08/03/2021
El Museo Nacional de Escultura, aprovecha la celebración hoy del Día Internacional de las Mujeres, para dar a conocer su primera exposición digital ‘Arte de épocas inciertas’, dedicada a la figura de la historiadora de arte María Luisa Caturla y a su publicación.
‘Arte de épocas inciertas’ es el título de la obra más insólita de Caturla, y la idea que vertebra la primera exposición digital del Museo Nacional de Escultura.
Este proyecto está centrado en dos ejes. Por un lado, ‘Archipiélago Caturla’ donde se recrea la vida de la historiadora. Y por otro, ‘La historia en zigzag’, una traslación a la pantalla de las ideas que salpican el libro mediante citas directas e imágenes obtenidas a través de archivos musicales, películas de autor, cartas privadas, monólogos shakesperianos, miniaturas medievales y coreografías modernistas.
La exposición se puede visitar en la página web www.artedeepocasinciertas.com hasta el 27 de junio de este año.
La muestra se completa con una obertura material en el espacio expositivo ‘Rincón Rojo’ del Museo Nacional de Escultura de algunas de las obras que dan cuerpo a las ideas que Caturla alumbró.
Publicación ‘Arte en épocas inciertas’
María Luisa Caturla concibió ‘Arte de épocas inciertas’ en 1929 y fue redactándolo a lo largo de los años treinta. Será publicado en 1944 por Ortega y Gasset en ‘Revista de Occidente’ tras una primera versión incompleta en el CSIC. Acogido con indiferencia en los medios académicos, pronto cayó en el olvido y no será hasta este año cuando el libro cuente con una nueva edición realizada por el Museo Nacional de Escultura.
María Luisa Caturla
María Luisa Caturla (Barcelona, 1888 – Madrid, 1984) fue una figura insólita, en cuya existencia se entrecruzan diversos destinos, derivados de su doble raíz familiar, judeo-alemana y española y también de la variabilidad de territorios geográficos y mentales por los que transitó.
Su primera madurez, se desenvolvió entre el Madrid «ateniense» de la Edad de Plata, donde se distinguió por una excelente preparación artística y por su amplia y selecta relación con la intelectualidad de entreguerras, de Einstein a Wölfflin, de Le Corbusier a los dadaístas, de Victoria Ocampo a Frobenius. Es un ejemplo de lo que significaron, en su tiempo, las primeras libertades femeninas así como la vitalidad de una trama europea moderna sustentada en inquietudes culturales compartidas.
Su segunda vida, en la España del franquismo, está presidida por el otoño vital y un enfrascamiento en el estudio de la pintura del Siglo de Oro que le valió como una reserva de emancipación estética e íntima.