Año de inscripción: 2000
La ciudad de Tarraco es el primer y más antiguo asentamiento romano en la Península Ibérica, capital de la provincia Hispania Citerior a partir de Augusto. La singular planificación romana, mediante un sistema de terrazas artificiales que siguen los desniveles naturales del terreno, junto a la densidad y calidad de los monumentos conservados, la convierten en una ciudad de gran importancia en el conjunto del Imperio Romano, sirviendo de modelo a otras capitales de provincia y al desarrollo de planes urbanísticos romanos.
La extensión que alcanzó la ciudad de Tarraco fue de 70 Ha, con un urbanismo regularizado que se adaptaba a los desniveles topográficos de la ladera de la colina, potenciando al mismo tiempo la red viaria de conexión entre el puerto, una de las principales infraestructuras sobre las que se cimentó la ciudad, y la parte alta, situada sobre una colina, de marcado carácter estratégico y organizada en tres terrazas: una dedicada al culto imperial, otra a las dependencias administrativas provinciales y la inferior a espacios lúdicos con un circo.
El conjunto arqueológico que ha llegado a nosotros es uno de los más extensos conservados de la Hispania Romana. Está formado por restos desde el 218 a. C., momento en el que los Escipiones fortifican la ciudad con una muralla, hasta el siglo IV, en el que se datan la necrópolis o la villa de Centcelles. La muralla es la edificación romana más antigua y mejor conservada. En los años 150-125 a.C. creció en extensión, altura y anchura y pasó a englobar en su interior el núcleo urbano, perdiendo parte de su carácter estrictamente defensivo. Construida con un zócalo de grandes piedras ciclópeas o megalíticas, la altura de la muralla aumentó hasta los 12 m. y su anchura pasó de 4,5 a 6 m. Hoy en día se conservan 1100 m. con 3 torres, una gran puerta adovelada, único acceso original conservado, y 5 portillos. El anfiteatro, fechado a fines del siglo I o primera mitad del II a. C., tiene unas medidas totales de 109 por 86 metros, pudiendo albergar hasta 14.000 espectadores. Estaba situado fuera del núcleo urbano, en una zona de pendiente que contribuía a la consistencia de la construcción y facilitaba la acústica. Conserva su planta elíptica y buena parte del graderío original.
El teatro romano fue construido a finales del siglo I a.C., en la zona portuaria aprovechando el desnivel natural existente. El edificio dejó de funcionar en los últimos años del siglo II. Conserva parcialmente los tres elementos estructurales esenciales que definen un teatro romano: cavea o graderío, orchestra y scaena. En la parte alta de la ciudad se construyó el circo, el edificio dedicado al espectáculo que adquirió mayor popularidad. Construido a finales del siglo I después de Cristo, podía albergar alrededor de 23.000 espectadores. Todavía se conservan la parte de las gradas que se encuentran en una de las curvas y las monumentales puertas de acceso. Todo esto, junto a otros elementos como el acueducto, la cantera del Mèdol, la villa dels Munts, la torre de los Escisiones, el arco de Bera y el faro de la Colonia, convierten al conjunto arqueológico de Tarraco en uno de los más importantes de la Hispania Romana.