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Gallo

Gallo

Número de inventario: 4264. Badajoz.

Hierro. 26,5 x 52,5 x 10 cm.

Extremadura goza de una tradición rural de herrería que se caracteriza por la utilización de hierros rizados en sus creaciones (L. Cortés Vázquez, 1992: 194). Con ellos forjan piezas con tres pies cuya cabeza recuerda, la mayoría de las veces, la figura estilizada de un gallo, de un perro o un caballo (P. M. Artiñano y Galdácano, 1919: 154). Se trata de piezas realizadas en hierro que se emplean para sostener el asador de asar carne con sus tres patas. La producción de estas curiosas piezas es muy popular también en la Garrotxa ampurdanesa, en el Alto Aragón occidental, en Aoiz (Navarra) y en el País Vasco, donde se les denomina burros o pies (R. Violant i Simorra, 1953: 78). Desde el siglo XII está documentada la producción de estos gallos en España, como describe L. Cortés Vázquez (1992: 201 y 208).

La importancia de estos objetos radica en el sentido artístico que el herrero logra impregnar en ellos a pesar de ser de una gran utilidad práctica en la cocina de la vivienda. Este afán decorativo oculta su carácter utilitario y es testimonio del quehacer habilidoso y de la búsqueda de la belleza en lo cotidiano por parte de sus artífices. Por humilde que fuese el objeto salido de sus manos, además de su forma, iba dotado de algún motivo decorativo grabado o forjado que logra impregnarles un sentido artístico profundamente arraigado en la cultura popular. Sin embargo, no por ello la pieza llega a desprenderse de cierto carácter de ligereza y transparencia que sorprende encontrar en un objeto en el que cabría esperar cierto recargamiento barroco. Así, no es difícil comprender por qué la figura del herrero ha estado rodeada de un aura mágica a lo largo de la historia de la forja tradicional (L. Cortés Vázquez, 1992: 185 y 194).

ABCR

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