Nunca lo ha tenido fácil la mujer, pero menos aún en tiempos de conflictos. Muchas etapas van asociadas a verdaderos cambios en la sociedad, a transformaciones completas del modo de vida e incluso del pensamiento. La memoria colectiva contemporánea ha asociado esos momentos de particular relevancia con el nombre de algún personaje femenino concreto como sucede con Isabel la Católica, María Antonieta, Agustina de Aragón, Isabel II, Trugernanner, la Marianne francesa, la Carmen de España y tantas otras. Unas existieron de verdad; otras pasaron de ser símbolos a verdaderas imágenes. Todas tuvieron que enfentarse a un mundo hecho y visto desde una óptica masculina, pesara a quien le pesara, y ocupando puestos de alta responsabilidad.
Sin embargo, la presencia de la mujer ha sido permanente y constante: silenciosa en ocasiones (porque le resultaba más cómodo o estaba forzada a ello) o encendida y con voz propia en otras (a través de escritos, manifestándose o ejerciendo un papel activo en el campo profesional); con alegría y con dolor; sola o en compañía; en el plano privado y en el plano público; víctimas o heroínas; con papel protagonista o anónimo; fruto de sus tiempos y de sus circunstancias.
En España, hasta 1931, la mujer no vio reconocido su papel activo en la política a través del derecho al sufragio, y desde ese momento, ya sí, universal. Muchas no llegaron a ocupar puestos de representación hasta la época de la transición española y en la actualidad, su presencia en las Cortes roza el 40% sin alcanzarlo en ninguna de las dos cámaras, por poner un ejemplo, sin olvidar que su presencia en órganos de decisión, consejos de empresas y rectorados universitarios aún es prácticamente puntual, porque ni la conciliación familiar ni la igualdad son una realidad todavía en muchos ámbitos, aunque cueste entenderlo. Las piezas elegidas son una muestra representativa de momentos de nuestra historia, de la Historia, en los que una mujer o varias, un nombre o todos, contribuyeron a dar un paso adelante, teniendo en cuenta que el pasado nos da las claves para vivir el presente y encarar el futuro.