Número de inventario: 14047. Guijuelo (Salamanca).
Madera. 93 x 72 x 31,5 cm.
Una vez que se ha matado al cerdo, se le ha descuartizado y se han limpiado y arreglado las tripas, se pasa a la preparación de la carne para la elaboración de embutidos.
En este trabajo el papel de la mujer es relevante. Mientras los hombres se encargan de degollar al animal, de abrirlo en canal y separar las distintas partes, las mujeres se encargan de mezclar la carne con distintos condimentos, como sal, pimienta (negra y blanca), clavo, cardamomo, nuez moscada, canela, comino, anís, pimentón... Sin dejar de remover la carne, se van añadiendo poco a poco las especias. Al ser un trabajo manual se crea un ambiente propicio para que se entablen entretenidas conversaciones entre ellas.
En algunas artesas o gamellas –el recipiente donde se hace la mezcla– las esquinas son curvas y/o las paredes ligeramente inclinadas para poder rebañarlo bien, y que no queden restos de carne en las juntas de las mismas. La limpieza interior tiene que ser fácil para lo que se puede recurrir a raederas y algunos como el caso que nos ocupa, incluyen mangos para moverlos con facilidad.
En ámbitos rurales han sido fabricadas en madera, aunque recientemente se empezaron a hacer de hierro esmaltado y sin esmaltar, siendo mejores las segundas ya que en algunos casos el esmalte se desprende y se mezcla con la masa. También se construyen de palastro o cinc (C. Sanz Egaña, 1928: 23).
Este tipo de recipientes también se utiliza para recoger la sangre y menudos de la matanza.
VSC