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Día Mundial de la Propiedad Intelectual. 26 de abril de 2017

Detalle del cartel del Día Mundial de la Propiedad Intelectual 2018

Carta del Director General de Industrias Culturales y del Libro, Óscar Sáenz de Santa María Gómez-Mampaso, con motivo del Día Mundial de la Propiedad Intelectual, 26 de abril de 2018

La celebración anual del Día Mundial de Propiedad Intelectual, cada 26 de abril, nos brinda la oportunidad de resaltar el valor que los derechos de propiedad intelectual aportan a nuestro progreso como seres humanos y como sociedad. La proyección internacional de este día, abanderado desde la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), de la que España es Estado miembro desde sus inicios, se sitúa hoy en su decimoctava conmemoración.

Como no puede ser de otra forma, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Departamento competente en la defensa y protección de los derechos de propiedad intelectual, se involucra activamente en esta actividad, haciendo suyos los lemas que en cada edición pretenden visibilizar un aspecto en particular, siempre relacionado con las funciones que los derechos de propiedad intelectual e industrial desempeñan en el fomento e impulso de la creatividad y la innovación.

Bajo el lema “Artífices del cambio: las mujeres en la innovación y la creatividad”, la Organización Mundial de Propiedad Intelectual ha querido sumarse, en este año 2018, a las actuales corrientes y manifestaciones de creciente demanda de la presencia de las mujeres en todos los sectores políticos, económicos y sociales, y que, en el caso concreto del espacio cultural, se focaliza en fomentar una mayor participación y reconocimiento en este ámbito, superando en ocasiones dificultades añadidas.Salto de línea Si bien son muchos los nombres de españolas ilustres que han destacado en diversos campos de la creatividad y la cultura, entre otros, Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán, Maruja Mallo, Rosa Chacel, Mercè Rodoreda, María Luisa Ozaita, Emiliana Zubeldia o María Luz Morales, el reconocimiento o difusión de su labor debe seguir siendo impulsado.

Un análisis de los datos que refleja la Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España lleva a concluir que, estadísticamente, apenas existen diferencias de calado en el consumo cultural entre ambos sexos, mientras que el Anuario de Estadísticas Culturales constata que, del total de titulares de derechos de propiedad intelectual que son miembros de entidades de gestión, únicamente el 23,2 % son mujeres, dando muestra del camino aún por recorrer para la plena incorporación de la mujer a la creación, y, por ende, en el conocimiento de sus obras.

Una adecuada política de protección y respeto de los derechos de propiedad intelectual supone una importante ayuda para la consumación de este objetivo, pues permite crear las condiciones necesarias para transformar los conocimientos y las ideas en verdaderos activos de progreso, seguridad de la que el colectivo de creadoras puede beneficiarse y al que puede aportar a su vez.

No cabe duda de que toda la sociedad se enriquece al incorporar las propuestas, experiencias y percepciones de las creadoras en todos los sectores culturales que de otra manera permanecerían invisibles, integrando la Secretaria de Estado de Cultura en todos sus proyectos la perspectiva de género.

Así sucede con la política de defensa y protección de propiedad intelectual, objetivo prioritario del Plan Cultura 2020, donde cabe destacar proyectos como las campañas institucionales de sensibilización, en medios y en centros escolares, incidiendo su foco en los estratos más jóvenes de la sociedad al objeto de transformar los estereotipos imperantes; el fomento de una oferta legal accesible y adecuada; el ambicioso proyecto de modernización del Registro Central de la Propiedad Intelectual, o los notables esfuerzos en la dotación de mayores y mejores recursos a la Comisión de Propiedad Intelectual, que a través de la actuación de sus dos Secciones fortalece, por una parte, la lucha contra la vulneración de los derechos de propiedad intelectual en el entorno digital, y, por otra, el ejercicio de las funciones de mediación, arbitraje y determinación de tarifas necesario para el funcionamiento del sistema.

En conjunto, un abanico de acciones cuya incidencia revierte en la sociedad, fortaleciendo una política de protección de los derechos de propiedad intelectual que a su vez coadyuve a eliminar posibles barreras a la creación e innovación, tanto a hombres como mujeres, en un compromiso conjunto por el cambio que hace unas décadas habría parecido imposible, que nos evoca las palabras pronunciadas por María Zambrano, “No se pasa de lo posible a lo real, sino de lo imposible a lo verdadero”.

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