El tráfico mercantil y los circuitos comerciales tuvieron que ser marítimos y ampliarse desde mediados del siglo XIII más allá de las fronteras terrestres. Y lo hicieron por el Mediterráneo, el Atlántico y el Báltico para que las mercancías pudieran redistribuirse por todas las partes del mundo universo conocido. Y ese comercio marítimo precisó, además de los conocidos, otros documentos que lo hicieran posible, lo favorecieran y lo protegieran en un medio, el mar, por muy diversas causas desamparado.
El transporte por mar tuvo en la carta de fletamento el compromiso tan necesario de los armadores, que, a cambio de un dinero, ponían sus navíos a disposición de los cargadores o propietarios de las mercancías para que las portearan. Comercio marítimo que, en muchos casos, buscó aminorar riesgos, entre ellos los causados por enemigos en tiempo de guerra, con los permisos de tránsito o salvoconductos otorgados por reyes y señores para que los destinatarios de los mismos pudieran surcar aquellos mares sobre los que los soberanos tenían autoridad.
Los mercaderes buscaron siempre preservar la actividad mercantil. Y en el caso del comercio por mar aseguraron con las cartas de seguro marítimo el propio transporte, pero también las mercancías, los barcos e incluso los intereses obtenidos en la operación.
Carta de flete por la que André Morisson, mercader de La Rochelle, contrata el navío Marie de Premarc, para transportar desde La Rochelle a Arnemuiden 43 toneles de vino.
Carta de flete por la que George Reed, maestre de la nave Gabriel, y Thomas Hibbs, su dueño, se comprometen con varios mercaderes de Bristol a comerciar con vino, hierro y pastel en el puerto del Pasaje.
Traslado de una carta de flete por la que Thomas Dale, Henry Worland y John Piers contratan la nave María Catalina para que William Gilbert traiga vino o pastel de Burdeos.
Real ejecutoria del pleito entre George Menns, inglés, y Sabaot de Ibargüen, vecino de Fuenterrabía, maestre dela nao Ihesus, por las cuentas del contrato de flete que hicieron para vender pescado de Irlanda en Roma.
Traducción del traslado del salvoconducto dado por Francisco I, rey de Francia, a la compañía de Juan Bautista y Lorenzo Guicciardini, mercaderes florentinos, residentes en Amberes, para comerciar entre Francia y Flandes.
Vídimus del salvoconducto dado por el emperador Carlos V a la compañía de Juan Bautista y Lorenzo Guicciardini, mercaderes florentinos, residentes en Amberes, para traer de Francia pastel y vino.