El Palacio tiene su origen a mediados del siglo XVIII, siendo conocida como “La Casa del Nuncio”. A mediados del siglo XIX, perteneció a los Condes de Oñate, que la utilizaron como residencia en los desplazamientos que la Corte de la Reina Isabel lI realizaba al Real Sitio.
En 2002 se presentó la rehabilitación del edificio, y ahora proporciona alojamiento además de acoger congresos, seminarios y cursos, entre otras actividades.