En este mes de marzo, en el que se conmemora el Día Internacional de las Mujeres, queremos aproximarnos a la figura de Clara Campoamor Rodríguez (1888-1972). Fue la mayor figura en la defensa de los derechos de la Mujer en España en el siglo XX. Ejerció de abogada, política y escritora.
Gracias a su trabajo como secretaria de Salvador Cánovas, director del periódico “La Tribuna”, entra en contacto con los círculos políticos y feministas de Madrid. En 1923, obtiene el título de bachiller y el año siguiente se licenció en Derecho por la Universidad Central de Madrid. En este momento comienza su actividad como defensora de los derechos de la mujer pronunciando dos conferencias en la Academia de Jurisprudencia bajo los títulos “La nueva mujer ante el derecho (El derecho público)” y “Antes que te cases (El derecho privado)”.
En los años previos al establecimiento de la II República, comienza su carrera política. En agosto de 1925, escribe el prólogo del ensayo Feminismo socialista (Valencia, Tipografía “Las Artes”) de la periodista y feminista María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. En 1929 formó parte del comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, fue elegida para el Consejo Nacional de Acción Republicana en 1931 y finalmente se presentó a las elecciones generales de 28 de junio de 1931 por el Partido Radical.
Elegida diputada por Madrid, se erige en la principal defensora del voto femenino. Protagonizó el debate sobre el que sería el artículo 36 de la Constitución de 1931 junto a Victoria Kent, diputada por el Partido Radical Socialista. La argumentación de Campoamor podría resumirse con sus propias palabras "La libertad se aprende ejerciéndola". Finalmente, el artículo fue aprobado por 40 votos de diferencia (161 votos a favor, frente a 121 en contra), se establecía el sufragio universal. España se adelantó así a países como Francia que en 1936 aún seguían intentando su aprobación, como informaba el diario Las Noticias.
Realizó una amplia actividad como diputada. Presentó su propia ley del divorcio, la cual retiró para apoyar la impulsada por el gobierno aprobada definitivamente en 1932. Discutió los principios organizativos del Tribunal Tutelar de Menores, abogó por la abolición de la prostitución reglamentada, defendió la investigación de la paternidad y la inscripción como legítimos de los hijos nacidos fuera del matrimonio.
En las elecciones de 1933 no consiguió renovar su escaño. Alejandro Lerroux la nombró Directora General de Beneficencia y Asistencia Social, puesto que ocupó entre diciembre de 1933 y octubre de 1934, periodo del gobierno en solitario del Partido Radical. El 23 de febrero de 1935 dirige una carta a Lerroux donde le comunica su decisión de abandonar el partido por su discrepancia con la política realizada desde el pacto con la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).
Tras la sublevación militar, Clara Campoamor sale de España en septiembre de 1936 junto a su madre y su sobrina. Embarcan en un barco alemán en dirección a Génova, desde donde se trasladan a Lausana. En 1938 se establece en Buenos Aires hasta 1955, donde trabaja en actividades de divulgación cultural.
A pesar de que intentó regresar a España desde el exilio, nunca pudo hacerlo ya que pesaba sobre ella una orden de busca y captura desde noviembre de 1941 emitida por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo. Reconoce su pertenencia a una logia entre los años 1932 y 1934, la logia de mujeres Reivindicación de Madrid. Por su parte, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Madrid decretó el sobreseimiento de la causa abierta contra ella
Texto: Lucrecia Prieto García
Maquetación: Francisco Javier Fito Manteca