Queremos rendir homenaje en este mes de septiembre a Beatriz Galindo , conocida con el sobrenombre de “La Latina”. Aunque sus primeros años son bastante desconocidos, sí que se conocen algunos aspectos sobre su educación. Pensando en que en un futuro tomaría los hábitos, fue instruida de manera esmerada adquiriendo un buen conocimiento del latín. Sin embargo, su vida acabó yendo por otros derroteros. Se incorporó a la servidumbre palatina de la reina Isabel la Católica logrando gracias a sus cualidades, una cierta relevancia dentro de la Cámara y la merced de la soberana.
Si bien muchos autores la han identificado como preceptora de latín de la reina, lo cierto es que la documentación no respalda tal afirmación, si bien sí que nos permite entender su posición privilegiada entre las criadas de la reina. Al igual que a otras mujeres de su Casa, Isabel procuró para ella un buen matrimonio y el elegido fue Francisco Ramírez de Madrid , conocido como “El Artillero”, uno de los secretarios reales. La trayectoria de Francisco estuvo también marcada por el servicio real, siendo muy destacada su participación en la Guerra de Granada (1482-1492) . Como premio a sus servicios recibió, entre otras mercedes, el señorío de Bornos en el reino de Jaén y varias heredades en Granada.
El matrimonio formado por Beatriz y Francisco desplegó una intensa actividad fundacional que se concentró en la villa de Madrid. El testamento de Francisco Ramírez de Madrid dejó estipulada la fundación de un Hospital consagrado a la Concepción de Nuestra Señora y que acabó por conocerse como el Hospital de La Latina .
La fundación tenía como objetivo albergar a 12 enfermos a los que se atendería, proporcionándoles las medicinas y el sustento necesario para su recuperación. El Hospital debía de contar con un capellán que oficiara la misa diaria, un físico y cirujano, un boticario, un mayordomo que administrase las rentas y una mujer que se encargara de la limpieza. Para sufragar los gastos del Hospital y los salarios, Francisco Ramírez asignó a la institución rentas consistentes en 200 fanegas de pan, 10 arrobas de azúcar y 60000 maravedíes de juro de heredad. Asimismo, estableció que el Corregimiento de Madrid se convirtiese en patrono y visitador del Hospital.
Tras el fallecimiento de su marido, Beatriz Galindo no sólo se aseguró que la fundación llegase a buen puerto sino que erigió dos conventos. Aunque en un principio pensó en levantar un convento de religiosas jerónimas al lado del Hospital de La Latina, hubo de afrontar un largo pleito con la orden franciscana que lo reclamaba para sí. Finalmente optó por fundar el Convento de la Concepción Francisca al lado del Hospital, mientras que el Convento de la Concepción Jerónima fue levantado en otro emplazamiento y fue, finalmente, destinatario de los restos mortales de “La Latina”.
La acción fundadora de Beatriz Galindo no fue inusual entre las mujeres que rodearon a Isabel la Católica. En el caso del matrimonio formado por Beatriz de Bobadilla y Andrés Cabrera , marqueses de Moya, fueron varias las fundaciones religiosas promovidas como el Convento de la Santa Cruz de Carboneras de Guadazaón en Cuenca, o el Convento de Nuestra Señora del Paraíso en Chinchón.
Otro caso interesante es el de Teresa Enríquez , hija natural del Almirante de Castilla , y mujer de Gutierre de Cárdenas , más conocida como “La loca del Sacramento”, sobrenombre que le fue dado por el propio papa Julio II , por su gran devoción al Santísimo Sacramento. Seguidora de la santa Beatriz de Silva, fundadora de las concepcionistas , fueron varias las fundaciones que Teresa Enríquez llevó a cabo dedicadas a la nueva orden. En Almería, y junto a su marido Gutierre, fundó el Convento de las Puras . Una vez viuda, y en la villa toledana de Torrijos, Teresa abordó la fundación de dos instituciones: el Convento Santa María de Jesús y el Convento de la Concepción de Torrijos , dónde reposan sus restos mortales.