Archivo de la Corona de Aragón

El Archivo de la Corona de Aragón se fundó en 1318, en tiempos de Jaime II, para custodiar las escrituras referentes al Patrimonio Real, así como documentación de gobierno y justicia. En 1346 se nombró al primer archivero. Los armarios destinados a guardar esta documentación se instalaron en el Palacio Real de Barcelona, en pleno barrio gótico de la ciudad. En 1546, tras las Cortes de Monzón, se construyó allí un palacio destinado a albergar al virrey, aunque, finalmente, no tuvo ese uso ya que los lugartenientes del monarca optaron por otro alojamiento. En el siglo XVIII albergó a las monjas clarisas del convento del Barrio de la Ribera. Tras la desamortización eclesiásticas el edificio sufrió transformaciones y en 1853 se convirtió en la sede del Archivo de la Corona de Argón, una función que sigue cumpliendo a día de hoy junto con la más moderna sede de la calle Almogavers.

En la década de 1960 se llevaron a cabo diversas reformas que trataban de mejorar los depósitos documentales y facilitar la consulta a los investigadores.

Investigadores en el Palacio de los Virreyes. 1904 Investigadores en 1904 Pulse para ampliar Archivo de la Corona de Aragón
Investigadores en el Palacio de los Virreyes. 1904 Investigadores en el Archivo de la Corona de Aragón Pulse para ampliar Archivo de la Corona de Aragón
Sala de Lectura del ACA Sala Lectura ACA 1929-1950 Pulse para ampliar Sala de Lectura en el Palacio de los Virreyes (1929-1950)
Sala de Lectura del ACA Sala Lectura ACA 1979 Pulse para ampliar Sala de Lectura en el Palacio de los Virreyes (1979)
Sala de Lectura del ACA Sala Lectura ACA 1950 Pulse para ampliar Sala de Lectura del Palacio de los Virreyes en 1950
Investigadores en la Sala de Lectura Investigadores Sala Lectura ACA Pulse para ampliar Investigadores en la Sala de Lectura (Palacio de los Virreyes, 1979)

El Archivo de la Corona de Aragón como Centro de Investigación. Evolución.

Uno de los periodos más importantes de esta institución como archivo y centro de conservación, custodia y servicio del patrimonio documental está vinculado a la persona de Próspero de Bofarull (1777-1859).

Archivero y director del Archivo de la Corona de Aragón entre 1814 y 1849, Próspero de Bofarull representó un punto de inflexión en devenir y evolución del archivo. En concreto, se le debe la culminación en el proceso que llevó a la institución a convertirse de órgano administrativo a centro científico y cultural al servicio de la historia.

Para conocer más acerca de esta figura tan importante para la archivística española, recomendamos acceder al siguiente al apartado de la página web del propio Archivo de la Corona de Aragón "Documentos para la historia de Europa". En la publicación que se ha hecho acerca de la Carta de Merimée (1846), se puede conocer un poco más al propio Bofarull.

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