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Comparecencia del ministro de Cultura, Ernest Urtasun en la Comisión de Cultura

22/01/2024

Buenas tardes, bona tarda, boa tarde, arratsaldeon

Querido presidente de la Comisión, vicepresidentes, secretaria, secretario, portavoces y vocales

Gracias por su atención y por asistir a la que es mi primera comparecencia en el Congreso de los Diputados, en una Comisión que, estoy convencido, va a propiciar importantes acuerdos para la cultura en nuestro país.

Quiero exponer, en primer lugar, las líneas maestras de la etapa que ahora inicia nuestro Ministerio de Cultura, pero también compartir con todas y todos ustedes determinados debates de fondo que, así lo creo, no se ciñen solo a la legislatura que inauguramos, sino que van a acompañar nuestros pasos durante la próxima década.

Saben que hay tantas definiciones de la cultura como teóricas y teóricos han tratado de delimitar su valor y significado.

Por eso quiero ser muy sintético en este apartado, y señalar apenas el papel primordial que la política cultural tiene para la salud de nuestra democracia, la que tendrá en el contexto de este nuevo Gobierno de coalición y, como no, en el Ministerio que tengo la honra de presidir.

Proteger la cultura y entender su relevancia en la construcción de una sociedad igualitaria es proteger, como les digo, la democracia, los derechos y libertades fundamentales y el Estado del Bienestar. La cultura no puede ser un lujo, ni el privilegio de unos pocos. Tampoco se pueden desplazar y relegar las políticas culturales a un ámbito ornamental, como tantas veces se ha tratado de hacer con el objetivo de anestesiar el pensamiento crítico y favorecer una cultura inofensiva y desarticulada.

La cultura es una dimensión fundamental de nuestra vida en común, no una necesidad humana de segunda. Lo explicó muy bien el premio Nobel de economía, Amartya Sen, quien coordinó el informe anual del PNUD sobre desarrollo humano, y lo centró en la dimensión cultural. Sen afirmaba que “la libertad cultural constituye una parte fundamental del desarrollo humano puesto que, para vivir una vida plena, es importante poder elegir la identidad propia –lo que uno es – sin perder el respeto por los demás y verse excluido de otras alternativas.”

Hoy hemos avanzado mucho en materia de derechos culturales pero esa tarea no está ni mucho menos completa. Nos acecha la tentación regresiva de la censura; la expansión global de un neoliberalismo que empobrece a las mayorías y cancela el futuro de las personas jóvenes; el retorno de políticas identitarias y xenófobas de la mano de la extrema derecha; una economía mundial de plataformas digitales que cambia el paradigma de producción y distribución de la cultura; y nos acechan, también, unos límites planetarios que no podemos seguir ignorando en ningún ámbito, tampoco en el cultural.

Todas y todos lo sabemos: sin libertad no hay cultura y sin cultura no hay libertad. Libertad de expresión, por supuesto, y libertad entendida como algo más que la falta de restricciones. Las personas necesitamos disponer de condiciones materiales y sociales para acceder, crear y vivir una cultura diversa. Allí donde hay desigualdad social existe también una profunda fractura en el acceso a bienes, saberes, recursos y prácticas culturales.

Por ello, será un compromiso de este Ministerio garantizar el ejercicio efectivo de los derechos culturales en todo el territorio español; avanzar en la igualdad efectiva de mujeres y hombres, adoptando un enfoque decididamente feminista; romper la brecha por la que muchas personas y colectivos no gozan del capital cultural que privilegia socialmente a otras; trabajar desde nuestra diversidad sexual y de género, lingüística, étnico-racial, de personas con diversidad funcional, de derechos de las personas migrantes.

Nuestra cultura es además un sector estratégico de país, por su contribución a la industria, al empleo, a un modelo territorial equilibrado y plural; un sector que debe estar en el núcleo de la transición ecológica y de los objetivos del desarrollo sostenible dándose la mano con la digitalización con derechos.

Como tal sector estratégico exijo un compromiso presupuestario a su altura. Y lo primero que tengo que decirles es que, según la cuenta satélite del Ministerio de Cultura en el año 2021, los distintos sectores culturales generaron el 2,2% del PIB español. En cambio, el conjunto de las administraciones públicas, según Eurostat, dedicó el 0,7% del presupuesto público a servicios culturales. Y yo considero como ministro que hay margen de mejora y podemos aspirar a que la cultura represente, del conjunto de las administraciones, el 1% del gasto público total en España. Es una obligación colectiva porque también implica a las administraciones locales y autonómicas, pero que de forma especial interpela a la Administración central. Y eso es algo a lo que como ministro quiero dedicarme especialmente. Poder alcanzar ese 1% del conjunto de las administraciones que, según Eurostat, en estos momentos están en el 0,7.

Les lanzo una pregunta a todos ustedes:

¿Cómo podemos contribuir, entre todas y todos, a mejorar la calidad del sistema cultural de nuestro país?

¿Cómo podemos favorecer un desarrollo cultural que responda a los retos de convivencia, diversidad cultural, globalización, innovaciones tecnológicas, que se ciernen ya en nuestro presente?

El marco conceptual más adecuado es el que ofrecen los derechos culturales. No es nuevo, son los derechos que quedaron establecidos en 1948 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Y cito textualmente su artículo 27.

1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.

2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le corresponden por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autor.

Estos dos artículos abren tres ámbitos de actuación complementarios, que marcan la hoja de ruta de este Ministerio:

En primer lugar, el derecho a la creación, materializado en la libertad de expresión; la defensa y protección de los derechos de autor y el asegurar unas condiciones dignas para las personas trabajadoras de la cultura; en segundo lugar, el derecho de acceso a los bienes culturales y a su disfrute por parte del conjunto de la ciudadanía, sin importar su clase, su género o su procedencia; y, por último, el derecho a la participación en la vida cultural de la comunidad.

Y ahora quiero empezar con un anuncio importante.

Vamos a constituir, en esta línea, una Dirección General de Derechos Culturales, que tendrá como uno de sus objetivos fundamentales desarrollar un Plan de Derechos Culturales. Queremos hacer de los derechos culturales un nuevo marco desde el que diseñar las políticas públicas, como lo marcan las políticas púbicas culturales en Europa hoy. Un enfoque que nos permitirá abordar asuntos pendientes de la política cultural en nuestro país.

Y este Plan se sostendrá en algunos ejes estratégicos:

La libertad de expresión. Adoptando una postura firme contra cualquier forma de censura y también atendiendo a la promoción de condiciones dignas para el trabajo cultural, que son condición imprescindible para garantizar la libertad.

La igualdad, asegurando que todos los ciudadanos, independientemente de su origen o condición, tengan acceso equitativo a los recursos y oportunidades culturales.

La interconexión entre educación y cultura, de esto hablaré después también, para fortalecer la presencia de esta en el sistema educativo.Salto de línea La vertebración territorial, con la redistribución de recursos culturales para garantizar que todas las regiones, ya sean urbanas o rurales, dispongan de las infraestructuras y apoyos necesarios.

El papel o impacto de la cultura en la consecución de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Y la evaluación y seguimiento de las políticas culturales.

Se trata por lo tanto de desarrollar acciones concretas y medidas específicas que generen las mejores condiciones posibles para que los proyectos culturales puedan desarrollarse y para que la ciudadanía pueda disfrutar de una vida cultural plena.

Les anuncio además que dedicaremos el próximo encuentro del foro ‘Cultura y Ciudadanía’, que se celebrará en Santiago de Compostela el próximo mes de octubre, a profundizar con especialistas y profesionales de toda España en el avance y los retos de este futuro Plan de Derechos Culturales.

Derecho a la creación. Señorías, nuestra Constitución en su artículo 20 reconoce y protege el derecho a la producción y creación literaria y artística entre los derechos y libertades fundamentales, cuyo ejercicio no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

Sin embargo, la creación y producción cultural sufren un momento histórico de cambio, en el que la censura y la injerencia política ganan terreno en la gestión cultural pública.

Por ello, es momento de reivindicar el valor de las políticas públicas útiles para frenar la tendencia en retrocesión de derechos. En ese sentido, desde nuestro Ministerio trabajaremos en las siguientes líneas de acción:

Esta Dirección de Derechos Culturales, en el marco de este Plan, acompañará a cualquier creador, autor, o colectivo cuya actividad haya sido borrada o censurada del espacio público.

Apostaremos por consensuar y afianzar en todos los niveles de la gestión cultural de buenas prácticas que es algo que sé que preocupa al sector. Nos comprometemos con la revisión y actualización de los códigos existentes (tanto del INAEM como de los Museos) en consenso con el sector, así como con la extensión transversal de estos protocolos a todas las áreas del Ministerio.

Y daremos continuidad a los trabajos iniciados en colaboración con la FEMP y con especialistas del sector para elaborar un manual de buenas prácticas contractuales. Somos conscientes de la importancia que tiene para el sector cultural la práctica de la contratación por parte de las distintas administraciones públicas y la fragilidad en este campo ante los casos de censura.

Finalmente, y en materia de libertad de expresión, quiero destacar que uno de los primeros logros de esta legislatura, de la cual estoy particularmente orgulloso, fue, en el marco de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, el acuerdo provisional sobre el Reglamento Europeo de Libertad de los Medios de Comunicación que será una herramienta fundamental para proteger la libertad de prensa en Europa.

Por primera vez, la Unión Europea contará con un reglamento que garantiza el acceso a una información libre y plural, la independencia editorial, protege el trabajo de los periodistas y sus fuentes.Salto de línea Salto de línea Todo ello condiciones fundamentales para proteger nuestra cultura y nuestra democracia, especialmente en un momento donde los grandes medios y las plataformas tienen una influencia notable en la esfera pública: por ello, el Reglamento también amplia los requisitos de transparencia sobre la propiedad de los medios y de los fondos públicos destinados a la publicidad. Un acuerdo que fue un éxito de la Presidencia Española y que alcanzamos casi a finales de diciembre en un trílogo intenso pero que supuso un éxito y que creo que es un avance muy importante para el conjunto de la Unión.

Pero, si hablamos de derecho a la creación, a parte de la libertad de expresión, de la libertad de prensa, tenemos que hablar también del derecho primordial de las personas trabajadoras de la cultura a ejercer su trabajo en condiciones dignas. Los índices de precariedad en el sector siguen siendo inaceptables. Y la mejor manera que puede tener nuestro país de cuidar su cultura es cuidar a quien lo hace posible, cada día.

Creadoras, artistas, técnicos, gestores culturales, profesionales del sector en general… van a tener un Ministerio comprometido en mejorar sus condiciones de vida. Y permítanme aquí que agradezca la tarea del ministro Miquel Iceta y su equipo, así como todo el equipo de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en el desarrollo inicial, porque queda aún por hacer, bastante, del ESTATUTO DEL ARTISTA. Pero se han logrado cosas importantes que quiero resaltar:

El contrato laboral artístico de duración determinada.

La adaptación y ampliación de la definición de espectáculo público para incluir al personal técnico y auxiliar.

Una prestación por desemplea específica para los artistas, adaptada a la intermitencia de su actividad.

Y ahora abordaremos una segunda etapa en el desarrollo normativo de este instrumento fundamental. El pasado 16 de enero mantuve, de hecho, y lo hicimos público, un fructífero encuentro con asociaciones y entidades implicadas, que me han transmitido sus aportaciones y que contribuirán a fortalecer la red normativa y programática de soporte y atención a las personas trabajadoras del mundo cultural.

Vamos a poner singular atención a las cuestiones de fiscalidad, que ellos me trasladaron que eran de las cuestiones que más les preocupaban como, por ejemplo, el tratamiento tributario de los rendimientos irregulares o la revisión de los gastos deducibles, y a la situación de los autónomos culturales, ámbito vulnerable del sector, que aún no se ha visto beneficiado de las medidas aprobadas hasta la fecha.

En cuanto a las medidas de protección social ya aprobadas, garantizaremos la eficacia de su implementación y el adecuado funcionamiento de los sistemas públicos de cobertura por desempleo y jubilación. Y, además, culminaremos la revisión del catálogo de enfermedades profesionales específicas del sector artístico.

Y en materia laboral, retomaremos el trabajo iniciado por el Ministerio de Trabajo y Economía Social en el marco del Diálogo Social para modificar el Real Decreto 1435/1985, de 1 de agosto, que regula la relación laboral especial de los artistas, modificado parcialmente en 2022, para adecuarlo a la Reforma Laboral de la última legislatura. Abordaremos así mismo la mejora de condiciones para la representatividad sindical que está aún pendiente.

Y, además, vamos a contribuir, efectivamente, a la iniciativa de la Comisión de Cultura y Empleo del Parlamento Europeo para el desarrollo de un marco común de la UE para la situación laboral y profesional de los artistas y otros profesionales de los sectores cultural y creativo.

En definitiva, se trata de consolidar la idea de excepcionalidad cultural en España, justificando la necesidad de adaptar nuestra legislación a las peculiaridades de las actividades de los artistas y creadores, en un acto de justicia que reconoce, además, su contribución al patrimonio común de la sociedad española.

El tercer reto se circunscribe al ámbito de los derechos de autor, su protección bajo un contexto de avances tecnológicos y, muy en particular, el desarrollo de la Inteligencia Artificial, y quiero detenerme específicamente en esto que sé que preocupa a nuestro sector.

Voy a ser muy claro, el problema de la Inteligencia Artificial, como toda innovación tecnológica que cambia los paradigmas de producción de una forma u otra, nunca tiene que ver con la herramienta en sí, sino con las normas que la regulan y con el tipo de sociedad que proponen esas normas. Con cómo se desarrolla y configura esta herramienta y al servicio de quién está. Si se usa solo para buscar el beneficio económico o si las instituciones ponen las bases para que sea una herramienta al servicio del bien común.

Hoy por hoy, lo hemos visto de manera clara con las huelgas de las y los guionistas y los actores y actrices de EEUU, lo vemos en las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras de la cultura, especial, aunque no únicamente, las que afrontan el trabajo de ilustración, diseño, doblaje o traducción.

El desafío de la Inteligencia Artificial es garantizar que sea una herramienta al servicio de los trabajadores culturales, que facilite procesos de trabajo de fácil automatización y que permita, si así se desea, liberar campo para crear más y mejor o para descansar más y mejor. Que sea una tecnología al servicio de la creación y la experimentación. Debemos ser las instituciones públicas quienes trabajemos, en este caso de la mano de las Instituciones europeas, para que la IA no sea un mecanismo de desposesión del propio trabajo y de los derechos de los trabajadores, sino al revés, para que sea una herramienta que nos permita vivir mejor.

Para ello debemos partir de tres principios fundamentales. El primero tiene que ver con las fuentes que utilizan las IA para “aprender”. Procesar enormes cantidades de información sujetas a propiedad intelectual sin el permiso de sus propietarios no es exactamente aprendizaje. Por eso es fundamental que los procesos de entrenamiento de la IA respeten la legislación que protege la propiedad intelectual de los trabajadores. Ese mínimo hoy no se cumple y el Ministerio de Cultura debe velar por dicho cumplimiento, y así lo hará.

En segundo lugar, los algoritmos que alimentan las herramientas de inteligencia artificial tienen que ser transparentes y auditables. Es fundamental tener acceso a la forma concreta en la que se estructura la información tanto de entrada como de salida. Y es importante también que la gobernanza de los algoritmos sea democrática.

Por último, tenemos que abrir una discusión sobre de quién deben ser los datos que alimentan las herramientas de Inteligencia Artificial. La Inteligencia Artificial procesa una cantidad ingente de datos que son, ni más ni menos, que el conjunto de la creación y el conocimiento humano. Si las herramientas que nacen del conjunto de la creación humana le pertenecen sólo a la economía privada, si no son accesibles, comprensibles y modificables por la misma sociedad que los ha producido, ese patrimonio común está siendo privatizado. Las instituciones debemos velar por la apertura de esos datos y por poner a disposición de la humanidad las nuevas herramientas que el conocimiento humano ha generado.

Para dar respuesta a estos retos, nuestra intención es clara: el Ministerio de Cultura velará por los intereses de los creadores y la protección de la diversidad cultural. Y para ello contemplamos las siguientes acciones:

La conversión de la Subdirección General de la Propiedad Intelectual en una Oficina de Propiedad Intelectual, con más recursos y rango de Dirección General para estar preparados ante retos que hoy nos cuesta dimensionar. Quiero en este punto destacar lo que considero un eje estratégico primordial: la propiedad intelectual es un vector de sostenibilidad del trabajo cultural. Un vector basado en dos pilares:

La gestión colectiva, más relevante que nunca ante los desafíos de la digitalización. Y una gestión del siglo XXI: profesional, transparente y solidaria.

La defensa colectiva de los derechos culturales de las personas que crean, producen, hacen cultura, para que haya diversidad cultural y no monopolios digitales.

Reforzaremos e impulsaremos desde este Ministerio las infraestructuras digitales públicas como tecnologías públicas, abiertas y democráticas. En este ámbito quiero destacar proyectos que verán próximamente la luz como la Plataforma digital de la Filmoteca; o el agregador cultural Hispana que recogerá todo el patrimonio digitalizado de archivos, bibliotecas y museos.

Implementaremos protocolos de buenas prácticas en el uso de la Inteligencia Artificial en el Ministerio y todos sus centros, organismos y unidades.

Y continuaremos trabajando de la mano y con el consenso del sector en espacios como el grupo de reflexión sobre el impacto jurídico de la Inteligencia Artificial Generativa en el sector cultural; así como en la coordinación con otras Administraciones Públicas con competencias en la materia.

Me referiré ahora a un cuarto reto, la protección de nuestro sector productivo y de las industrias creativas culturales. Debemos acompañar el caudal de deseos, ideas, imágenes o relatos que propicia la creación artística, actuando en varios terrenos. El talento necesita instrumentos para desarrollarse. Necesita espacios, recursos, plataformas, empresas e industrias culturales. Y en este contexto quiero ser especialmente proteccionista respecto al ecosistema cultural de nuestro país.

La globalización genera un proceso de concentración en grandes operadores transnacionales, también en el ámbito de la producción y la difusión cultural. El reto es mantener un ecosistema propio con capacidad de influir en el terreno global. Necesitamos cuidar toda la cadena de valor, desde los laboratorios de creación artística, esos espacios que en el mundo científico serían los centros de investigación, hasta la industria cultural española y a todos sus productores independentes.

Le señalaré tres iniciativas concretas en este ámbito:

Una Estrategia de fomento de la creación, investigación y producción cultural. Se tratará de un diseño multidisciplinar de impulso a creadores, proyectos y equipamientos como son los laboratorios de trabajo cultural o centros de investigación en los que, hoy mismo, se escribe el futuro de la creación en nuestro país.

Me refiero a estructuras de producción, pensamiento y estudios culturales, fábricas creativas como la Tabacalera de Madrid, proyecto del Ministerio para la creación y producción artística contemporánea, con la ambición de dar respuesta también a las demandas históricas del sector. Será Centro Nacional de producción y residencias y, a su vez, espacio de investigación artística.

Esta estrategia contempla la revisión de ayudas existentes, e implementación de nuevas líneas y becas, con carácter transversal a todas las áreas, de apoyo a la creación y producción. Se implementarán también nuevas ayudas a este tipo de espacios de creación y producción en todo el territorio.

Les pondré algunos ejemplos:

Tenemos un proyecto para la presente legislatura de Becas de Investigación en Patrimonio Bibliográfico.

Ayudas a la creación literaria: en los PGE de 2024 consolidamos el aumento a 500.000 € de la partida destinada y trabajamos con el sector para que en 2025 se creen ayudas específicas para la creación en el ámbito del cómic y de la novela gráfica que se ajusten a sus particularidades en los procesos creativos.

Impulso a las ayudas para la elaboración de guiones cinematográficos (a través de 14.000.000 de euros en 2023 distribuidas entre todas las CCAA)

El Proyecto Digital Treasures (cofinanciado a través de Europa Creativa), que se centra en nuevas líneas de trabajo con creadores en el sector del cine.

Finalmente, las ayudas para la promoción del sector del videojuego, del pódcast y otras formas de creación digital.

También en materia de industrias, impulsaremos al Ley del Cine para proteger a los productores independientes, una ley que sé que, ustedes están esperando, y poner a su disposición los recursos económicos necesarios para continuar haciendo crecer el cine español y su proyección internacional. La Ley del Cine será remitida a las Cortes este mismo mes para culminar la última fase de debate parlamentario. Es seguramente, será seguramente el principal instrumento proteccionista que ha de permitir mejorar las condiciones de producción cinematográfica en España.

Y también nos ocuparemos de mejoras fiscales a la cultura. En este ámbito hay que seguir trabajando para equipararnos a los países de nuestro entorno inmediato y ampliar así posibilidades de nuestro sector. Tenemos buenas noticias, en este sentido.

La primera es la Ley de mecenazgo que, de manera muy significativa, mejora las compensaciones a los donativos o aportaciones de particulares a entidades, asociaciones o instituciones culturales. Esta ley ha de volver a las Cortes en breve para su aprobación definitiva y tendremos la oportunidad de mejorarla y profundizar en su contenido.

Una segunda materia son los incentivos a la producción cultural, deducidos en el impuesto de sociedades, orientados al cine y a los espectáculos en vivo. Estamos en diálogo con el Ministerio de Hacienda para mejorar algunas cuestiones que son prácticamente de nivel técnico, pero que son importantes. Pero quiero poner en valor esta medida, y agradecer al Ministerio de Hacienda su complicidad.

Se trata de unos incentivos que no impactan sobre las donaciones sino sobre aquellas aportaciones dirigidas a nuevas producciones culturales y que, por tanto, ayudan a la innovación y a la generación de nuevos contenidos. Quedan carpetas por abrir, por ejemplo, en el ámbito del IVA, en cualquier caso, si de verdad queremos proteger a nuestra industria cultural es necesario que puedan operar con las mismas condiciones que lo hacen sus colegas internacionales.

Voy a hablarles ahora de la difusión de las industrias culturales. Este Ministerio trabajará también para la difusión de nuestras industrias, tanto a nivel nacional como internacional. Para mencionar solo algunos ejemplos del buen trabajo que se está haciendo desde las direcciones generales:

Este año, lo saben, celebramos los centenarios de dos grandes figuras de nuestra cultura: Antoni Tàpies y Eduardo Chillida, en cuyas presentaciones públicas he podido participar, comprobando el sólido entramado de actividades que generan y las diversas conexiones con nuestras industrias culturales.

Por otra parte, esto también lo saben, España será este año país invitado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México, y ya he expresado el compromiso de que en la Feria participen escritores y editoriales en todas las lenguas cooficiales, para que la cultura literaria de nuestro país pueda proyectarse en toda su diversidad y riqueza.

Hemos apostado además por la presencia en ferias de relevancia como Sharjah, Frankfurt, Eslovenia y Calcuta y seremos también invitados de honor en la de Panamá. Ya para 2025 seremos país invitado de honor en la FILBO de Bogotá y estamos estudiando las peticiones que nos llegan de cámaras de libro internacionales para participar de forma estratégica en otras ferias del libro clave para nuestro sector.

Y trabajamos ya para ampliar las líneas de apoyo a la internacionalización en todos los sectores:

Ayudas a la traducción a lenguas extranjeras desde cualquier lengua de España con una convocatoria anual por valor de 400.000 euros. En los PGE de 2024 hemos duplicado el presupuesto en traducción para mejorar la visibilidad y presencia de los libros españoles en toda su diversidad en el extranjero.

Elaboración de un plan Estratégico internacional 2024-2026 para la promoción del cine español.

Primera convocatoria en 2024 de ayudas a eventos profesionales para la internacionalización de las industrias culturales y creativas en el marco del Plan de Recuperación, dotadas con 1.862.000 euros. Estas ayudas están enfocadas a impulsar el crecimiento del sector cultural español en el exterior mediante el apoyo al acceso y a la participación de sus empresas y profesionales en los mercados internacionales.

Y este año se llevará a cabo el IV Convenio entre el Ministerio de Cultura y la Fundación Industrias Creativas para la colaboración en el desarrollo del espacio “Conexiones i” en el marco del festival BIME y la internacionalización de la industria musical española en 2024.

Voy a continuar con otro derecho, a los cuales me he referido al inicio de mi intervención, que es el derecho al acceso a la cultura. Un derecho que, sin duda, se debe adaptar a los desafíos de la transformación digital que atravesamos y a la proliferación de nuevos canales de acceso a la cultura. Seguir propiciando experiencias culturales transformadoras y facilitarle al conjunto de la ciudadanía el acceso a la cultura serán ejes de actuación de este Ministerio en la presente legislatura. A continuación, les voy a detallar las acciones que, en este ámbito, hemos iniciado ya.

Quiero hablar, en primer lugar, de nuestra red de bibliotecas. Dice el sociólogo estadounidense Eric Klinenberg que las bibliotecas son “palacios para el pueblo”, infraestructuras sociales igualitarias que mejoran la vida de las personas, de los barrios y de las ciudades.

Continuaremos, en 2024, con la estrategia marcada por el Plan de Fomento de la Lectura, un plan que bajo el lema ‘Lectura infinita’ y un presupuesto de 40 millones de euros, nos ha permitido consolidar el aumento del lector que se produjo durante la pandemia. Trabajamos ya en el desarrollo del Plan para 2025.

En los Presupuestos Generales de 2024 se contempla la puesta en marcha de unas ayudas específicas para accesibilidad y sostenibilidad en las bibliotecas públicas en el ámbito municipal.

Además, hemos recuperado los convenios de catalogación para recuperación del patrimonio bibliográfico y se está elaborando un mapa para favorecer su identificación, investigación y acceso.

En febrero inauguraremos la nueva Biblioteca de Córdoba, que acogerá el próximo Consejo de Cooperación Bibliotecaria. Y también hemos anunciado que este 2024 lanzaremos el concurso arquitectónico para la Biblioteca provincial de Tarragona. Y seguimos avanzando, como saben, en el proyecto de la nueva biblioteca de Barcelona.

Si hablamos de museos, la Red de Museos Estatales es y será un instrumento capital para la difusión cultural y patrimonial, que está afrontando ya en la actualidad la renovación de sus discursos museográficos, en línea con la nueva definición de museo del ICOM aprobada en 2022 y las directrices internacionales. Se trabaja en nuevas lecturas con perspectiva crítica que enriquezcan el conocimiento de las colecciones desde los valores de la diversidad, la accesibilidad, la sostenibilidad y la participación de las comunidades.

Los 16 Museos Estatales dependientes del Ministerio de Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, han registrado en 2023 un total de 2.778.815 visitas, cifra que representa un aumento del 18,15% con respecto a 2022. En términos absolutos, han sido visitados por 426.928 personas más que en el año precedente.

Quiero destacar, sobre todo, la importancia de estas cifras en cuanto ganancia de nuevos públicos y de posibilidades de acceso a la cultura. Y ha ocurrido singularmente en el Museo Nacional del Prado que, al cierre de 2023, a fecha 29 de diciembre, registraba una cifra histórica de visitas, nunca alcanzada: 3.209.285 visitantes.

Entre los proyectos que tenemos en marcha en este ámbito y que abordaremos, se encuentran:

El Centro Nacional de Fotografía en Soria y el Centro Museístico Santander.

Como ustedes saben los museos son organismos vivos, que responden a las cuestiones y debates de su tiempo. En este sentido, uno de los retos que nos hemos propuesto, en línea con las recomendaciones internacionales de organismos como el Consejo Internacional de los Museos (ICOM), es establecer espacios de diálogo e intercambio que nos permitan superar un marco colonial o anclado en inercias de género o etnocéntricas que han lastrado, en muchas ocasiones, la visión del patrimonio, de la historia y del legado artístico.

Existen compromisos internacionales asumidos por España en la última cumbre de Mondiacult y en el 10º Encuentro Iberoamericano de Museos del año 2022. Estos compromisos se traducen en un proceso de revisión de las colecciones de los museos estatales dependientes del Ministerio de Cultura. Es una revisión que ya está incorporada como eje transversal en las programaciones temporales, por ejemplo, en el Museo Nacional de Antropología o el Museo de América. Se trabaja en visibilizar y reconocer la perspectiva de las comunidades y la memoria de los pueblos de los que proceden los bienes expuestos. El objetivo, por lo tanto, es seguir avanzando en la línea que han abierto otros museos españoles e internacionales.

Y También un caso de éxito, el del Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena y el tesoro de Nuestra Señora de la Mercedes que tuve el honor de inaugurar hace muy poco tiempo.

Voy a hablarles de archivos. Los Archivos Estatales trabajan ya también en el Plan de Mejora 2024-2025, que incorporará nuevos conceptos en sus líneas de acción, como la participación ciudadana, la igualdad y la inteligencia artificial. Se han creado diversos grupos de trabajo con agentes emergentes, con otros socios e instituciones para la definición del modelo de alianzas, y en 2024 se creará la Comisión de Usuarios, como foro permanente de escucha y participación.

Continúa además el trabajo del Archivo Histórico de los Movimientos Sociales, cuyo portal web estará disponible este año.

En el ámbito del patrimonio cultural, además de garantizar las inversiones del Estado en su conservación, es necesario abordar una nueva Ley del Patrimonio. Es esencial incluir las nuevas categorías patrimoniales, como el paisaje cultural y patrimonio industrial, y las convenciones internacionales ratificadas por España. Asimismo, apostamos por la importancia de incorporar, junto a los museos y archivos, la categoría ahora no contemplada de “centros nacionales”.

Queremos además dar un nuevo impulso al programa del 2% cultural, con el objetivo de definir un marco para la aplicación del 1% del 2% a la creación. Trabajaremos con el MITMA en la elaboración de la nueva orden de bases reguladoras del 2% cultural para 2025, y propondremos la implementación de una nueva convocatoria de ayudas para el fomento de la actividad artística.

Voy a hablar ahora del INAEM. Como saben es un objetivo principal del Ministerio de Cultura su transformación, lo hemos anunciado públicamente. La semana pasada pudimos anunciar el nombramiento de su nueva directora, Paz Santa Cecilia, y aunque ella será la encargada de comunicar las líneas de trabajo de esta institución, les avanzo que esta transformación se operará teniendo en cuenta las dos funciones del organismo: por un lado, la mejora del mecanismo de ayudas y apoyo a los sectores de las artes escénicas y la música, diseñando planes estratégicos específicos para cada sector, y la gestión de las distintas Unidades de producción. El objetivo central, con relación a estas unidades, es aumentar su presencia en todo el territorio, tanto con giras como con coproducciones, ahondando en un asunto capital para este Ministerio, y que abordaré en el próximo tramo de la comparecencia, como es la vertebración territorial y la cohesión social.

Sobre el Bono Cultural que, como saben, es fruto de un acuerdo de Gobierno de coalición, es una de las políticas más relevantes en la articulación del acceso a la vida cultural de las personas jóvenes de nuestro país. No hace falta que les recuerde la importancia que tiene para un país que los públicos jóvenes incorporen la cultura en su día a día. Y en el retorno positivo que esta medida tiene, además, para nuestras industrias culturales y creativas.

Desde 2023, les avanzo algunos datos, 326.000 personas jóvenes de nuestro país han accedido a este Bono Cultural: dos de cada tres jóvenes de 18 años. Sumado a las 277.000 personas jóvenes que lo disfrutaron en 2022, la cifra el acceso a este programa en más de 600.000 jóvenes. Sabemos que estas cifras podrían ser mayores, y por eso nuestro propósito es seguir acercando la cultura a la juventud. Hay demasiados jóvenes que no conocen todavía la existencia del Bono Cultural, y uno de los esfuerzos que haremos es tratar de hacérselo conocer al máximo número de personas jóvenes.

Igualmente, queremos que la cultura forme parte del día a día de toda la ciudadanía, de todas las personas y por ello vamos a profundizar el programa de Cine Senior, dedicado a impulsar la vuelta de los mayores de 65 años a las salas de cine. La primera edición ha supuesto un impulso muy importante para introducir de nuevo el cine entre los hábitos culturales de las y los mayores: respecto a la asistencia media de los martes en 2022, en 2023 ha crecido un 46%. Por lo tanto, estamos hablando de un programa que tiene mucho éxito y que debe ser fortalecido.

Y permítanme ahora que aborde el contenido del derecho a la participación en la vida ciudadana, en la vida cultural, el tercer derecho que les he marcado en mi introducción, para que la ciudadanía pueda contribuir al paisaje cultural que nos circunda. La ciudadanía debe tener derecho a crear, tiene derecho a ser usuario de la cultura, pero también a participar del paisaje cultural, y a la vida cultural de su país.

En este ámbito, cobra especial sentido las cuestiones vinculadas a la igualdad de género, a la diversidad cultural, a las diferentes identidades. Es necesario que la conversación en el espacio público sea de todas y de todos y que se promueva esa participación. Cualquier política pública debe atender a las necesidades del sector, pero también debe generar condiciones para la expresión, las practicas artísticas y la participación en el ecosistema cultural de la sociedad. Hablamos, en definitiva, de una democracia cultural, que debe ser representada por toda la ciudadanía.

Hoy más de un 15% de ciudadanos en España han nacido fuera de nuestro país, en el año 2000, solo hace 24 años, era un 4%. Probablemente este porcentaje seguirá creciendo en el futuro y si nuestro paisaje humano cambia, también debería transformarse nuestro panorama cultural. Creo que esa mezcla, esa hibridación, es una oportunidad. Hay que cuidar, acompañar y abrir nuestro sistema cultural a esa nueva diversidad cultural que ya vive España. Y hacerlo desde los supuestos ya expresados de la igualdad y la diversidad, en aras de la cohesión social y de la vertebración territorial.

Este Ministerio reconoce todos los pasos dados en ese camino de la igualdad entre hombres y mujeres, pero es consciente de que nuestra escena cultural y nuestra práctica cultural exigen un compromiso decidido también con el feminismo y la igualdad real, y queda mucho camino por recorrer y este Ministerio va a dedicarse específicamente a esta cuestión.

Como saben, contamos con un Observatorio de la Igualdad de Género en el ámbito de la Cultura que señala en diversos informes que la desigualdad sigue muy presente. Hay que hacer un esfuerzo especial para igualar la presencia de mujeres en todas las funciones y ámbitos de la producción artística y cultural, de la misma manera que seremos especialmente sensibles a la presencia y al aporte cultural de la comunidad LGTBI.

Sobre el empleo cultural les traslado algunos datos:

Se observan aún diferencias significativas por sexos entre el empleo vinculado al ámbito cultural y el empleo total, con una mayor proporción de hombres, 59,1%, frente al 53,8% del conjunto del empleo. Hay más hombres en el mundo de la cultura en proporción que en el conjunto del empleo.

Y, además, la tasa de empleo cultural de mujeres, 40,9%, continua por debajo de la observada en el conjunto nacional, 46,2%.

Por lo tanto, es necesario activar sistemas de garantía en las programaciones, en los jurados, en los comités de cualquier tipo y realizar informes, generalistas y particulares de cualquier institución que reciba fondos públicos. Esa será una de nuestras tareas. Y por lo tanto, y quiero anunciarles también que trabajaremos en la elaboración de un Plan de Igualdad para la cultura y en la potenciación del Observatorio de Igualdad, al que desde aquí quiero agradecer su trabajo.

Voy a hablarles de pluralidad lingüística, de cohesión y vertebración territorial.

El catalán, el gallego, el euskera y el castellano son la pluralidad lingüística en España y es uno de nuestros grandes patrimonios compartidos. Y esa biodiversidad deber ser objeto de atención prioritaria también por parte del Ministerio que dirijo. Jamás debemos percibir este patrimonio como algo irrelevante y mucho menos como una amenaza.

Desde esa biodiversidad a la que me refiero es urgente proteger también dos lenguas minorizadas como son el aragonés y el asturiano. Lenguas que no son cooficiales pero están reconocidas por sus Estatutos de Autonomía y deben ser protegidas como indica la Carta Europea de las Lenguas Regionales o minoritarias suscrita por España, así como la propia Constitución Española.

A este respecto, manifestamos nuestra voluntad de mantener una relación fluida también con la Academia de la Llingua Asturiana y la Academia de la Lengua Aragonesa así como con toda la sociedad civil que trabaja activamente para la preservación e impulso de ambos idiomas.

Nuestra biodiversidad lingüística, tenemos esa inmensa suerte, se traslada a la literatura. Somos el país de Irene Solà, de Yolanda Castaño, de Andrea Abreu, o Katixa Agirre. El país que conmemora este año a grandes poetas como Luisa Villalta, a la que se dedica el Día das Letras Galegas; que reconoce con el Cervantes la prosa de Luis Mateo Díez; o que recuerda, con orgullo, el centenario del nacimiento de uno de nuestros grandes poetas, el valenciano Vicent Andrés Estellés.

Trabajaremos para acordar con las autoridades autonómicas una estrategia conjunta de soporte, difusión y proyección de la diversidad cultural y lingüística de España, reconociendo aquellas instituciones que de manera especial velan por el mantenimiento de esta expresión de riqueza. Además:

Promoveremos, entre otras acciones, la circulación de producciones en su lengua original, subtituladas o sobretituladas.

Prestaremos especial atención a las programas, becas y líneas de ayudas a la traducción entre las diferentes lenguas y estaremos atentas y atentos a la representación de esta diversidad cultural y lingüística en la programación ministerial.

Pero la cultura es, como saben, un eje estratégico de vertebración territorial. Vertebrar no significa homogeneizar, borrar la diversidad. Dice la filósofa y escritora Marina Garcés que la cultura es el conjunto de expresiones que hacen del medio que vivimos un mundo común; pero un mundo común no significa un mundo único, está hecho de muchos mundos. Y nuestra tarea es, justamente, alentar esa diversidad en lo común.

Se trata, en cierta medida, de impugnar las periferias, no hay periferias en este país y menos cuando se trata de políticas culturales. Tenemos que integrar el núcleo de estrategias para el desarrollo sostenible, y también en el mundo rural y en zonas no urbanas de nuestro país. Y esto va a ser también una prioridad para el Ministerio que dirijo.

Quiero anunciarles hoy una iniciativa importante también que, en el marco de actuación del Plan de Derechos Culturales, crearemos un programa de acción cultural también en barrios y en zonas desfavorecidas del país, una línea de trabajo que tendrá como finalidad garantizar la distribución equitativa de recursos y el acceso en todo el territorio, tanto al disfrute como a la creación y producción cultural. Un programa en el que las personas y comunidades culturales tengan voz propia apostando por la pluralidad de prácticas y modelos de producción. En definitiva, allí donde haya brechas sociales y económicas, la cultura pública estará al servicio de la vertebración y mejora de las condiciones de vida y la convivencia social.

Consolidaremos también, en segundo lugar, el programa Ecosistema Cultura Territorio, en colaboración con las Comunidades Autónomas, que nació en el marco de los Next Generation, y que integramos ahora en el proyecto de presupuestos de Cultura para seguir propiciando la financiación de proyectos culturales en áreas no urbanas.

Revisaremos y daremos impulso a las medidas, programas y ayudas que inciden en la oferta cultural en todo el territorio y la circulación de contenidos y producciones, como el programa PLATEA en colaboración con la FEMP; el foro ‘Cultura y Ruralidades’; o las ayudas específicas para la promoción de la lectura en el ámbito rural.

Y estudiaremos, en la línea de actuación del Día del Cine Español, un programa de acceso al cine en todo el territorio y durante todo el año, para llevarlo a áreas rurales o poblaciones en las que han desaparecido los espacios de proyección.

Y hemos puesto en marcha también ayudas específicas para la promoción de la lectura en el ámbito rural y continuamos el programa de animación lectora María Moliner, con una dotación anual de 1.098.000 euros y por el que se benefician bibliotecas públicas en municipios de menos de 50.000 habitantes, priorizando a las poblaciones de menos de 5.000. Cada año 370 bibliotecas reciben estas ayudas.

Quiero cerrar este capítulo de la comparecencia con una referencia a la Educación, que es una de las vías de acceso a la participación de la ciudadanía en la vida cultural, la puerta por la que, en tantas ocasiones, se llega a la cultura y a esa transformación que opera en nuestras vidas. En este sentido les quiero recordar dos epígrafes del Acuerdo de Gobierno que vamos a impulsar en esta legislatura:

La promoción de “un acuerdo entre los ámbitos institucionales de la cultura y la educación, para desarrollar estrategias y medidas recíprocas para ampliar la presencia del arte, la cultura y la creatividad tanto en la educación reglada como en la no formal”.

Y la recientemente aprobada, en el Consejo de ministros, Ley de Enseñanzas Artísticas, paralizada su aprobación tras la convocatoria electoral, que regula las enseñanzas artísticas superiores y establece la organización y equivalencias de las enseñanzas artísticas profesionales.

Quiero señalar además como hito en este ámbito nuestra participación en la Conferencia de Educación y Cultura de la UNESCO, que tendrá lugar en febrero de 2024. Esta reunión internacional de ministros de Cultura y Educación tiene como objetivo la aprobación de un marco de actuación común de Educación y Cultura. Nuestro Ministerio es responsable de la puesta en marcha de este plan de actuación en los próximos cuatro años, y estamos realizando aportaciones en materia de respeto de los derechos humanos, educación inclusiva y referencia a personas con diversidades de aprendizaje, entre otras cosas.

La crisis climática que atravesamos exige hoy respuestas firmes en el ámbito global. Si, quiero hablarles ahora de cultura y crisis climática. Ya no estamos en el momento de nombrar, sino en el momento de actuar. De dar respuestas que, sobre todo, nos alejen de la devastación de nuestros espacios naturales. Que cuiden nuestro ecosistema y no lo destruyan. Que nos protejan como humanidad amenazada. Y exige transformaciones urgentes relativas a la sostenibilidad, la igualdad, los cuidados, la convivencia y el derecho al espacio público.

En los últimos años, desde el Ministerio de Cultura se han abierto importantes líneas de trabajo que quiero mencionar:

Por un lado, el Libro verde para la gestión sostenible del patrimonio cultural, está aquí el director general que se ocupa de esto, que se trata, como saben, de un documento en proceso, que resulta de nuestro compromiso de trabajar por la gestión sostenible del patrimonio cultural, su acceso universal y su papel como eje vertebrador del territorio.

Y, por otro lado, la aplicación de un protocolo de actuación para la valoración de la implantación de energías renovables en bienes con valores culturales. La conservación del patrimonio debe ser compatible con la adaptación al desafío climático y este protocolo debe ser origen de respuestas a la creciente demanda en energías renovables.

El pasado diciembre tuve la oportunidad de participar en el Diálogo Ministerial de alto nivel sobre la Acción Climática basada en la Cultura, en el marco de la COP28. En ese foro internacional, con el resto de los ministerios de Cultura participantes, nuestro país se adhirió a la Declaración de Emiratos sobre Acción Climática basada en la Cultura, que reconoce el potencial de la cultura para posibilitar una respuesta que haga frente a la crisis climática.

En el seno de ese grupo de países amigos seguiremos trabajando, partiendo de las acciones ya en marcha, en un conjunto de medidas de cultura, sostenibilidad y transición ecológica, que, en armonía con las recomendaciones internacionales, desarrolle protocolos e indicadores en la materia e implemente respaldo financiero y formativo para los agentes del tejido cultural.

El arte, la cultura, el patrimonio, las industrias creativas y culturales deben integrar, pues, la respuesta ante esta emergencia. Y desde ese lugar debemos combatir, denodadamente, un negacionismo climático y acientífico que es, sin duda, una expresión depurada de desigualdad social y de privilegio.

Para hacerlo, les anuncio que el Ministerio de Cultura va a impulsar la creación de la Bienal de Cultura y Futuro Climático que reunirá a expertas, expertos, integrantes del sector y voces autorizadas para suscitar una reflexión colectiva sobre los modos de producción, los protocolos del sector, dibujando una estrategia conjunta para la cultura de nuestro país en su relación con la emergencia climática y la crisis ecosocial.

Será una convocatoria abierta para ciudades grandes e intermedias, con el objetivo de crear temporalmente una red pluricéntrica de reflexiones sobre los retos locales y globales que la sociedad española debe afrontar para dejar atrás un modelo de cultura que históricamente se ha asentado en los combustibles fósiles. Queremos que sea un espacio propositivo, para dibujar horizontes de futuro y generar nuevos imaginarios culturales sostenibles.

Hasta aquí he expuesto un marco general y las orientaciones que van a guiar las actuaciones del Ministerio de Cultura en la presente legislatura. Pero no quiero cerrar el contenido de esta comparecencia sin antes compartir con todas y todos ustedes una reflexión general.

Habrán escuchado que la importancia de una cultura radica en el PIB, en la capacidad de generar riqueza o incluso de mejorar la competitividad de un territorio. Las relaciones entre cultura y economía son importantes y, sin duda, nuestro país es una potencia en la economía de la cultura, en el cine, el mundo editorial, en las artes escénicas. No podemos descuidar un rostro económico y lo que laboral y socialmente representa para tantas personas en nuestro país.

Pero la cultura tiene una dimensión que nos lleva más allá del mercado y de los beneficios económicos y de la actividad económica. También ahí nos debemos detener. Tiene que ver con el aprendizaje, con la capacidad de expresarse, de crear y de soñar, de participar como comunidad. De imaginar. De relacionarnos en cuanto humanidad. Una cultura que se escribe con la tinta de los derechos.

Tiene que ver con ser críticas y críticos, con expresarnos en libertad, sin miedo, sin recelos y sin censuras. Sin hurtarle a la ciudadanía debates, por muy incómodos o complejos que sean. Una cultura que habla el idioma del bien común y la construcción colectiva.

La cultura debe ser un instrumento de convivencia y de diálogo que refuta, activamente, la competencia y el conflicto. Conflictos que ahora mismo en el mundo, están cobrándose la vida, bajo las bombas, de tantas personas, como está ocurriendo actualmente en Gaza.

Detrás de esos conflictos, de todos ellos, en Ucrania, en Yemen en Afganistán, y en tantas otras zonas en guerra del mundo, hay fuertes intereses económicos y geoestratégicos, pero también hay motivaciones relacionadas con la Cultura. No debemos olvidarlo jamás. Concepciones cerradas, esquemas de dominación e incluso de superioridad cultural, que alientan el desprecio por el otro y la indiferencia ante su dolor o incluso su muerte.

Una concepción cultural basada en los derechos, la que nosotros queremos defender y debemos defender como país, una concepción cultural basada en derechos, es el mejor antídoto ante esta Cultura de la Guerra.

Nuestra tarea, señorías, también desde la Cultura, es parar la injusticia de estas guerras y el asesinato masivo de tantas personas inocentes. Y eso nos obliga desde la Cultura a trabajar en las condiciones para la paz del futuro.

La Asamblea General de las Naciones Unidas, señorías, proclamó el año 2000 el Año Internacional de la Cultura de Paz. Casi 25 años después no podemos sentirnos orgullosos de los logros conseguidos porque los conflictos se multiplican. Nuestro compromiso como Ministerio es trabajar también con la Unesco para revitalizar, con ambición, la promoción de la Cultura de Paz. La misión de la Unesco, y cito literalmente, es muy clara: “contribuir al mantenimiento de la paz y de la seguridad, intensificando, mediante la educación, la ciencia y la cultura, la colaboración entre las naciones para asegurar el respeto universal de la justicia, de los derechos humanos y de las libertades fundamentales para todos, sin distinción de raza, sexo, lengua o religión, que las Naciones Unidas reconoce a todos los pueblos”.

Queremos convertir este mandato de la Unesco en un objetivo político de nuestro Ministerio también en esta legislatura. Y aspiramos a recabar el apoyo de sus señorías y de los grupos políticos de nuestro país en esta importante tarea.

Debemos impulsar políticas que generen espacios y acciones basadas en el respeto y la cooperación. Que persigan el diálogo y la participación, garantizando el fomento de la paz, los derechos humanos, la solidaridad, la sostenibilidad, la inclusión, la diversidad y el diálogo intercultural.

Por ello apostaremos por la Diplomacia cultural que será uno de los vectores y objetivos de política la exterior, de nuestra política exterior, como la paz y la estabilidad, o el empleo y el desarrollo.

Desde el Ministerio de Cultura queremos impulsar el enorme potencial de la diplomacia cultural española, en coordinación con el Ministerio de Exteriores. España, por su influencia y su capacidad cultural, por su idioma, por su relación con América Latina, Asia, Oriente Próximo, tiene la capacidad de ser un agente diplomático cultural muy influyente.

España puede potenciar sus redes culturales y su capacidad de influencia para hacer diplomacia cultural, usando las instituciones culturales españolas como son los centros culturales o el Instituto Cervantes, pero también otras redes como los colegios bilingües españoles por todo el mundo que tienen concierto con el Ministerio de Educación.

Y hacer diplomacia cultural en favor de los derechos humanos, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es hacerlo en favor de un mundo más justo. En este contexto, les quiero informar de mi reciente reunión con la directora general de la UNESCO para defender la candidatura de España a albergar Mondiacult en el año 2025. Como saben ustedes, Mondiacult es el principal encuentro internacional sobre políticas culturales. España defiende su candidatura como referente cultural internacional que es y como uno de los estados con mayor número de declaraciones y buenas prácticas en la suma total de las tres Convenciones de Cultura. Además, actualmente, formamos parte del Consejo Ejecutivo de la Unesco por tercera vez seguida y aspiramos a formar parte del comité de la Convención de patrimonio cultural inmaterial, del que ya fue miembro de 2009 a 2013.

Y sumaremos a ese propósito otra intención que quiero anunciarles y exponerles: impulsaremos desde nuestro país la proclamación de un nuevo Año Internacional para la Cultura de Paz en cooperación con el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Acabo ya. He abordado varios asuntos en esta comparecencia y creo que todos ellos pueden suscitar opiniones y reflexiones muy diversas. Esta Comisión de Cultura, como órgano de nuestro Parlamento, es, creo, un lugar especialmente apto para el diálogo y el intercambio. Espero de verdad que así sea y les agradezco muchísimos la colaboración y disposición que me han mostrado todos. No he podido hablar con todos ustedes, pero con una mayoría de ustedes sí. Les agradezco mucho que en privado me hayan trasladado esa voluntad de cooperación, que estoy seguro de que lo lograremos a lo largo de esta legislatura.

Esa voluntad de acuerdo y diálogo me remite, señorías, también, y con él quiero terminar, a una figura importante para la memoria de nuestro país como es Jorge Semprún. En el marco del año que recuerda al ex ministro de Cultura, escritor y político, propondré hoy una pequeña, pero muy simbólica acción, que espero que cuente con su apoyo. Es que queremos nombrar el Auditorio del Ministerio de Cultura como Auditorio Jorge Semprún, una evocación de una figura excepcional, pero también el propósito de poner la cultura en el centro de nuestro día a día.

Espero, señorías, que entre todas y todos podamos construir un espacio seguro de intercambios y de trabajo en común. Me gustaría que consideremos, en todo momento, la importancia de la cultura, de la creación, el poder que tienen para transformar y mejorar nuestras vidas. Y que consigamos, también colectivamente, mejorar esta herramienta fundamental que es la Cultura para el progreso de nuestra democracia, la consagración de nuestros derechos y libertades y la sostenibilidad de la vida.

Muchas gracias por su paciencia y quedo a su disposición para sus preguntas y apreciaciones.

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