El cuestionario denominado “Información”, promovido por la Sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid, más conocido como “Encuesta del Ateneo”, fue un estudio que se llevó a cabo entre 1901 y 1902 sobre las costumbres populares en España. Centrado en conocer aspectos relacionados con los tres hechos más característicos de la vida (el nacimiento, el matrimonio y la muerte), desplegó una gran cantidad de informantes que enviaron 289 contestaciones desde todo el país, cada una de ellas con numerosas “papeletas” en las que se reflejaban las respuestas de los ciudadanos.
A pesar de que en 1900 se había declarado a través de una Real Orden la prohibición de las corridas de toros, en la Encuesta del Ateneo siguen presentes tanto dichas festividades taurinas como sus protagonistas. Así se aprecia en esta ficha procedente de Córdoba y que corresponde a la parte del cuestionario que trata del nacimiento, y dentro de él, al bautizo (incluyendo tanto el padrinazgo como la elección de nombre). La ficha explica el motivo de que tantos niños cordobeses recibieran el nombre de Rafael en aquellos tiempos (y también después, ya por tradición):
Es creencia generalizada que todo cordobés se llama Rafael, y es cierto que somos muchos, pero no se crea que este nombre es muy antiguo aquí […] Hasta fines del siglo XVI, ni en padrones ni en escrituras, hemos encontrado ningún Rafael. […] Ni en el siglo XVII, ni en la primera mitad del XVIII, se encuentra aplicado este nombre, hasta el extremo de que en los padrones municipales de 1717 solo hemos visto un vecino que lo llevara. La devoción a S. Rafael se generalizó con el terremoto de 1755 y desde entonces data el aumento de Rafaeles aquí. En el último tercio del siglo XIX, se multiplicaron por el entusiasmo de la gente popular por Lagartijo y porque este sacó de pila medio barrio del Matadero.
El “Lagartijo” al que alude el texto, que provocó el aumento exponencial del uso del nombre de Rafael antes de 1900 en Córdoba , tanto por la devoción sentida por él como por ser el padrino de múltiples bautizos, es el torero Rafael Molina Sánchez (1841–1900). Conocido como El Gran Califa, está considerado fundamental para comprender el cambio en la tauromaquia que tuvo lugar a caballo de los dos siglos en España.
Las respuestas a la Encuesta del Ateneo llegaron probablemente en cuadernillos y, posteriormente, se pasaron a papeletas siguiendo su estructura y en un orden geográfico. Actualmente se conservan poco menos de 17900 que se incorporaron en 1922 a los fondos del Museo Nacional de Antropología gracias a la gestión de Manuel Antón y Ferrándiz a través de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria. El ejemplar de la fotografía corresponde a una de esas transcripciones, partiendo de la información proporcionada por Rafael Ramírez de Arellano y Díaz de Morales (Córdoba, 1854-1922), secretario de los gobiernos civiles de Ciudad Real y Toledo y miembro de varias academias como la de Ciencias, Bellas Artes y Nobles Letras de Córdoba o la de San Fernando o la de Historia de Madrid.
Museo Nacional de Antropología