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La explotación de la nieve en la "Pequeña Edad del Hielo"

La Edad Moderna fue testigo de un cambio climático denominado “Pequeña Edad del Hielo”, siendo este término acuñado por primera vez en 1939 por el glaciólogo francés François Matthes. Este periodo se caracterizó por un incremento en la variabilidad y la irregularidad del clima, que se hizo más extremo, así como por un descenso significativo de las temperaturas y un sustancial aumento en las precipitaciones de rango extraordinario. En este contexto, se podría decir, en términos generales, que los inviernos fueron más fríos y secos, y los veranos tuvieron una duración más corta que los actuales. A su vez, hubo una mayor abundancia y frecuencia de las nevadas, incluso en cotas sorprendentemente bajas.

El conjunto de estos variados cambios tuvo grandes inconvenientes para la agricultura, pero también generó nuevas oportunidades mediante las cuales se podía sacar un mayor beneficio sobre el negocio de la nieve, tal y como viene siendo expuesto por la historiografía española desde los pioneros trabajos de Bartomeu Barceló y Horacio Capel.

Pozo de nieve de la sierra de Aitana (Alicante) Pulse para ampliar Pozo de nieve de la sierra de Aitana (Alicante)

Efectivamente, la nieve y el hielo eran productos muy apreciados desde antiguo, ya que permitían conservar los alimentos, enfriar bebidas y remediar dolencias y enfermedades, por lo que a nadie se le escapaba lo lucrativo que podía resultar su recogida, almacenamiento y comercialización. En este contexto, durante la Edad Moderna proliferaron todo tipo de infraestructuras en las montañas, tales como pozos, neveras, ventisqueros y casas de nieve, cada vez mejor conocidas y catalogadas gracias a numerosos inventarios patrimoniales realizados a lo largo de la geografía peninsular.

La nobleza no se quedó al margen de tales acontecimientos: como consumidores, la usaron en sus postres, helados o bebidas; como beneficiarios directos, explotaron la nieve caída en las montañas de su territorio jurisdiccional. El Archivo Histórico de la Nobleza puede dar buena cuenta de ello en varios de sus fondos.

Nevero de l´Alcúdia de Veo (Castellón). Pulse para ampliar Nevera de l´Alcúdia de Veo (Castellón).
Nevera de Castro en Alfondeguilla (Castellón) Pulse para ampliar Nevera de Castro en Alfondeguilla (Castellón)

Así pues, el documento OSUNA,C.3486,D.23, por ejemplo, nos muestra al duque de Béjar exponiendo al monarca la visión que tenía de la explotación de sus montañas, al calificarlas como un “sitio inculto, que por su aspereza, negándose a todo cultivo, no produce fruto alguno”, pero al que “se lo compensó al autor de la naturaleza con unos ventisqueros, donde, sin artificio alguno, se recoge en invierno la nieve, los mismos peñascos la defienden, y conservan todo el año, contra los excesivos calores del estío, en beneficio de aquella provincia”, puesto que “suelen portearla por su justo precio muchos pobres, que viven de transportar este, y otro géneros”.

El duque trataba en realidad de poner freno al “uso libre” de la nieve por parte de sus vasallos, por lo que suplicó al monarca que le concediera una Real Cédula para que “nadie, sin licencia de duque, saque nieve de dichos ventisqueros”, aspirando así a monopolizar su gestión e incrementar sus rentas, puesto que con ella se podía abastecer de nieve a un amplio abanico de potenciales clientes, siendo algunos ejemplos “las plazas de armas de Vuestra Magestad, en la Extremadura, y Castilla, sus reales Hospitales, y las demás comunidades seculares y religiosas”.

Osuna,c.3486,d.23r Pulse para ampliar
osuna,c.3486,d.23v Pulse para ampliar

Los señores, en realidad, estaban muy interesados en las rentas que podían conseguir gracias a esta explotación, aunque tal y como se muestra en el documento OSUNA,C.3517,D.169, dichas pretensiones pudieran llegar a verse contrapuestas con los intereses de los monarcas, que mediante regalías y otros tributos, también podían verse beneficiados de aquella industria.

La gestión señorial de la nieve necesitaba, obviamente, administradores asalariados por parte del señor. Un buen ejemplo de ello se encuentra en el documento OSUNA,C.260,D.24, en el que el duque de Béjar nombró en 1733 a Diego Rodríguez de Araujo, quién ya era contador de sus estados, cómo “juez director privativo”, con el objetivo de “que entieda en la exacción y cobranza de el derecho que se impone para la lizenzia que me pertenece de la nieve que se saquen de mis sierras de Béjar”.

Tal y como puede deducirse de la misma fuente, se prohibió “a todo género de persona, así de el ducado de Béjar como extraños, la casa de la nieva della, sin lizenzia expressa del referido juez director” durante un periodo comprendido entre abril y octubre de cada año. Dicho juez, que residía en la capital del ducado, tenía a su vez la potestad de nombrar subalternos delegados, llamados “fieles”, quienes residirían en los distintos pueblos del ducado con la finalidad de agilizar la tramitación de licencias y evitar los fraudes con mayor eficacia.

Por lo que se refiere a la “arquitectura de la nieve”, hay que destacar que PARES 2.0 cuenta con un registro de autoridad específico denominado “neveros”, donde se agrupa una destacada cantidad de documentos custodiados en los Archivos Estatales sobre dicho asunto. En el Archivo Histórico de la Nobleza, por su parte, no faltan ejemplos sobre infraestructuras relacionados con la gestión de la nieve situadas en tierras de señorío, o cuya explotación era arrendada por un señor laico.

Los ejemplos cuantitativamente más destacados son los relacionados con la sierra malagueña, y en concreto con la villa de Tolox (FRIAS,C.718,D.12, FRIAS,C.718,D.14, FRIAS,C.718,D.40-41 y FRIAS,C.718,D.48), donde se ha conservado documentación de los marqueses de Villena sobre la formación y arrendamiento de ventisqueros y pozos de nieve; seguido por las sierras gaditanas cercanas a Ubrique (OSUNA,C.162,D.68-69) y a Villanueva del Rosario (OSUNA,C.162,D.74-78 y OSUNA,C.158,D.149-174), donde dichos pozos estaban bajo la jurisdicción de los duques de Arcos. Finalmente, también pueden destacarse las referencias encontradas sobre las sierras alicantinas, y más concretamente en el término municipal de Alcoleja (OSUNA,C.578,D.7 y OSUNA,C.578,D.8-9) cuya nevera estaba bajo la influencia de los duques de Gandia a finales del siglo XVI.

Bibliografía:

Alberola Romá, Armando (2014): Los cambios climáticos: la Pequeña Edad del Hielo en España, Madrid: Cátedra.

Barceló Pons, Bartomeu (1959): “El comercio de la nieve en Mallorca” en Boletín de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Palma de Mallorca, LIX, Núm. 623, pp. 46-52.

Boira Muñoz, Pasqual (2012): Les neveres de la provincia de Castelló. L’ús i el comerç de la neu a les comarques castellonenques. Ares del Maestrat: Ajuntament d’Ares del Maestrat.

Capel Sáez, Horacio (1970): “Una actividad desaparecida de las montañas mediterráneas: el comercio de la nieve” en Revista de Geografía, IV, Núm. 1, pp. 5-42.

Le Roy, Enmanuel (1983): Historie du climat depuis l’an mil, París : Flammarion.

Lorenzo, Rosa Maria (2006): “La cultura de la nieve en Salamanca: arquitectura, conservación, abastecimiento y consumo” en Salamanca: revista de estudios, 53, pp. 265-282.

Matthes, François (1939): “Report of the Committee on Glaciers”, en Transactions of the American Geophycal Union, vol. 20, pp. 518-523.

VV.AA. (2001): Las neveras y la artesanía del hielo: la protección de un patrimonio etnográfico en Europa, Zaragoza: Institución Fernando el Católico.

Texto: Cristian Pardo Nácher (Técnico de Archivos. Archivo Histórico de la Nobleza)

Fotografías de Javier Saura y Joan Cano.

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