Número de inventario: 14451. Cuenca.
Arcilla. 25 x 26,2 x 12 cm.
La importancia del toro en el ámbito de la Península Ibérica se encuentra ampliamente evidenciada en el protagonismo que tiene en manifestaciones plásticas y literarias. En este sentido, el botijo conquense que nos ocupa, réplica del que se encuentra en el museo provincial de arqueología y que data del siglo VII a. C., constituye un claro ejemplo de lo anterior. Esta forma cerámica, cuyo autor original fue el ceramista Pedro Mercedes, ha sido conocida y reproducida por artesanos en todo el país. Según N. Seseña (1997: 264), la producción cerámica de este artista, fue acogida por un público urbano que apreciaba para decorar sus casas, estas manifestaciones plásticas, más artísticas que populares. Así, el famoso “torico”, que a menudo lleva decoración floral y la inscripción de “recuerdo de Cuenca”, habría sido seleccionado por su fuerte carácter emblemático, como forma cerámica apta para ser producida de cara al turismo, como se aprecia en múltiples carteles de fiestas.
Finalmente, es relevante agregar que, para algunos autores, la importancia mítica del toro (que excede a la provincia de Cuenca, evidentemente) reside en el hecho de constituir el centro de un auténtico rito iniciático que aún pervive, y se expresa a través de las fiestas populares que se celebran a lo largo y ancho de todo el país como los toros de fuego, los toros ensogados, los encierros, las capeas y las corridas (E. Martín Sánchez, 2002). Todos estos elementos, seguramente han influido en la gran popularidad alcanzada por este botijo que, lejos de servir a su función original fue configurada como una pieza de carácter esencialmente representativo.
Pieza donada por el Comité de la Exposición de Bruselas.
LMM