la reordenación de la Biblioteca Central Universitaria (actual Universidad Complutense de Madrid), tomando como modelo los sistemas de universidades estadounidenses. Esto supuso la concentración, en un mismo edificio, de la biblioteca de la Escuela Diplomática, la biblioteca de la Escuela Superior de Magisterio, la biblioteca del Decanato y la biblioteca de San Isidro, así como la creación de un catálogo unitario.
También durante la Guerra Civil, dirigió la iniciativa Lecturas para el soldado en los frentes y hospitales. Se trataba de un servicio gratuito de biblioteca, conferencias y actividades culturales destinado a los soldados en primera línea y a los heridos en retaguardia. A este respecto, Lasso de la Vega abogó por las posibilidades terapéuticas de la lectura.
Finalmente, destacar su papel como director del Servicio de Recuperación de Archivos, Bibliotecas y Piezas Arqueológicas, organismo encargado de la recopilación y protección de fuentes documentales y bienes patrimoniales de diferente naturaleza durante la guerra. El expediente incluye información muy exhaustiva a este respecto, ya que cuenta incluso con un mapa en el que se volcaron datos sobre instituciones, colecciones y monumentos presentes en el sureste peninsular.
En definitiva, el expediente instruido contra Javier Lasso de la Vega es un gran ejemplo debido a la excepcionalidad de los elementos que lo integran. Su desarrollo profesional y su interés en la preservación del patrimonio documental y bibliográfico durante el transcurso del conflicto, aportan una interesante perspectiva sobre la importancia del trabajo en archivos y bibliotecas. Por otro lado, atestigua cómo funcionaba el sistema represivo franquista, hasta tal punto que una conversación informal en una cafetería con individuos pertenecientes a la Masonería y el comunismo podía suponer la apertura de un expediente más de dos décadas después.
Actividad perteneciente al proyecto "PROCESOS Y PROCEDIMIENTOS DIGITALES PARA LA CONSERVACIÓN Y DIFUSIÓN DEL PATRIMONIO DOCUMENTAL ESPAÑOL EN LOS ARCHIVOS ESTATALES (PRODICOD)". Expediente: 2022-C23.I01.P01.S0020-0000001.
Dirección: Martín Cabreros, Pilar
Texto y selección de imágenes (Alumnos del Grupo Tándem): Cabrera González, Alberto; Díez Sánchez, Cristina; Domínguez Díaz, Miguel; Íñigo Benito, Judith; Mancebo González, Gema; Molina Varela, Iago; Plaza García, María Jennifer; Sánchez Grandes, Ángela
Maquetación: Marqueta Sánchez de Pedro, Alicia