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Abril 2020: ‘Flora o la educación de una niña’. (1881)

Detalle del libro: ‘Flora o la educación de una niña’. (1881)

En este mes de abril en el que se celebra el 'Día del Libro' hemos elegido como publicación del mes una obra que fue clave en la formación de las niñas españolas de finales del siglo XIX. Flora o la educación de una niña, escrito por la maestra Pilar Pascual de Sanjuán, es un libro publicado en 1881, en Barcelona, por la imprenta y litografía de Faustino Paluzie. Su influencia en la sociedad de la época fue tal que siguió reeditándose hasta mediados del siglo XX.

La formación de las niñas en el siglo XIX

“En España, a lo largo del siglo XIX, al tiempo que se sentaban las bases del sistema nacional de educación se definía el nuevo orden social de esferas separadas entre hombres y mujeres que caracterizará al patriarcado contemporáneo, cuestiones ambas imprescindibles para la realización del proyecto político liberal burgués. La escuela de niñas fue la encargada de promover y legitimar el modelo de mujer útil al nuevo Estado y al desarrollo económico desde el gobierno del hogar”. Estas palabras de la profesora de la Universidad de Granada, Pilar Ballarín, nos ayudan a entender en qué contexto aparece Flora o la educación de una niña y a apreciar cuál fue su importancia.

‘Flora o la educación de una niña’

Como explica Faustino Paluzie, en el prólogo, este libro es un encargo que él le hace a Pilar Pascual de Sanjuán con el objetivo de que escriba un manual de apoyo a la buena educación y enseñanza de las niñas. A semejanza del Juanito, de Parravicini, que había tenido gran éxito entre los niños desde que se publicara en 1836.

Bajo esa premisa, “Pilar Pascual de Sanjuán se ubica como narradora en primera persona desde sus ideas morales y concepción católica para desarrollar el relato. Incluso se dirige a las lectoras con expresiones: "como habrán visto mis jóvenes lectores" o "nuestra joven amiga" como una oportuna manera de que quienes leían se identificaran más con el texto, además de contener ilustraciones que representaban las escenas descritas en la narración o acerca de las lecciones de Historia de España o Natural que mostraban lo que se estaba explicando”, apunta la investigadora Eugenia Ciruela.

Flora, el modelo a imitar para todas las niñas

De la mano de la autora, recorremos la vida de Flora, desde su más tierna infancia hasta el momento de su boda: “en perfecta disposición de ser tan buena esposa y madre como ha sido excelente hija”, afirma Paluzie en el prólogo.

La historia gira por tanto en torno a las vivencias de Flora, el prototipo de niña al que todas las demás debían aspirar, y por lo tanto imitar, dotada de gran belleza, bondad, obediencia, inocencia, prudencia y humildad. Esta imagen idealizada se va construyendo a lo largo del libro, apoyándose en las enseñanzas de vida que recibe de su madre y de su abuela, que velan para que Flora vaya adquiriendo las conductas y virtudes propias de una niña de la época.

Es su padre, sin embargo, el encargado de instruirla en aquellas cuestiones intelectuales consideradas imprescindibles para su formación. Como apunta Eugenia Ciruela: “Los temas de instrucción que señala la autora en diferentes apartados ayudan a explicar los contenidos de enseñanza que deben fomentarse en las niñas: conocimientos sobre la religión (pecados, misa, el culto piadoso, la primera Comunión), conocimientos sobre Gramática, Aritmética, Historia de España, Historia Natural, Literatura, Higiene Doméstica) y lecciones sobre vida social (amigas, crianza, descripción de paseos familiares, respeto a la propiedad y deberes de la familia, labores de mano)”.

Pilar Pascual de Sanjuán

Nacida en Cartagena, Murcia, en 1827, Pilar Pascual dedicó su vida a la enseñanza y a la escritura. “Fue la maestra más reconocida de su época, por ser la más importante autora de obras dirigidas a la educación de las niñas en el último tercio del siglo XIX y principios del XX”, refiere el Diccionario Biográfico electrónico de la Real Academia de la Historia. Mujer religiosa y alineada con las corrientes pedagógicas más conservadoras, fue una gran defensora de la educación de las mujeres y de la importante labor que desempeñaban las maestras.

Instalada en Cataluña desde su primer matrimonio, dio clases en diferentes centros. Relevante es su labor como regente de la Escuela Práctica Agregada a la Normal de Maestras de Barcelona, durante cuarenta años, hasta su fallecimiento en 1899. Fue en esta ciudad donde comenzó a desarrollar su faceta de escritora, publicando sobe todo manuales escolares para niñas y libros de pedagogía, pero también algo de poesía y diversos artículos de opinión.

Nombrada socia honoraria de la Sociedad Barcelonesa de Amigos de la Instrucción, fue esta institución la primera en premiar sus obras infantiles. Consiguió la Medalla de Oro en la Exposición Universal de Barcelona, en 1888, con su obra El nuevo Fleurí.

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Bibliografía:

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