Es un fondo documental compuesto por una colección de carácter único formada por manuscritos científicos, preparaciones histológicas, dibujos científicos, pinturas anatómicas, fotografías y microfotografías realizadas por el científico aragonés a lo largo de su carrera profesional.
A parte del conjunto puramente científico se conservan retratos y fotografías de la vida cotidiana de Santiago Ramón y Cajal, tanto en blanco y negro como en color, pinturas y dibujos artísticos junto con objetos personales y aparatología de laboratorio. También se incluye su correspondencia, tanto con miembros de la comunidad científica como con políticos, artistas y escritores del momento que lo consagran como uno de los intelectuales más importantes de su época.
Este fondo se completa con la correspondencia establecida entre los miembros de la Escuela Española de Neurohistología, con científicos nacionales e internacionales, así como una gran colección bibliográfica entre la que se encuentran sus publicaciones junto con otros libros con anotaciones del científico aragonés.
Es preciso hacer mención en este fondo documental a los galardones que recibió a lo largo de su vida entre los que se encuentra el Premio Nobel concedido en 1906 y compartido con Camilo Golgi.
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) fue un médico y científico español especializado en histología y anatomía patológica. Hijo de médico cirujano, desde bien pequeño desarrolló su gusto por las artes plásticas y por la naturaleza, afición que luego reforzaría por sus relaciones con los miembros de la Institución Libre de Enseñanza.
Estudió Medicina en la Universidad de Zaragoza finalizando en 1873 con 21 años momento en el cual sería llamado a filas en la Quinta de Castelar. Regresó en 1875 e invitió el dinero de sus pagas en un microscopio y los útiles necesarios para establecer un pequeño laboratorio y comenzar su doctorado que finalizó en 1877 con una tesis titulada “Patogenia de la inflamación”. En los años siguientes trabajó como médico al mismo tiempo que ocupó cátedras en las universidades de Valencia y Barcelona.
El año 1888 fue de especial importancia en su vida, pues fue cuando realizó las investigaciones sobre el Sistema Nervioso en las que descubrió que el tejido cerebral estaba compuesto por células nerviosas individuales y las relaciones entre ellas que daban lugar a la propagación de los impulsos nerviosos. Esta teoría recibió el nombre de “Doctrina de la Neurona”. Fue aceptada por el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana celebrada en Berlín en 1889.
En 1892 se trasladó a Madrid para ocupar la cátedra de Histología e Histoquímica Normal y Anatomía Patológica de la Universidad Central de Madrid. En 1901, el gobierno creó un moderno Laboratorio de Investigaciones Biológicas donde trabajaría hasta 1922 cuando se jubiló. Después trabajaría en el Instituto Ramón y Cajal hasta su muerte.
El reconocimiento que obtuvo en Berlín por la Sociedad Anatómica Alemana fue el catalizador de una serie de reconocimientos entre los que destaca el Premio Nobel en Fisiología y Medicina que le fue concedido junto con Camilo Golgi en 1906.
Santiago Ramón y Cajal dejó escrito en su testamento su deseo de que el conjunto documental fuera preservado en el Instituto Cajal. Tras su muerte, en 1934, el archivo junto con equipamiento y muebles de laboratorio fueron trasladados a la institución.
Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el Instituto fue bombardeado y una parte del mismo quedó destruida. Francisco Tello y Fernando de Castro procuraron que el Instituto no fuera saqueado durante los disturbios del conflicto.
En 1945 el Instituto fue reinaugurado tras la reconstrucción de las zonas dañadas y la creación de nuevas departamentos científicos. Además, se creó un museo para custodiar y exhibir el legado del científico aragonés. La gestión del museo fue llevada a cabo por los miembros del Instituto, sin recibir en ningún momento financiación por parte del Estado Español.
Las ampliaciones de los laboratorios realizadas en 1989 ocasionaron que la colección del museo quedara relegada a una pequeña habitación donde permanece a día de hoy.
El Legado original de Ramón y Cajal se ha visto completado y ampliado por los materiales producidos por sus discípulos y otros científicos del Instituto Cajal. Entre sus discípulos más aventajados se encuentran:
Más allá de su actividad científica, cultivó otras pasiones como la pintura. Desde niño demostró su habilidad para el dibujo que, posteriomente, se verá reflejada en sus dibujos científicos y en pinturas tanto anatómicas como artísticas.
Esta faceta humanística fue tomada por Pedro Laín Entralgo quien lo consideró el líder de la llamada “Generación de Sabios” que engloba a la generación científica española de 1880. Este grupo de científicos viene impulsado por el desarrollo de la ciencia española con un carácter propio y con una proyección internacional.
La relevancia de las investigaciones de Cajal contribuyó a la señalización de España como lugar de referencia en el mundo científico en la última década del siglo XIX. La ciudad de Madrid y, en especial el Instituto Cajal se convirtieron en lugar de peregrinación de científicos de todo el mundo relacionados con investigaciones sobre el Sistema Nervioso.
La calidad de su legado parte de su condición como punto de partida en la historia moderna de la Neurociencia siendo fuente originaria de conceptos científicos que siguen en vigor en la actualidad. De tal modo que Cajal es considerado el padre de la Neurociencia moderna.
Las capacidades artísticas de Cajal se ven reflejadas en su producción científica. Tenía una habilidad magistral para plasmar en papel lo que veía a través del microscopio. Los dibujos histológicos están realizados en papel de baja calidad. A pesar de ello son verdaderas obras de arte de pequeño formato por la fidelidad con la que muestran los tejidos que representan. Dibujadas con lápiz de grafito y pintadas posteriormente con tinta india representan estructuras tridimensionales que nos ayudan a comprender la complejidad de las estructuras cerebrales. Solo unas pocas están coloreadas. Estas piezas constituyen verdaderas joyas tanto para la comunidad científica como para la artística por la belleza de las composiciones y sus similitudes con la naturaleza.
Fondo | Publicaciones científicas | Cartas, documentos y manuscritos | Dibujos | Preparaciones Histológicas | Fotografías y microfotografías |
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Legado Cajal |
Santiago RC: 405 publicaciones científicas 83 comunicaciones en congresos, libros y monografías 18 prólogos en libros |
Santiago RC: 4186 Documentos y manuscritos |
Santiago RC: 1756 dibujos 4 pinturas al óleo Escuela: 889 dibujos |
Santiago RC: 3000 Escuela: 14.150 |
2773 |
Archivo del Río-Hortega |
35 publicaciones científicas 1 libro manuscrito 4 comunicaciones manuscritas |
Correspondencia con científicos (1910-1945): 500 Correspondencia con artistas y políticos: 250 Documentación académica y diplomas: 50 Tarjetas de visita con textos de artistas, científicos y políticos: 200 |
11 dibujos |
60 |
30 placas estereoscópicas 150 fotografías de Pío del Río-Hortega en diferentes etapas de su vida |
Archivo Fernando de Castro |
3 libros 2 cuadernos de ejercicios para clases prácticas 65 publicaciones científicas |
Manuscrito de Cajal y Castro (1933) 11 documentos y manuscritos no publicados 200 cartas 1 cuaderno |
FdC: 531 SRC: 68 NA: 7 PdR-H:2 L. Simarro: 1 |
4129 |
555 placas estereoscópicas 11 fotografías de SRC 48 fotografías de FdC 2500 microfotografías de la Escuela |
Archivo Pedro Ramón y Cajal |
Pedro RC 20 publicaciones cinetíficas |
4 Cartas y manuscritos de SRC 8 Cartas y manuscritos de PRC |
Pedro RC 50 Dibujos |
Pedro RC 125 |
Santiago RC: 350 Placas estereoscópicas |
Archivo Lorente de Nó |
65 dibujos |
100 |
Cajal era un amante de la fotografía. Su primer contacto con la fotografía lo tuvo a los dieciocho años en Huesca cuando vio a unos fotógrafos ambulantes haciendo fotografías a las bóvedas de la iglesia de Santa Teresa. En 1878 fabricó unas placas que solo necesitaban 3 segundos y mejoraban la sensibilidad de la imagen. Realizó un reportaje de ensayo en una corrida de toros de Zaragoza pero no le valió para conseguir el patrocinio para desarrollar su idea. Años más tarde, cuando dispuso de los medios para hacerlo por su cuenta descubrió que Edison ya había patentado un aparato basado en el mismo procedimiento.
Desarrolló sus propias soluciones de revelado y fue pionero en las técnicas de coloreado fotográfico en España. Investigó sobre las técnicas de emulsión fotográfica que aplicó a la mejora del gramófono de Edison en las que no pudo profundizar por falta de medios y personal técnico.
En 1890 fue nombrado presidente de honor de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid. Realizaría fotografías de familia, de sus viajes y de la vida cotidiana. Su pasión por esta disciplina le llevó a publicar en 1912 un tratado de fotografía titulado "La fotografía de los colores. Bases científicas y reglas prácticas" donde teorizaba sobre sus investigaciones en el tratamiento de fotografías para añadirles la coloración.También fue pionero en la utilización de la fotomicrografía, realización de fotografías con el uso de un microscopio.
La colección de fotografías estereoscópicas impresionadas en placas de cristal es ingente y con un valor muy importante tanto a nivel científico como artístico y sus contribuciones a este campo son claves para los estudios técnicos de fotografía.
Las preparaciones histológicas son otra de las maravillas de este legado, las cuales pueden seguir utilizándose en la actualidad gracias a su óptimo estado de conservación convirtiéndose en ventanas al mundo microscópico del tejido nervioso y que sirvieron para crear el Doctrina de la Neurona.
La importancia de este legado radica en su condición de piedra angular de descubrimientos y teorías que han contribuido al desarrollo del conocimiento sobre el cerebro humano. Sus descubrimientos siguen teniendo repercusión e influencia en el mundo científico actual.