La Capilla Sixtina del arte cuaternario alberga el techo decorado por el cual Altamira fue declarada Patrimonio Mundial. Actuando como un gran lienzo, su superficie reúne la expresión de los diferentes grupos que la habitaron desde el Auriñaciense hasta el Magdaleniense medio. Más de trescientas figuras entrelazadas, superpuestas a lo largo de 20.000 años. Grabadas, dibujadas o pintadas pero siempre concibiéndose la representación como un todo. Representaciones figurativas y abstractas, en rojo y negro, pero también en ese ocre dorado de la misma roca que hizo pensar en su policromía.