Estampa, "Nuestra Señora de la Zarza"

Número de inventario: 65617. Madrid.

Papel. 29 x 20,8 cm.

Según las leyendas, son los pastores quienes al observar en sus animales comportamientos atípicos, ya sea mediante la emisión de bramidos extraños o porque éstos escarben incansablemente en el suelo (actitudes todas ellas que claramente buscan siempre llamar la atención de sus amos), buscarán el origen de estas extrañas señales. Será en ese momento cuando, cerca de una fuente, roca o árbol (como en este caso) descubran una imagen femenina identificada con la Virgen María; el pastor intentará entonces llevársela a la iglesia parroquial, pero ésta regresará sola al emplazamiento en el que apareció indicando de esta manera el lugar donde debe construirse una capilla en la que guardar su imagen.

Será a través de las apariciones, milagros o señales como los fieles acepten la capacidad de la Virgen de actuar como intercesora entre ellos y Dios, pero no a través de individuos aislados sino a través de toda la comunidad, convirtiéndose en este caso el pastor en el canal de comunicación entre María y la comunidad, identificándose plenamente esta última con la imagen de su advocación.

Ya en la Biblia tenemos abundantes ejemplos de la elección de los pastores por parte de la divinidad, por ejemplo en el Éxodo 3, 1-4, se presenta a Moisés como un simple pastor cuyo primer contacto con lo divino tiene lugar mientras cuida de su ganado, sirviéndole de guía un cordero al lugar de la aparición divina. También fueron los pastores los primeros en asistir a la Virgen en la Natividad de Jesús. Stephen Sharbrough ha escrito sobre las razones de estas leyendas de apariciones a los pastores, relacionándolo con la asociación de la Diosa Madre con los animales y como pastora simbólica de la humanidad (W. A. Christian, 1990: 258)

Todas estas supuestas apariciones serán el punto de partida de acontecimientos sociales e históricos, como la rebelión de Juana de Arco (pastora que junto a su ganado recibió la llamada divina a la guerra santa contra los ingleses) o la fundación de centros de peregrinaje como el del Fátima o Lourdes (J. M. Pedrosa, 2002: 111).

CNZ