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El archivo real violentado.

El archivo real violentado.
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Fecha de publicación: 09-06-2020Salto de línea Organización: Archivo General de Simancas (AGS)Salto de línea Coordinación: Departamento de Difusión del AGSSalto de línea Texto: Departamento de Difusión del AGSSalto de línea Restauración de documentos: Taller de Restauración del AGSSalto de línea Imágenes de documentos: Servicio de Reprografía del AGS

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El 10 de junio de 1520, una multitud enfurecida saqueaba en Burgos la casa del comendador Garci Ruiz de la Mota, profanando arcas con documentos relativos a la Corona y patrimonio real, pertenecientes al joven rey Carlos I, que allí se custodiaban. Para entender mejor este grave suceso, en los comienzos del movimiento de las Comunidades de Castilla (1520-1522), debemos remontarnos varios años atrás…

El 23 de enero de 1516 murió el rey Fernando el Católico. Doña Juana era la legítima soberana de los territorios de la Corona de Castilla, pero dada su incapacidad (cierta o no), su hijo el príncipe Carlos (nacido y educado en Flandes) había sido nombrado gobernador de los reinos de Castilla. Hasta su llegada se encargaría de la regencia el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, arzobispo de Toledo.Salto de línea Salto de línea Sin embargo, en marzo de 1516 Carlos se autoproclamó rey de sus posesiones hispánicas, planteando un problema dinástico que tardaría en olvidarse... En septiembre de 1517 llegó el joven monarca a sus reinos de Castilla, sin saber hablar apenas castellano, y con toda una corte de nobles y clérigos extranjeros, particularmente interesados en prosperar con cargos y prebendas reservados a los castellanos (una fuente de conflicto con la nobleza de la tierra). Pero no todos los recién llegados eran flamencos y borgoñones. También había castellanos, como el obispo de Badajoz, Pedro Ruiz de la Mota, miembro del Consejo Real y uno de los hombres de confianza del rey Carlos I.

El obispo Mota había comenzado su carrera en el círculo cortesano de la reina Isabel la Católica, de quien fue capellán y predicador a comienzos del siglo XVI. Luego había entrado en el Consejo del rey Felipe I de Castilla, y fue capellán y predicador de la reina doña Juana. Tras la muerte de Felipe (1506) algunos de sus partidarios (entre ellos Pedro Ruiz de la Mota) abandonaron Castilla para establecerse en Flandes, donde se pusieron al servicio del príncipe Carlos. En la Corte flamenca Pedro prosperó, especialmente desde la autoproclamación de Carlos como rey. En 1516 fue nombrado limosnero mayor de la capilla en la Casa de Borgoña y obispo de Badajoz. En octubre de 1516 entró a formar parte del Consejo Real, convirtiéndose en Flandes en uno de los mentores de la política castellana del rey Carlos, junto a García de Padilla, lógicamente a la sombra del todopoderoso Chièvres (Guillermo de Croy, señor de Chièvres).

En febrero de 1518 tuvieron lugar en Valladolid las Cortes de Castilla, en las que se juró como rey a Carlos, y éste consiguió que le concedieran un buen servicio extraordinario de doscientos millones de maravedíes (un impuesto a favor del monarca). En estas Cortes actuó como presidente Pedro Ruiz de la Mota (junto con el canciller Jean de Sauvage), encargado de leer el discurso de la Corona.

En las Cortes de Santiago y La Coruña (marzo-abril de 1520) el obispo de Badajoz volvió a ejercer la presidencia, esta vez junto al gran canciller Mercurino Arborio Gattinara. Mota leyó el memorable discurso de la Corona, en el que expuso las razones que obligaban al monarca a partir hacia Alemania (para asumir sus obligaciones, tras haber sido elegido emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y a pedir un nuevo servicio (para los gastos de su viaje, los derivados de la elección imperial, etc.).

Tras unas breves palabras del rey, uno de los dos procuradores de Burgos, Garci Ruiz de la Mota, comendador de Montijo (Orden de Santiago) y hermano del obispo de Badajoz, respondió al discurso, aprobando todo lo dicho y mostrándose favorable a la concesión del nuevo tributo (a pesar de tener mandato en contra de Burgos). El comendador Mota contribuyó en gran medida a que otros procuradores votaran también a favor de impuesto. Finalmente, tras muchas presiones y maniobras, las Cortes concedieron el servicio. El monarca, antes de abandonar Castilla, concedió a Garci Ruiz de la Mota dos pensiones en agradecimiento a su apoyo.

El 20 de mayo de 1520 el rey Carlos se embarcó con su corte en La Coruña, con dirección a Flandes. En la flota le acompañaba Pedro Ruiz de la Mota. Antes de la partida el obispo de Badajoz había dejado en depósito en Burgos, en casa de su hermano Garci Ruiz de la Mota, varias arcas del Rey que tenía en custodia, y que contenían un valioso tesoro: documentos tocantes a la Corona y patrimonio real, principalmente de época de los Reyes Católicos.

El monarca dejaba atrás unos territorios sumidos en una profunda crisis, que se había iniciado tras la muerte de Isabel la Católica (1504). Castilla era un gran polvorín con muchos problemas chisporroteando: la cuestión dinástica y la ausencia de un poder real fuerte; los intentos de la alta nobleza por recuperar poder político; las tensiones de una burguesía industrial frente a otra burguesía mercantil y la nobleza asociadas a los beneficios del comercio de la lana; las tentativas de una parte del campesinado por liberarse de las servidumbres del régimen señorial; la llegada de un soberano extranjero, elegido emperador, con una política exterior que parecía sacrificar los intereses castellanos; etc.

La rebelión comunera ya había comenzado en abril en Toledo, desde donde se extendería por Castilla. Tras la marcha del rey, comenzaron las protestas o revueltas populares en otras ciudades (Segovia, Zamora, Burgos, Guadalajara, León y Ávila), a finales de mayo y junio. Los incidentes, de carácter antifiscal, se centraron especialmente contra los procuradores que habían votado a favor del impuesto en las Cortes de Santiago y La Coruña, los corregidores y sus colaboradores, y los recaudadores de impuestos.

En Burgos la revuelta estalló el 10 de junio de 1520, y duró varios días. La gente ocupó la fortaleza, hizo huir a las autoridades locales y se adueñó de la ciudad. Nombraron nuevo corregidor a Diego de Osorio, y asaltaron las casas de las personas notables de la ciudad más impopulares: Garci Ruiz de la Mota, los recaudadores de impuestos Diego de Soria y Francisco de Castellón, el francés Jofre de Cotannes que había recibido la fortaleza de Lara, etc. Jofre, aunque huyó de Burgos, sería luego capturado y linchado.

Dada la actuación de Garci Ruiz de la Mota en las Cortes de Santiago y La Coruña, no extraña que el pueblo de Burgos fuera contra él. Como estaba ausente, saquearon su casa, derribaron y quemaron parte de ella, destruyeron bienes, violentaron las arcas con los documentos del rey que allí había dejado el obispo de Badajoz, quemaron y tomaron documentos… No obstante, parece que mucha de esta documentación se pudo mantener en la misma casa de Mota, donde en 1545 continuaba siendo conservada por su viuda (Catalina de Lerma). Los documentos tomados en junio de 1520 que consiguieron recuperarse, fueron depositados más tarde en el monasterio de San Francisco de Burgos, gracias a la diligencias realizadas por el Condestable de Castilla (Íñigo Fernández de Velasco) y el padre guardián de aquel convento.

Fray Prudencio de Sandoval, en su Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V, nos proporciona una imagen impactante del saqueo de la casa de Mota, la cual parece bastante verosímil a la luz de los documentos conservados en el AGS:Salto de línea «Fueron a la casa de Garci Ruiz de la Mota, procurador que había sido de aquellas Cortes, hermano del maestro Mota, obispo de Badajoz y de Palencia, para lo matar; y como no pudo ser habido, porque siendo avisado huyó, derribáronle y quemáronle la casa, donde se abrasaron muchas escrituras y privilegios reales y otros papeles de importancia tocantes al rey y al reino, que estaban a su cargo. Y le quemaron la hacienda de ropa y tapicería. Y lo que quemaron en la casa de Mota valía más de tres cuentos [millones]; sacándolo a la plaza, donde hicieron la hoguera, a la cual llevaron todo el mueble que se halló en su casa de ropa blanca, y tapicería muy rica, y vestidos y cuantas arcas había en ella. Y lo sacaron y lo quemaron públicamente, sin se querer aprovechar de cosa alguna; que es harto de maravillar, considerada la condición de la gente baja.Salto de línea Entre las arcas que tomaron había una donde estaban todos los títulos de escrituras tocantes al derecho del reino, y como las arcas donde estaban comenzaron a arder y se descubrieron las escrituras, hubo personas que, aunque no sabían lo que era, procuraron salvar las que pudieron; y si bien se quemaron algunas, fuera el daño mayor si no se hiciera esta diligencia. Y también como tenía estos títulos en guarda Juan Velázquez, que era contador mayor cuando falleció, el Emperador mandó hacer una memoria de ellos, y por aquí se remedió gran parte del daño

Lo que había en casa de Garci Ruiz de la Mota era un «archivo real», dado que constituía un conjunto de arcas con documentos de archivo pertenecientes al Rey, tocantes a la Corona y al patrimonio real, en su mayoría de época de los Reyes Católicos. Sin embargo, aquello no constituía un «Archivo real», en el sentido de lugar e institución archivística de la Monarquía castellana, es decir: no era un depósito destinado a concentrar, de manera estable y «definitiva», documentos de la Corona; tampoco había allí un oficio especializado encargado de la gestión archivística de esa documentación.

Tenemos que recordar que el único oficio de «archivero» de la Monarquía castellana que existía entonces era el tenedor de las escrituras reales, creado por Fernando el Católico en 1509. El primer tenedor había sido el bachiller Diego de Salmerón, que desempeñó el cargo hasta su muerte en 1519. El 14 de marzo de 1519 el rey Carlos expidió en Barcelona una real provisión por la que nombraba nuevo tenedor de las escrituras reales al licenciado Francisco Galindo (yerno de Salmerón). Sin embargo, parece que Galindo sólo se centró en custodiar la colección documental formada por Salmerón, formada principalmente por copias autorizadas de los documentos de mayor relevancia jurídica para la Corona castellana (Véase la exposición virtual Un archivero sin depósito de archivo). Los documentos originales estaban siendo custodiados por los que ahora eran los hombres de mayor confianza del rey Carlos. El obispo Pedro Ruiz de la Mota, miembro del Consejo Real, era uno de ellos.

En Burgos, Diego Osorio, ante su imposibilidad de reestablecer la situación anterior abandonó la ciudad y cedió su cargo de corregidor al Condestable de Castilla, que lo ocupó el 15 de junio de 1520.

Posteriormente el Condestable encargó a Pedro de Guevara que comunicará al rey las actuaciones que aquel había realizado en Burgos, en junio de 1520, las cuales quedaron registradas en un memorial conservado en el AGS (PTR,LEG,3,186) (Véase la imagen nº 1). En este documento se hace referencia al saqueo de la casa de Garci Ruiz de la Mota, y a la preocupación del Condestable por recuperar los documentos tomados y depositarlos en el monasterio de San Francisco de Burgos. También se señala que un clérigo llevó al Condestable los testamentos de los Reyes Católicos, por lo que aquel custodiaría este material hasta que el monarca le comunicase a quién lo debía entregar. Años después ingresarían en el Archivo de Simancas el testamento original de Isabel (PTR,LEG,30,2,1) (Véase la imagen nº 2) y el traslado del testamento de Fernando (PTR,LEG,29,52,1) (Véase la imagen nº 3). La información concreta que figura en el memorial es la siguiente:Salto de línea «Lo quel señor don Pedro de Guevara a de llevar por memoria por me hacer merced es esto: […] El dia que echaron de aqui al corregidor y a sus tenientes hizo la comunidad a don Diego Osorio que por fuerza tomase la vara de la justicia, y con ella ni con cuantas diligencias hizo, no pudo impidir ni estorbar que no hiciesen muchos desatinos como fue las casas que quemaron, la casa de Garci Ruiz que saquearon y derribaron parte della, la toma de la fortaleza, la muerte de Jofre [Joffre de Cotannes]. […] Decir como he hecho todas las diligencias posibles porque pareciesen todas las escripturas que no fueron quemadas o ronpidas, y las que an parecido las he hecho poner a recaudo en el monasterio de San Francisco desta ciudad.Salto de línea Decir como un clérigo trujo el testamento del rey y de la reina, que Dios aya, estando juntos los regidores que aqui ay y los procuradores de la comunidad. Y yo le tome. Y aunque me le an pedido muchas veces no lo he querido dar. Y yo le tengo para entregalle a quien su Majestad mandare.»

El 24 de junio de 1520 se expidió desde Bruselas una real cédula del rey Carlos, dirigida a Garci Ruiz de la Mota. El monarca le comunicaba que le compensaría por el daño que sufrió en sus bienes, en el saqueo de su casa de Burgos, y además, le consideraba libre de responsabilidad por la quema de las arcas con los documentos que allí había dejado su hermano Pedro. Un traslado autorizado de 1527 de esta real cédula se conserva en el AGS (CCA,LEG,267,39) (Véase la imagen nº 4). En ella figura concretamente lo siguiente:

«Comendador Garci Ruiz de la Mota, del nuestro Consejo. Sabido he lo que la comunidad de Burgos a fecho e tu daño y perjuicio vuestro […] no os de pena que yos mandare muy bien satisfacer todo el daño que abeis recibido […]. Y por que me dicen que no estais bien dispuesto, que a causado el enojo que desto aveis recibido, y que principalmente a seido por averos quemado las arcas de escripturas que avia puesto en vuestro poder el reverendo in Cristo padre obispo de Badajoz, mi limosnero mayor y del mi consejo, no os de esto pena, sino cura de vuestra persona, que bien cierto estoy que no teniades en tanto todos los otros bienes, y por esta vos doy por libre y quito de las dichas escripturas a vos y a vuestros herederos y doy por ninguna cualquier obligacion o conoscimiento que por ellas este fecho.»

El 19 de agosto de 1520 el monarca suscribió en Bruselas una real cédula, dirigida al padre guardián del monasterio de San Francisco de Burgos. El rey le ordenaba que enviase a Pedro Ruiz de la Mota, ahora obispo de Palencia, un memorial de los documentos llevados a ese convento y que se habían tomado de la casa saqueada de Garci Ruiz de la Mota. Además, le mandaba que procurase la recuperación de todos los documentos que se pudiese, que avisase al obispo de los que apareciesen y que custodiase de manera adecuada toda la documentación. El registro de esta real cédula se conserva en el AGS (CCA,CED,41,148) (Véase la imagen nº 5). En ella se indica concretamente lo siguiente:

«Devoto padre guardian. Yo he seido informado que algunas personas han traido a ese monesterio muchas escripturas de las que por mi mandado estaban a cargo del reverendo in Cristo padre obispo de Palencia del mi Consejo, que se tomaron en casa de Garci Ruiz de la Mota su hermano. Por ende yo vos encargo que luego enbieis al dicho obispo un memorial de todas las escripturas que han parescido e de las que mas paresciesen le deis siempre aviso; e tenedlas en vuestro poder a muy buen recaudo e sin que persona alguna las vea; e no acudais con ellas a persona alguna sin mi mandado e poder; e procurad con toda diligencia que se cobren todas las mas de las dichas escripturas que se podiere aber.»

El 5 de diciembre de 1520 se expidió desde Worms otra real cédula del rey Carlos, dirigida al padre guardián del monasterio de San Francisco de Burgos. El monarca le ordenaba entregar a Juan Gómez de Almodóvar, capellán real, determinados documentos que éste tenía depositados en casa de Garci Ruiz de la Mota, y que ahora estaban custodiados en el monasterio de San Francisco, gracias a la recuperación realizada. El registro de esta real cédula se conserva en el AGS (CCA,CED,41,179) (Véase la imagen nº 6). Al comienzo de ella el rey alaba la tarea, realizada por el padre guardián, de recuperación documental:

«Devoto padre guardian del monasterio de San Francisco de la ciudad de Burgos. Bien sabedes como por una mi cedula os enbie a encargar que procurasedes de aber todas las escripturas que se tomaron en casa de Garci Ruiz de la Mota de las que por mi mandado estaban a cargo del reverendo in Cristo padre obispo de Palencia, mi limosnero mayor e del mi Consejo, que diz que con vuestra buena industria e diligencia abeis cobrado algunas dellas en sus cofres como estaban.»

En 1540-1545 se creó por fin, en la fortaleza de Simancas, el Archivo de la Corona de Castilla, integrado por tres entidades que desde entonces coexisten juntas, como un todo:

  • Un conjunto de documentos de archivo tocantes a la Corona y patrimonio real (los restos de la colección documental que había formado Diego de Salmerón, como tenedor de las escrituras reales; la documentación procedente del castillo de la Mota y del monasterio de San Benito de Valladolid; etc.).
  • Un lugar estable (un depósito de archivo, prácticamente acabado en la torre del noroeste de la fortaleza real).
  • Una institución archivística de la Monarquía encargada de la gestión documental (el oficio de tenedor del archivo de las escrituras reales, desempeñado ahora por Antonio Catalán, que había sido nombrado por real provisión del rey Carlos de 5 de mayo de 1545).

Catalán, en cuanto asumió el cargo comenzó un enorme esfuerzo de búsqueda de documentos dispersos, relativos a la Corona y patrimonio real (y con una fecha por lo general no anterior al reinado de los Reyes Católicos), para ser recogidos en el nuevo archivo de la fortaleza de Simancas.

Para ello, Catalán se encargó de preparar la expedición de múltiples reales cédulas, fechadas en Valladolid el 25 de agosto de 1545, suscritas por el príncipe Felipe (como gobernador del reino, en ausencia de su padre) y dirigidas a múltiples cargos institucionales de la Monarquía (presidente del Consejo Real, presidentes de las chancillerías de Valladolid y Granada, contadores mayores, corregidores, etc.) y a herederos de determinados embajadores y secretarios, para que enviasen a Simancas o averiguasen dónde podía haber documentación tocante a la Corona y patrimonio real.

En el AGS se conserva un minucioso informe sin fecha, realizado seguramente por el mismo Antonio Catalán, entre mayo y agosto de 1545, el cual sirvió de base para preparar esas reales cédulas de 25 de agosto de 1545 (ARC,32,4,37) (Véase la imagen nº 7). En este documento se indica el tipo de documentos que interesaba recoger (bulas y breves pontificios, tratados con otros reyes, etc.), las personas que podían tenerlos, etc. Pues bien, en el folio 4R de este informe figura la siguiente información:Salto de línea «Al tiempo quel emperador nuestro señor vino a estos reinos, se dieron y entregaron a Garci Ruiz de la Mota, vecino de Burgos hermano del obispo Mota, muchas escripturas que abia en estos reinos de la Corona real; y las tenia en su casa en la cual se aprendio fuego, y se quemaron y perdieron todas las mas de las dichas escripturas y otras algunas que se hallaron en poder de especieros y otras personas; conviene que se ponga la diligencia necesaria para saber si en poder de los herederos de los dichos Garci Ruiz o en la dicha ciudad en poder de algunas personas ay algunas de las dichas escripturas para que se recobren.»

Una de las citadas reales cédulas expedidas (fechadas en Valladolid el 25 de agosto de 1545) estaba dirigida al corregidor de Burgos. En ella el príncipe Felipe le mandaba averiguar si se conservaban allí documentos relativos a la Corona y patrimonio real, para en su caso, hacerlos llevar al archivo de la fortaleza de Simancas. De acuerdo con esta orden, durante los días 23 y 24 de septiembre y 12 de octubre de 1545, el corregidor de Burgos (Francisco de Castilla) realizó una información (ante Pedro de Espinosa, escribano público y del número de Burgos), la cual aportó datos sobre el archivo real violentado en casa de Garci Ruiz de la Mota, en junio de 1520. Cuando se hizo esta investigación (25 años después de aquel grave suceso) Mota ya había fallecido.

La real cédula e información citadas están copiadas en los folios 96V-106V de un libro conservado en el AGS (PTR,COP,2) (Véase la imagen nº 8): se trata de un libro, elaborado en época de Diego de Ayala (tenedor del Archivo de Simancas entre 1561-1594) que integra las copias de múltiples inventarios de documentos que se hallaron entre la documentación custodiada en este centro, y que se realizó porque muchos de esos documentos inventariados se encontraban en el Archivo.

En la información realizada por el corregidor burgalés figuran las declaraciones de varias personas, tomadas los días 23 y 24 de septiembre: Juan Pérez de Cartagena y Alonso de Motar o Almotar (regidores de Burgos), Alonso Ruiz de la Mota (alcalde mayor de Burgos, hermano de Garci Ruiz de la Mota), Ruiz de Villegas (vecino de Burgos) y Catalina de Lerma (viuda de Garci Ruiz de la Mota).

En estas declaraciones se confirma que en casa del comendador Mota hubo varias arcas con documentos relativos a la Corona y patrimonio real, dejadas allí por su hermano Pedro Ruiz de la Mota; que esta casa fue saqueada (parte de la misma fue derribada y quemada); que se maltrató, quemó o tomó parte de la documentación del Rey (además de bienes de Mota); que, no obstante, buena parte de los documentos permaneció en la misma casa, y allí los continuaba conservando su viuda en 1545; que determinados documentos fueron recuperados y recogidos en el monasterio de San Francisco de Burgos.

Por ejemplo, Catalina de Lerma (la viuda de Mota) declaró que «es verdad e que asi fue publico que en poder del dicho comendador su marido estuvieron artos cofres con escripturas, que el dicho comendador y otras personas decian que heran tocantes a su Majestad, e que en el tiempo de las comunidades robaron la casa al dicho comendador, e derribaron e quemaron parte de la dicha su casa, e robaron los dichos cofres e se quemaron mucha parte de las dichas escrituras e de otros muchos bienes del dicho comendador e desta que depone.». Catalina mostró al corregidor la documentación que continuaba conservando en su casa. Dado su gran volumen («parescian aber mas de mill escripturas en pergamino y papel»), el corregidor ordenó que las dejase en una sala cerrada con llave, donde no entrase nadie.

Ruiz de Villegas declaró que uno de los documentos objeto del saqueo había sido el testamento de Isabel la Católica, que habría acabado en poder del sochantre de la catedral de Burgos («el testamento de la reina doña Isabel de gloriosa memoria decían que se abia quedado en poder del sochantre desta iglesia de Burgos»). Como ya hemos indicado, el testamento fue luego recuperado por el Condestable de Castilla.

En la información del corregidor de Burgos también figuran las actuaciones realizadas el 12 de octubre, orientadas a encontrar, en el monasterio de San Francisco de Burgos, los documentos que pudieron haber sido recuperados y reunidos allí. Dado que ese día el padre guardián del convento estaba ausente, fue el vicario (fray Francisco de Valgario) quien atendió al corregidor, llevándole a una celda donde había «un cofre mediano guarnecido de terciopelo verde con su guarnicion e clabazon dorada y por dentro de raso pardo», con documentación tocante a la Corona y patrimonio real.

Los documentos del cofre fueron inventariados y su descripción se incorporó en la información del corregidor. Una parte se conserva actualmente en el AGS, y en ellos figura la expresión «sant francisco cofre», «s. f. cofre» o «s. f.».

En el cofre se guardaba, por ejemplo, la valiosa documentación de 1495-1496 relativa a la llamada «doble boda» entre los hijos de Maximiliano de Habsburgo (rey de romanos y futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) y los de los Reyes Católicos, es decir: el matrimonio del archiduque Felipe (futuro rey Felipe I de Castilla) con la infanta Juana (futura reina Juana I de Castilla); el matrimonio de Margarita de Austria con el príncipe Juan (que fallecería en 1497). Se trata concretamente de la siguiente documentación, hoy conservada en el AGS:

  • PTR,LEG,56,2,1 (constituye un libro que incluye múltiples documentos; en el vuelto de su primera hoja figura la nota «sant francisco cofre») (Véanse las imágenes nº 9 y 10).
  • PTR,LEG,56,2,3 (en el vuelto se incluye la expresión «sant francisco cofre»).
  • PTR,LEG,56,2,4 (en el vuelto figura la nota «sant francisco cofre»).
  • PTR,LEG,56,3 (en el vuelto se incluye la expresión «sant francisco cofre»).
  • PTR,LEG,56,5 (en el vuelto de su última hoja figura la nota «sant francisco cofre»).
  • PTR,LEG,56,6 (en el recto de la primera hoja se incluye la expresión «sant francisco cofre»).

Finalmente el corregidor de Burgos ordenó al vicario del monasterio de San Francisco que mantuviese todos los documentos en la misma celda, guardados en el cofre, sin que nadie los viese, hasta que el rey dispusiese lo que fuera al respecto.

No sabemos exactamente cuándo entró en el archivo de la fortaleza de Simancas la documentación de interés, tocante a la Corona y patrimonio real, que había sido localizada en 1545 en Burgos (en la casa de la viuda de Garci Ruiz de la Mota y en el convento de San Francisco). Probablemente ingresó durante la tenencia de Antonio Catalán (entre 1545-1547).

En el AGS se conserva un inventario (sin fecha) de los documentos que estuvieron en el monasterio de San Francisco de Burgos, parte de las cuales se remitieron al Archivo de Simancas (INV,1,1) (Véase la imagen nº 11). Este inventario fue realizado posiblemente entre 1545 y 1547 por los propios monjes o por el archivero Antonio Catalán, aunque hay que tener en cuenta que existen en él anotaciones posteriores. Parece que el título que figura en su primera página («Memorial de las escripturas que estuvieron en Sanct Francisco de Burgos y se trujeron parte dellas a los archivos de Simancas las cuales dicen que se escaparon del incendio del tiempo de las comunidades») y la nota de detrás («Todo lo mas desto esta en el archivo de Simancas») fue escrito por Diego de Ayala (tenedor del Archivo de Simancas entre 1561-1594). Por tanto, parece que parte de los documentos descritos en este inventario sería la que fue tomada de casa de Mota y acabaría luego reuniéndose en el convento de San Francisco.

En este inventario figura (en el folio 7V) (Véase la imagen nº 12), la referencia al cofre de terciopelo verde con la documentación relativa a los matrimonios de los hijos de Maximiliano y de los Reyes Católicos:Salto de línea «Tambien esta un cofre que esta cubierto de terciopelo verde y cerrado; no se sabe lo que esta dentro; y despues de abierto se hallaron las escrituras siguientes: los asientos, confirmaciones, retificaciones de los casamientos del principe don Juan y de la infanta doña Juana con el archiduque don Felipe y con la princesa doña Margarita, con seis sellos pendientes de palo; son por numero seis escrituras y la una es encuadernada a manera de libro.»Salto de línea

Las descripciones de este inventario (INV,1,1) también figuran en la copia de otro inventario ubicado en los folios 243V-272V de un libro conservado en el AGS, antes citado (PTR,COP,2) (Véase la imagen nº 13). Este último inventario es un poco más amplio y tiene un título casi igual:Salto de línea «Memorial de las escripturas que estuvieron en Sanct Francisco de Burgos y se trujeron parte dellas a los archivos de Simancas las cuales se escaparon del incendio del tiempo de las comunidades»

Además, hay que tener en cuenta que parte de la documentación descrita en estos inventarios ya figuraba en inventarios anteriores, relativos a documentos custodiados por el contador mayor Juan Velázquez de Cuéllar.

Recordemos que Velázquez tuvo una posición preeminente en la Corte castellana hasta la muerte de Fernando el Católico (1516), de quien había recibido numerosas mercedes. Lo que precipito su caída en desgracia fue su negativa a obedecer la decisión del rey Carlos de que entregase las villas de Arévalo, Madrigal y Olmedo, y sus fortalezas, a su nueva señora Germana de Foix, viuda del rey Fernando. Al final Velázquez tuvo que ceder: abandonó Arévalo y regresó a Madrid, donde falleció el 12 de agosto de 1517. El 28 de diciembre de 1518 el monarca despachó cinco reales cédulas, todas ellas orientadas a que se entregase al doctor Antonio Cornejo, alcalde de Casa y Corte, la fortaleza y casas de Arévalo, que había tenido el fallecido Velázquez, y los muchos documentos tocantes a la Corona que allí custodiaba éste (AGS CCA,CED,40,110-112). Dos de estas cédulas iban dirigidas a María de Velasco, la viuda de Velázquez, para que entregase esos bienes.

Pues bien, en el libro PTR,COP,2 del AGS figura, en los folios 53R-96V, la copia de un inventario (realizado posiblemente en la fortaleza de Arévalo en 1519) de los documentos guardados en siete arcas y que eran entregados por la viuda de Juan de Velázquez. Entre la documentación inventariada figura el testamento de Isabel la Católica (PTR,LEG,30,2,1) y los documentos sobre los matrimonios de los hijos de Maximiliano y de los Reyes Católicos (PTR,LEG,56,2,1; PTR,LEG,56,2,3; PTR,LEG,56,2,4; PTR,LEG,56,3; PTR,LEG,56,5; PTR,LEG,56,6).

Estos son, por tanto, algunos ejemplos de los valiosos documentos tocantes a la Corona real que pasaron a ser custodiados por un hombre (Pedro Ruiz de la Mota) de la máxima confianza del rey Carlos, cuando éste llegó a Castilla en 1517; que fueron depositados temporalmente en Burgos, en la casa de Garci Ruiz de la Mota, cuando en mayo de 1520 Pedro tuvo que acompañar al monarca en su viaje a Alemania; que fueron tomados durante el saqueo de esa casa, en junio de 1520; que fueron recuperados; y que finalmente acabaron ingresando en el Archivo de Simancas, donde hoy se conservan.

En AGS se conservan también algunos documentos con anotaciones que parecen indicar que son algunos de los que estaban todavía en 1545 en casa de Mota, conservados por su viuda, por ejemplo:

  • Una pieza de las declaratorias hechas por mandado de la reina Isabel en las Cortes de Toledo de 1480 (CCA,DIV,5,82; al comienzo de la pieza -en la imagen digital 185 de Pares- figura la nota «Hallose en casa de Garci Ruiz de la Mota») (Véase la imagen nº 14).
  • El libro de las leyes del cuaderno de las alcabalas que hicieron los Reyes Católicos en 1491 sobre sus arrendamientos (CCA,DIV,4,112; en la primera página de este libro figura la nota «Hallose en casa de Garci Ruiz de la Mota») (Véase la imagen nº 15).
  • Una copia de una real cédula (fechada en Burgos el 20 de junio de 1515) de la reina Juana I, suscrita por Fernando el Católico, para que los extranjeros no tuviesen alcaldías ni regimientos ni entendiesen en cosas de gobernación (CCA,DIV,2,14; en la última página figura la nota «Traslados de provisiones generales que se hallaron en el archivo de Burgos»).

Lo cierto es que muchos años después del saqueo de la casa de Garci Ruiz de la Mota, y de la profanación del archivo real allí depositado, todavía aparece en ocasiones el fantasma de aquel grave suceso, al que a veces se imputa ser la razón de no encontrar un documento concreto. Por ejemplo, el 25 de enero de 1547, Francisco de los Cobos, el todopoderoso secretario de Carlos V, escribía una carta desde Madrid al emperador sobre varios asuntos, la cual se conserva en el AGS (EST,LEG,75,315) (Véase la imagen nº 16). En esta misiva Cobos indicaba que, en relación con la cuestión de Juan de Granada y sus hermanos:Salto de línea «no se hallaron ningunas scripturas ni capitulacion tocantes a ello de parte de vuestra Majestad ni de la suya, ni quien me informase dello, aunque hable al contador Ondarza, que es scribano de los descargos de los Reyes Catholicos, el cual me dixo que creia que estas scripturas se quemaron con las otras que estaban a cargo de Pero Ruiz de la Mota».

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Bibliografía

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  • Fernández Álvarez, Manuel. Carlos V, el césar y el hombre / Manuel Fernández Álvarez. 4ª ed. Madrid : Espasa-Calpe, 2000.
  • Pérez, Joseph. La revolución de las comunidades de Castilla (1520-1521) / por Joseph Pérez. 4ª ed. en español. Madrid : Siglo Veintiuno de España, 1981.
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  • Rodríguez de Diego, José Luis. Memoria escrita de la Monarquía Hispánica : Felipe II y Simancas / José Luis Rodriguez de Diego ; prólogo de Diego Navarro Bonilla. Valladolid : Ediciones Universidad de Valladolid, 2018.
  • Sandoval, Prudencio de. Historia de la vida y hechos del emperador Carlos V : Máximo, fortísimo, Rey Católico de España y de las Indias, Islas y Tierra firme del mar Océano / Fray Prudencio de Sandoval ; edición y estudio preliminar, Carlos Seco Serrano. Madrid : Atlas, 1955-1956. 3 v.
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