12/07/2021
Buenos días, bon dia, egun on, bos dias,
El carácter plurilingüe de España aconseja practicar un federalismo cultural y desde luego yo me presto a ello.
Gracias ministro, porque me va a tocar culminar tu trabajo en tantos terrenos. Siempre hay un punto de injusticia, digámoslo así, que uno recoge los frutos que ha sembrado otro después de arar la tierra, de separar las piedras, de vencer obstáculos y por lo tanto querré verte mucho, ministro. No solo por el consejo, que desde luego, también por la presencia, por la calidez, por la humanidad, por la cercanía, por la honestidad de un hombre que probablemente no pudo hacer todo lo que quería, entre otras cosas, porque como todos los ministros y ministras se ha enfrentado a una pandemia durísima.
Por tanto, gracias por tu afecto, tu amistad y por lo mucho que quiero seguir sacando de ti.
Asumo esta responsabilidad con ilusión, con humildad y un sentido de la responsabilidad importante. Miré la lista de ministros de Cultura y los de Educación y Cultura que me han precedido y cada vez me encogía más: Jorge Semprún, Javier Solana, Jordi Solé Tura, Ángeles González Sinde, Carmen Alborch, Carmen Calvo, José Manuel, José Guirao, Íñigo Méndez de Vigo, en alguna etapa de su trayectoria política, Cesar Antonio Molina. Al final de esa nómina se ve uno pequeño. No quiero generar falsas expectativas. No llegaré a estos niveles, pero el estímulo sí lo tendré para esforzarme cada día, para inspirarme en lo que quiero y para intentar llegar siquiera a la mitad del camino que ellos recorrieron.
Es verdad que cuando digo esos nombres siempre nos duelen más los que nos faltan. Cuando hablo todavía de Carmen Alborch siento un estremecimiento. La imposibilidad de imaginar un mundo en el que ella no está, cómo lo iluminaba, como nos ayudó a todos en tantas cosas. Por no hablar de Jordi Solé Tura, padre de la Constitución, maestro y también compañero.
Estos nos faltan. Pero la cultura también es memoria. Y les diré, hablaba de responsabilidad, de humildad. Es que cultura y educación son los instrumentos importantes de progreso social y de igualdad de oportunidades. Y por tanto quien se acerca a ellos desde una vocación de servicio público siente un enorme respeto.
No les conozco a la mayoría pero sé que nos acompañan representantes de la cultura, de los deportes, de los medios. Espero trabajar con todos. A uno sí le conozco y quiero nombrarlo. Es el presidente de RTVE. Vamos a tener que trabajar mucho juntos. Todavía creo que me gustaban los libros por aquel programa que se llamaba Biblioteca Nacional y que tenía una sintonía de Vainica Doble que decía “todo, todo, todo está en los libros”. Efectivamente, TVE ha de seguir siendo ese motor de cambio, mejora, promoción y fomento de la cultura y el deporte.
He intentado buscar definiciones de cultura y al final había tantas que me he mareado. Me he hecho una mezclando varias: la cultura es lo que respiramos juntos, lo que nos convierte en comunidad. Unidos en la diversidad, libres, para ser quienes somos. Para compartir, para construir, para debatir. Para disentir, para enseñar y para aprender. Solo un país culto puede ser un país libre. La cultura es lo contrario a la barbarie.
La cultura implica entre otras cosas tolerancia, respeto y convivencia. Y en ese sentido y aun hoy, y por mucho tiempo, no puedo dejar de pensar en Samuel Luiz, ese joven gallego de 24 años asesinado brutalmente, víctima de la violencia, del odio, de la intolerancia y, sí, de la homofobia. Yo reivindico como seguramente todos ustedes la cultura frente al odio. Y, por lo tanto, a más cultura más conseguiremos aislar hasta erradicar las violencias cuya única base es el desprecio o el odio al diferente.
Cultura es memoria. Cultura y civilidad. Cultura para la mediación, para construir puentes, para establecer conexiones afectivas. Para tener una mirada limpia, que rompa prejuicios y que abra puertas.
Cultura y deporte. Hay quien se extraña de que estas dos dimensiones vayan juntas. Yo no. Bueno, no tiene mérito, me las he encontrado juntas, para qué vamos a discutir. Pero ¿no consideran ustedes que colaborar y competir para ser mejores tanto individual como colectivamente tiene mucho que ver tanto con la cultura como con el deporte?
Me iba diciendo mucha gente estos días, “no te olvides del deporte”. Seguramente porque saben, como es de ver, que el deporte no ha supuesto una dedicación importante. Pero no quiere decir que no haya habido admiración por los deportistas y las deportistas por ese querer llegar más lejos, más rápido, más alto.
Deporte para mí, y perdonen la de debilidad, era Alfredo Pérez Rubalcaba, deportista mucho antes que político. Por tanto, le voy a recordar, como tantas veces, hoy en el día de mi toma de posesión. Y luego, unos tíos abuelos que han salido en los medios, a quienes agradezco que hayan buceado en la historia familiar descubriendo cosas que ni la familia sabíamos, pero que nos llenan de orgullo y que siempre marcan esos hitos en los que conviene fijarse. El tío abuelo más futbolero, los dos lo eran, fue también miembro del equipo olímpico de pelota vasca en las olimpiadas de París. Los franceses intentaron asegurarse una medalla e introdujeron la pelota vasca como disciplina deportiva. Para su pena, supongo, la medalla de oro se la llevó España porque tenía un buen equipo, entre otros formado por un tío abuelo futbolista que también jugaba a ese deporte.
Me perdonarán que busque también su sonrisa y una cierta complicidad. Pero es que venimos de un tiempo muy complicado. Tanto la cultura como el deporte han sufrido una pandemia de forma especialísima. Curiosamente también nos han proporcionado refugio durante la pandemia. Pero han sufrido, como ha sufrido el ministro de Cultura y Deporte, que se ha visto muy limitado en sus posibilidades debido a esto.
Cultura y deporte nos han acompañado en este tiempo excepcional, y por tanto es justo que reciban un reconocimiento, pero también un renovado impulso. Y quiero decirles, no podemos empezar mejor, en presencia de la ministra de Hacienda y Función Pública. Veo que me han entendido bien. No hace falta que me extienda. Como se dice ahora, ahí lo dejo. Pero también les emplazo a que ese renovado impulso a la cultura y al deporte nos convoque a todos.
Tenemos también que hablar de España. Hay gente a la que le cuesta. A mí no. Entre otras cosas, intento siempre llevar el escudo de España. No he visto cosa más inclusiva, integradora, más diversa y más potente que nuestro escudo.
Somos una gran potencia cultural y deportiva en el mundo. Debemos serlo más. No debe ser prudente decirlo pero yo creo que podemos, estamos en condiciones de ser una gran súper potencia cultural y deportiva. Y creo que las bases están. Las gentes están, la sensibilidad está. Lo que hemos de promover es que con cooperación, confianza, con ayuda, consigamos llegar todos más lejos.
Somos un país de creadores y de creadoras. Tenemos una lengua común vital, poderosa, internacional. En España conviven varias lenguas. Yo creo que esa es otra de nuestras riquezas y que nos debería estimular. Pero desde luego yo no quiero descuidar la enorme importancia de la lengua castellana en América Latina y en los EEUU. Tenemos un deber de mantener esa llama, ese fuego, esa pasión que nos ha hecho gozar de la literatura iberoamericana y de tantas y tantas cosas y que además nos permite enlazar con nuestros pueblos hermanos de América Latina.
Es verdad que cuando hablamos de cultura, cuando hablamos de deporte, solemos pensar en las primerísimas filas, en los que ganan los trofeos, en los que nos traen las medallas, en los que nos hacen reír, disfrutar, pensar y llorar a todos desde un escenario. Pero creo que merece la pena recordar también a la cultura y el deporte que se hacen desde abajo. Desde asociaciones, grupos más o menos informales, asociaciones de base y también pensemos en equipamientos deportivos y culturales locales. Sin desatender por supuesto grandes instituciones culturales y deportivas, nuestro estandarte, pero sabiendo que sin esa cultura y ese deporte escolar, de base, no valdría de nada tener grandes instituciones porque probablemente serían edificios vacíos. Precisamente los llena la gente que desde muy joven, muy pequeña, se ha ido iniciando en este mundo. Es verdad que en estos momentos yo formo parte de un Gobierno. Quiero agradecer al presidente su doble confianza, como ministro de Política Territorial y Función Pública y ahora como ministro de Cultura y Deporte, porque me permite compartir un proyecto que va más allá de las competencias de cada uno.
Queremos llevar a España tan lejos como sea posible. Y para eso nos hemos dotado de un instrumento con ese nombre tan… Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. España puede y debe. Y también ese plan contempla la cultura y el deporte. Para impulsar las industrias culturales. Es verdad que a veces a algunos todavía nos cuesta decir industria cultural, porque le hemos dado a la cultura solo una perspectiva humanista y a veces nos cuesta verla también como un sector económico, de proyección y de poder muy muy relevante.
Tenemos un proyecto para hacer de España un hub audiovisual. Tenemos una industria audiovisual potente pero lo debería ser más. Necesita más dimensión, más digitalización, más internacionalización.
También forma parte de ese plan el fomento del deporte. La lista de cosas en marcha es tremenda. Estatuto del artista, derechos de autor, digitalización, mecenazgo, innovación, apoyo a los creadores y creadoras, incentivos fiscales. Tantas y tantas cosas que están en marcha, que están en reflexión, que están en conversación, que están en diálogo. No hace falta que les diga que yo del diálogo, la negociación y el pacto he hecho algo más que un lema. He hecho una manera de entender la política y seguiré practicándolos desde este ministerio.
En 5 meses en el Ministerio de Política Territorial y Función Pública y gracias también a la ministra de Hacienda, hemos conseguido trenzar acuerdos muy relevantes en función pública, con el teletrabajo y en intentar atajar la temporalidad.
Por lo tanto, yo seguiré en esa línea. Ahora más todavía si cabe con las CCAA, las ciudades autónomas y el mundo local. Y también para intentar seguir fomentando lo diverso. Porque desde lo diverso podremos fortalecer también el orgullo colectivo. Nuestros creadores, nuestras creadoras, con independencia de la lengua española que utilicen, son patrimonio de todos y ningún español debería renunciar a ninguna de esas expresiones, a ninguna de esas riquezas que como país tenemos el orgullo de albergar.
Lo he dicho alguna vez. Nosotros debemos sentirnos muy orgullosos de nuestra diversidad. Pero también hemos de sentirnos fuertes en nuestra unidad. La combinación de esos dos elementos yo creo que nos hará imbatibles.
Hablábamos de cultura y no quiero dejar de hablar de libertad. Porque la libertad (la frase no es mía) es una librería. Y la libertad también es un escenario. Es el lugar donde se concitan las emociones, los saberes y esa capacidad innovadora de las gentes. Y nosotros tenemos ahí muchas librerías. Deberíamos tener más, porque algunas no han sobrevivido a la pandemia, y tenemos muchos escenarios de todo tipo y un patrimonio cultural, musical, artístico e histórico que no nos lo acabamos y en gran medida aún lo desconocemos. He de reconocer en esto que cuando salgo al extranjero tengo una obsesión por visitar los museos de ciudades nuevas. Tenemos aquí los mejores museos del mundo y no siempre tenemos esa voluntad tan firme de descubrirlos y redescubrirlos, porque un museo cada mes cambia. Es otro. Basta ver el Museo del Prado, que tuve la ocasión de visitar hace poco con el presidente de su patronato, Javier Solana.
Desde el respeto, y en presencia del ministro, a la labor realizada, yo espero acrecentarla y mejorarla, escuchando a todos. Contando con todos. Resolviendo problemas. Y no olvidando (sé que puede resultar polémico, quizá no compartido) que la cultura es también un servicio público. Tenemos que garantizar el acceso real a las artes y al patrimonio. Debemos estimular el talento creativo, la formación artística desde la escuela y a lo largo de la vida. No les escondo, me gustaría vivir en un país con más lectores y lectoras, que los que leen lean más y los que todavía no lo hacen empiecen a hacerlo y abrir puertas y ventanas a los infinitos mundos que encierra la literatura.
Quiero un país con más cultura, con más deporte. Y es verdad, debemos potenciar, y soy un contraejemplo, la práctica deportiva. Desde las escuelas, al deporte de competición. Y vamos a hacerlo. Y por lo tanto acabo con esa mención al deporte de competición. Creo que me uno al deseo de todos de que nuestros atletas, nuestras atletas tengan los mayores triunfos en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Con ellos y con ellas todos debemos aspirar a ser más rápidos y más fuertes. A llegar más alto. Y acabo: estimulando el deporte femenino, que para muchos está siendo un descubrimiento. Y desterrando también del deporte la homofobia. Con eso llegaremos a tener el país que queremos.
Muchas gracias.