La expansión de la Corona de Aragón durante los siglos XIV y XV, primero, y de la Monarquía Hispánica a partir del siglo XVI, se basaron en buena medida en el dominio del mar, en dura competencia con otras potencias marítimas. Aunque fueron sobre todo los particulares (marineros, pescadores, mercaderes) quienes dieron vida a un tráfico naval siempre muy intenso en todas las épocas y costas del Mediterráneo, los estados o los monarcas tuvieron una intervención muy activa en la vida marítima. Por ello, la documentación que se conserva en los Archivos Estatales españoles relativos a la navegación en el Mediterráneo es abrumadora: inventarios de naves, documentación sobre las atarazanas y puertos, sobre la propiedad y explotación de los navíos, levas de tripulación, libros de recaudación de impuestos sobre el tráfico marítimo, etc. Entre todos estos fondos, destacan los diseños y esquemas de naves, incluidos habitualmente en contratos y expedientes para su construcción o reparación, de los cuales hay testimonios muy antiguos.