Pedro Alcántara Basanta es testigo de una de las épocas más caóticas de la ciudad, todo ello se recoge en su diario: la carestía, la guerra, el enfrentamiento político y, el intento de la ciudadanía de aparentar normalidad. A pesar de lo que se está viviendo el diario mantiene un tono informativo sin dar cabida a ningún sentimiento por parte del autor. Sentimiento que sí se refleja en esa necesidad de expresar y contar todo lo acontecido durante esos años en su ciudad. En la forma de contarlo y en lo que para él precisa más detalles, incluso, en los acontecimientos que pasa por alto se puede vislumbrar su forma de pensar. Salto de línea Valladolid, como señala el profesor Celso Almuiña, por su posición geográfica como centro de comunicaciones, tuvo durante la Guerra de la Independencia un especial protagonismo . Este protagonismo se dejó sentir desde el principio, Napoleón había firmado una alianza con España para repartirse Portugal, en este contexto el ejército francés pasó por Valladolid en dos ocasiones, la primera vez parece que fue el 4 de noviembre de 1807, aunque Pedro Alcántara Basanta señala que fue el día 6, sólo como tropas en tránsito, con el general Junot. Después ocurrirá lo mismo con el general Dupont, con una estancia más larga . Salto de línea Lo que era una alianza entre Francia y España pronto se convirtió en guerra. La ciudad protagonizó su propio 2 de mayo contado por Pedro Alcántara Basanta en lo que llama “alboroto de Valladolid”, aquí relata que los vallisoletanos salieron a defender la ciudad y se creó la Junta de Armamento para reunir armas y personas dispuestas a luchar contra los francesesSalto de línea
Tras la batalla de Cabezón, en la que salió derrotado el ejército español, los franceses hicieron efectiva la ocupación de la ciudad en junio de 1808. A partir de ese momento la entrada y salida de ejércitos de Valladolid va a ser constante, en búsqueda del control de este importante nudo de comunicación tanto Norte-Sur, como hacia Francia, vía Burgos. Salto de línea La lectura del diario hace entender lo que significaron para la ciudad aquellos acontecimientos. Pedro Alcántara Basanta, junto con otros testigos directos, dan voz a las calles, edificios o puentes, que vivieron todo aquello como testigos mudos y que en la actualidad deben su fisionomía a esos momentos históricos. Un símbolo de ello, por su papel en ese nudo de comunicaciones, las vicisitudes por las que pasó y las veces en que es nombrado por este testigo directo es el Puente Mayor de Valladolid.